En los últimos días se dio a conocer el resultado de una pericia que cambió el rumbo de la investigación del brutal crimen de Beatriz Irma Zaramatti (78), la madre del concejal del PRO del Partido de La Costa Sergio Santana, que fue asesinada a golpes en su casa de la localidad bonaerense de Mar de Ajó en marzo pasado. Se trata del análisis al arma homicida, una plancha de hierro para hacer bifes: los investigadores descubrieron que allí se halló el ADN de una de las personas que alquilaban uno de los departamentos de la víctima, un hombre de 62 años y nacionalidad uruguaya llamado Jorge Walter Lasso Cicione, quien hasta entonces no figuraba como sospechoso.
Como consecuencia, Lasso Cicione fue detenido. A su vez, el otro inquilino que había sido acusado inicialmente en el expediente y que estuvo casi ocho meses bajo arresto de manera preventiva, el albañil Luis Alberto Almeida (39), fue liberado por falta de mérito.
Según adelantó la agencia Télam y confirmaron fuentes judiciales a Infobae, a Lasso lo detuvieron efectivos de la DDI de Dolores el fin de semana último, una vez que el fiscal del caso, Martín Prieto, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) N°2 de La Costa, recibiera el informe de la pericia genética, que fue llevada a cabo en el Instituto de Investigación Criminal y Ciencias Forenses de Junín. En el allanamiento donde se concretó el arresto, los policías también secuestraron un teléfono celular
El sospechoso está acusado de los delitos de homicidio agravado criminis causa (matar para ocultar otro delito y lograr la impunidad) y robo agravado por el uso de arma impropia. Se cree que es el autor del golpe en el parietal derecho que acabó con la vida de Zaramatti, en el marco de un asalto. Al ser indagado por el fiscal Prieto, Lasso se negó a declarar.
La víctima era profesora de educación física jubilada. Su cuerpo fue encontrado la tarde del 27 de marzo. Estaba tendido en el suelo de la cocina. Fue su propio hijo quien, preocupado porque su madre no le respondía los mensajes, decidió ir hasta su casa y se topó con la escena dantesca.
Para los investigadores, la mujer se encontraba preparando la cena cuando fue atacada debido a que una de las hornallas estaba encendida. Según la autopsia, murió a causa de un traumatismo de cráneo compatible con el golpe de la plancha churrasquera de hierro. El golpe fue a unos dos centímetros por encima de la oreja y le provocó una hemorragia cerebral, con un consecuente paro cardiorrespiratorio.
Si bien la mujer vivía sola, era propietaria de otros departamentos ubicados en el mismo complejo habitacional, de manera que los alquilaba a vecinos de la zona.
Ante la Justicia, Santana declaró que su madre era confiada frente a sus inquilinos y que había contado dinero frente a ellos en los últimos días. Conservaba en una caja los montos de los alquileres del verano, además del dinero de la jubilación que cobraba. Zaramatti había anotado un monto de 250 mil pesos y mil dólares.
La caja que Beatriz solía guardar en un placard, descubrieron los investigadores, no estaba. El asesino y ladrón que la mató solo había dejado atrás las anotaciones. El resto de las pertenencias de valor de la víctima, como su teléfono celular y cadenitas de plata, no fueron robadas pese a estar a la vista. Esto llamó la atención de los detectives. También que los accesos a la vivienda no habían sido forzados.
En este contexto, las sospechas se centraron sobre los inquilinos. Almeida había surgido como sospechoso a partir de registros fílmicos que lo mostraban en la zona. “La cámara que me toma es en la puerta de mi domicilio, no en el de Irma”, explicaba él durante su encierro.