El viernes por la noche, la Policía Bonaerense halló el cadáver de Claudio Gastón Ávalos en Laferrere, boca abajo entre la basura, a pocos metros del cruce de Estanislao del Campo y Américo Vespucio, una zona de calles de tierra a metros de un arroyo que desemboca en el río Matanza. Notaron rápidamente el tiro en la nuca, se cree de un calibre 9 milímetros; el plomo, descubrirían luego, seguía dentro de su cabeza. Luego, notaron las sogas que ataban sus manos.
No fue difícil identificar a Ávalos ya muerto. El fiscal Adrián Arribas, de la UFI Temática de Homicidios de La Matanza, a cargo de esclarecer el caso, ordenó que se tomen impresiones de sus huellas para cruzarlas en el sistema AFIS de identificación dactilar. Sus antecedentes hablaron por la víctima. El hombre -de 37 años, registrado en los rubros de trabajo de pintura, ex empleado de varias constructoras, que había pagado su monotributo hasta marzo de este año, con domicilio a pocas cuadras de un asentamiento en Villa Luzuriaga- había registrado una causa por encubrimiento en su contra tiempo antes de morir.
Su pareja hizo el resto. Ávalos fue ingresado a la Morgue local como un NN. El cotejo de sus huellas llevó a su nombre y al dato de su domicilio. Arribas despachó a un patrullero. Allí, encontraron a su mujer, quien corroboró su identidad del hombre asesinado a las autoridades.
Hoy por la mañana, la mujer de la víctima se hará presente en la UFI de crímenes matanceros para declarar ante Arribas, luego de negarse a hablar en una comisaría de la zona. Lo que diga puede ser elemental para el avance del expediente.
Un ajuste de cuentas por drogas es la principal hipótesis para el fiscal. Arribas cree que Ávalos se habríaa dedicado a menudear para alguna de las bandas de transas de la zona. El estilo de ejecución fue particularmente feroz, así como la posible secuencia previa a su muerte. No solo lo ataron antes de balearlo en el cráneo: la autopsia también detectó varios golpes a lo largo del cuerpo.
Arribas también busca esclarecer dónde mataron a la víctima. El descampado junto al arroyo no parece ser el lugar del hecho. A 300 metros de la escena del hallazgo, los peritos de Policía Científica hallaron un colchón ensangrentado con tres camperas, manchadas de rojo también. Es posible, según los cálculos de investigadores del caso, que lo hayan matado en otro lugar y usado el colchón para trasladarlo. La sangre en la ropa y la goma espuma, desde ya, podrá ser peritada para determinar si pertenecen o no al hombre ejecutado. Por lo pronto, se encontró una filmación de cámara de seguridad que muestra a un auto a toda velocidad dejando la zona el viernes por la noche.
El río Matanza, que atraviesa Laferrere, Virrey del Pino y González Catán, tiene una historia reciente de homicidios y cadáveres, crímenes motivados por por el negocio de la droga a cargo de pequeñas facciones narco. No hay un capo en el territorio, un líder, solo cowboys del paco bonaerense, principalmente de nacionalidad paraguaya, disparándose entre sí, o disparándole a policías que llegan al lugar en medio de tareas de inteligencia.
En mayo de 2022, por ejemplo, allí se encontró un cadáver esquelético envuelto en una frazada. Fue en el cruce de Tafí y Río Matanza, a la altura de Laferrere.
El caso es idéntico al de Ávalos. Los peritos descubrieron que había sido arrojado el río con las manos y sus pies atados; lo habían envuelto en una frazada, después de matarlo de un disparo en la cabeza.
Un mes antes de este hallazgo, la Policía de la zona había encontrado el cuerpo de un joven de 25 años flotando en el río, con ocho impactos de bala. Ese cadáver estaba sobre un changuito de compras. Una bolsa de nylon le cubría la cabeza.