Víctor Manuel Torres Barrera (45) estuvo un año, cuatro meses y 28 días prófugo. Procesado en una causa por homicidio agravado, pasó un tiempo preso en la cárcel de máxima seguridad Lisandro Olmos, en La Plata, pero a principios de julio del año pasado logró fugarse de una manera que llamó la atención mediática: se camufló entre un grupo de docentes que habían ido a esa unidad penitenciaria a dar clases. Desde entonces permaneció escondido. Hasta que este jueves finalmente lo atraparon en un domicilio del partido bonaerense de Merlo.
Fuentes policiales comunicaron a Infobae que agentes de la Comisaría 1ª de La Plata recapturaron a Torres Barrera en una vivienda cercana a la esquina de las calles Clemente Cimorra y Francisco Viedma. Los investigadores del caso habían obtenido el dato de que podría estar allí. En consecuencia, montaron una vigilancia en el lugar y llevaron a cabo tareas de encubierto hasta que corroboraron la información.
El detenido había alterado su apariencia física. Se rapó la cabeza y ahora luce barba, a diferencia del aspecto que tenía en imágenes tomadas durante su estadía en Olmos. Sin embargo, las fuentes señalaron que, para corroborar su identidad, fue clave una característica en su rostro que no podía disimular: dos marcas a la altura de la nariz, en la zona derecha; las cuales se reflejan en la foto del legajo.
Así, una vez que tuvieron la certeza de que era a quien buscaban, los oficiales allanaron el domicilio con la orden judicial en mano. Torres Barrera no opuso resistencia. En la vivienda se secuestraron una escopeta calibre .16 por la cual se le inició otra causa por el delito tenencia ilegal de arma de guerra. En el procedimiento, además, incautaron 11 cartuchos calibre .16, ocho celulares, dos cuchillos, tres pinzas, tres pares de guantes y documentación personal.
Torres Barrera se había fugado de la Unidad Penal Nº1 de Lisandro Olmos el 2 de julio de 2022, donde estaba alojado desde el 7 de agosto de 2021 en el marco de un expediente que lleva adelante el Tribunal Oral Criminal N°7 de San Martin.
En aquel entonces, solo podía salir del pabellón para asistir al colegio que funciona dentro del establecimiento carcelario ubicado en la avenida 197 y 50. Lo hacía por las tardes, de 18 a 20. Aprovechó una de esas ocasiones para escapar.
La fuga fue advertida cuando los guardias hicieron un recuento y notaron la ausencia de Torres Barrera. Tras descubrir la evasión, se revisaron las cámaras de seguridad y se observó el momento en el que el recluso se retiró junto a un grupo de docentes. Se fue caminando en medio de los profesores. No tenía guardapolvos ni nada por el estilo.
Aquella vez, fuentes del caso remarcaron que el detenido logró superar cinco puestos de control intermedios y transitar unos 120 metros desde el edificio donde funciona la escuela “intramuros” hasta la salida del penal. El hecho provocó que la cúpula de la cárcel fuera desplazada.
Torres Barrera está procesado por el delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego. El 30 de octubre del 2017 mató a un hombre en el barrio Libertador del partido de San Martín. La víctima fue identificada como Roberto Carlos Monzón, con quien el imputado había realizado un negocio que salió mal: le había comprado un televisor, que estaba fallado.
Una de las personas en declarar en ese expediente fue el hermano de Monzón, que clarificó los motivos del asesinato. “Lo conocemos desde hace tiempo, porque tiene un local de compra venta de celulares en Avenida del Libertador. Este tipo le tenía bronca a Roberto. Habían hecho una transacción por un televisor que no funcionaba. Había mucha bronca entre este tipo y mi hermano”, afirmó.