Obinna Chukwuemeka Ejikeme, alias “Bobby”, está en algún lugar de Nigeria, su país. Así lo determinaron organismos internacionales que reportaron a la Justicia argentina, luego de que se emitió un pedido de captura internacional en su contra. Tal vez, al conocer más el territorio pueda desaparecer fácilmente. La historia que deja detrás en la Argentina, donde vivió en una pieza cerca de la estación de Morón, es tan ambiciosa como siniestra.
El viernes 17 de noviembre, el juez Manuel de Campos amplió los procesamientos contra 22 estafadores dedicados a un ardid para mentirle a víctimas con elaborados cuentos del tío y falsas historias de amor y así robarles. La gran mayoría de los acusados son mujeres extranjeras, principalmente venezolanas.
La causa en su contra había comenzado en 2019, una investigación de proporciones épicas que se inicio gracias a una pericia realizada al teléfono de un estafador colombiano detenido en Montserrat ese mismo año. Así, comenzó la causa en el Juzgado N°5 a cargo de De Campos con la división Investigación de Delitos Tecnológicos de la Dirección de Lucha Contra El Cibercrimen de la Policía Federal.
Los acusados son todos soldados de “Bobby”: fueron sus cobradores, bolseros y reclutadores, sus operadores telefónicos detenidos a lo largo de los últimos dos años. La gran mayoría recibió la prisión preventiva. Sus embargos son particularmente elevados. de 80 a 60 millones de pesos.
El daño total de la estafa, calculan fuentes de la causa, supera los 200 millones de pesos en valores de 2021. A una mujer porteña, por ejemplo, le quitaron 2 millones en 2020 vía Telegram con una historia centrada en un falso marine norteamericano, ya retirado, que custodiaba pozos petrolíferos en Siria. El ex marine pedía depósitos y giros, una y otra vez. Quienes los cobraban eran dos mujeres de la banda.
A otra mujer porteña de 75 años le robaron 2,7 millones con otra mentira de amor. Esta vez, el personaje fue un ingeniero geofísico, también estadounidense. Cuatro cobradores se encargaron de desplumarla. Tres de ellos están identificados y procesados. Un tercero sigue suelto: operaba, se cree, en Tailandia.
La gran mayoría de los imputados recibió la extensión de su la prisión preventiva. Sus embargos son particularmente elevados, en el rango de 80 a 60 millones de pesos. El tema es a dónde iba el dinero. La plata dejaba la Argentina en giros de firmas como Western Union, con mulas que realizaban los trámites. Se iba a Italia, entre otros destinos, pero el principal punto de fuga era Nigeria. Otros tres nigerianos fueron identificados como cobradores en África.
El otro tema es para qué se usaba el dinero. La ampliación de procesamiento firmada por De Campos no lo dice, pero fuentes del caso lo confirmaron a Infobae en repetidas ocasiones: se cree que el mayor cuento del tío de la historia argentina reciente, tal vez el más creativo de todos los tiempos, financiaba el terrorismo en África. Irónicamente, uno de los personajes que la banda usaba para mentirle a sus víctimas era un experto de la ONU en la lucha contra el terrorismo.
Mientras tanto, quedan los lazos de “Bobby” mismo. Tenía una novia en la banda, Marisabel Acuña Villanueva, hoy de 23 años. La mujer reconoció ese vínculo, lo mismo su propia madre, cuando la Superintendencia de Investigaciones Federales de la PFA la allanó en 2021. Extranjera, dedicada a la venta de cosméticos en los papeles de la AFIP, tuvo casi tanto poder como “Bobby”, al menos en el organigrama, donde De Campos la señala como líder de una facción propia. Habría reclutado, al menos, dos mulas bancarias.
“Bobby” tenía tres lugartenientes, Heather Virginia Marín Segovia, Nicol Michel Oviedo Oviedo y Fernando Carrero Rondón, todos ellos venezolanos, hoy presos. Raquel de Jesús Rondón Romero, la madre de Fernando Carrero, tenía trato cotidiano con Chukwuemeka y sabía de los planes. Se sospecha que su propio hijo la reclutó. Llevaba dinero a dos financieras, “Cota Mil Shop” y “Cota Mil Cambios” -ubicadas en la calle Yapeyú y en una galería de la calle Santa Fe. Los giros no eran el único instrumento para mover montos. También se empleaba Paypal, depósitos en Bitcoin.
Andrea Arysendy Navarro Pinto, procesada como miembro de una asociación ilícita de carácter transnacional y coautora del delito de estafa en dos ocasiones, reconoció también haber sido novia de “Bobby” por un tiempo. Aseguró que lo conoció en un boliche. Terminó de mula financiera. “Bobby”, finalmente, le reconoció que tenía novia, que lo suyo era una trampa, en más de un sentido.
Hay otra prófuga buscada en el caso, ligada directamente a Ejikeme. Es Bella Idowu Idris, de 55 años, que tuvo tres DNIs argentinos diferentes, que fue marcada como reclutadora por uno de los procesados. La delatora, curiosamente, convivía con “Bobby” en el mismo domicilio.
Mientras tanto, la circular roja contra el capo de la banda sigue en pie. Nadie sabe realmente dónde está, ni a quién responde. Se fue del país en 2021, antes de que todos terminen allanados.