Una serie de stories de Instagram fueron viralizadas el viernes pasado en la red social X, ex Twitter. El contenido revelaba una trama alarmante: un supuesto plan de un grupo de alumnos de cuarto año del colegio religioso San Juan Evangelista del barrio porteño de La Boca para violar e, incluso, matar a sus compañeras de curso.
Ante la viralización de estas conversaciones, personal de la Comisaría Vecinal 4C se dirigió al colegio ubicado en la calle Olavarría. Allí, según confirmaron fuentes policiales, los directivos aseguraron que se activó el protocolo establecido para este tipo de situaciones apenas se supo de los chats.
Luego, se le dio intervención al Consejo de Niños, Niñas y Adolescentes. Los alumnos señalados continúan tomando clases, pero en forma virtual. En paralelo, la Policía de la Ciudad realizó consultas pertinentes en la Justicia sobre cómo proceder ante esta situación.
Fuentes judiciales confirmaron este lunes a Infobae que la fiscal porteña Carolina Aneley Zanni, especializada en violencia de género, recibió tres denuncias del hecho.
La primera fue de una de las propias autoridades del San Juan Evangelista, bajo la firma del representante legal de la institución, que declaró en un documento los procedimientos que iniciaron tras saber del caso el martes pasado, como alertar a las autoridades educativas y separar a los alumnos en cuestión.
Asimismo, dos madres de las alumnas se presentaron en la causa. Cuando terminen de declarar, la fiscal definirá la calificación del expediente.
Los chats fueron revelados por la usuaria @afterglowflor en la red social X, ex Twitter: “Me escribieron para que cuente una situación que está pasando en el colegio San Juan Evangelista de La Boca, donde un grupo de varones de 4 año estaban planeando secuestrar y violar a algunas de sus compañeras. Voy a dejar los chats abajo, pero dejo acá la advertencia de que son bastante fuertes”. El posteo, al mediodía del viernes, llegó a casi 2 millones de visualizaciones y casi 9 mil retuits.
Los mensajes tienen una carga de violencia extrema. En ellos, entre los chicos de cuarto año pretenden violar a una de sus compañeras “por feminazi”. En otro de los escritos, prometen “descuartizar” a otra y “llevarlas al río” para que “mueran ahogadas”. Para lograr su objetivo, aseguraron que “las van a atar con cables de auricular”.
Hablan incluso de usar armas en contra de ellas, “disparar” y “grabar” las agresiones. Las palabras empleadas por los alumnos estremecen. En otro de los chats dan cuenta de la intención de “cortarlas en fetas como si fueran jamón” y “guardar los cuerpos”. Sostienen “que les van a meter los ojos para adentro” y “las van a llevar debajo de un puente”.
Una story publicada por un estudiante del colegio San Juan Evangelista en su cuenta de Instagram fue la más aberrante. “Soy re violín y no me importa la cana y la puta directora del colegio me la re chup”, afirmó. “Mis amigos los violines”, dijo luego, arrobando a una serie de seis compañeros.
Una de las alumnas afectadas hizo un posteo en Instagram denunciando la situación y en el que explicó por qué decidió denunciar el caso. “Hoy es cuando no nos callamos más. Hoy es cuando decido escrachar a estos asquerosos de mierda, enfermos y violadores porque no tienen otra definición. Hoy hablo en nombre de todas las chicas del San Juan Evangelista, que fueron novias, amigas y compañeras de todas estas larvas (....). Esto no es un chiste, es una realidad. No olvido ni perdono”, escribió.
“Se difundió un grupo de WhatsApp ‘Mamadelamama’, capturas de cómo me iban a violar a mí y a mis compañeras, cómo descuartizarían y un montón de cosas. (...) De lo que hoy es un chiste, mañana es mi cara en el noticiero”, continuó.
En 2021, la escuela religiosa Roque González de Posadas, Misiones, se convirtió en el eje de una investigación judicial por acoso sexual y distribución de pornografía infantil. El foco de la imputación son seis adolescentes de 14 años. Las víctimas: sus compañeras de la misma edad.
Las menores contaron por entonces a la Justicia que sufrían un hostigamiento sistemático desde hacía meses, aunque lo peor se desencadenó con un episodio de manoseo en plena jornada escolar y con la filtración de los mensajes de un grupo de chat en el que los varones hablan de abusar de sus compañeras, torturarlas y hasta secuestrarlas.