Los restos de Leoncio Bermúdez, el policía de la provincia de Santa Fe que fue asesinado de un tiro en la cabeza por sicarios en el Hospital Provincial de Rosario, comenzaron a ser velados anoche por familiares, amigos y compañeros de la fuerza, en medio de un clima de dolor y de consternación. Los restos del oficial serán inhumados hoy, a las 11, en el cementerio El Salvador.
Según informaron medios locales rosarinos, el velatorio del subinspector se realizó en la Cochería Copeto, ubicada en la calle Matienzo 3368, desde las 14 hasta altas horas de la noche. Estuvo presente la hija de 11 años de Bermúdez, que estaba junto a su padre en la garita del destacamento que se ubica en el acceso a la guardia del hospital al momento del ataque. La garita recibió al menos cuatro disparos.
El jefe de la policía de la Unidad Regional II de Rosario, Daniel Acosta, también asistió al funeral y expresó el sentimiento de los compañeros que fueron a despedir los restos. A la salida, en diálogo con los medios, dijo que “hoy las palabras están demás”. En ese sentido, aseguró que “el video” que muestra el crimen “refleja lo sucedido y muestra claramente la predisposición, la energía del efectivo a cumplir su deber, como lo hacen todos en cada accionar que uno ve a diario”. Y agregó: “Bermúdez era un gran compañero. Una persona que estuvo 13 años en la fuerza y que en las imágenes que quedaron grabadas demostró el arrojo en la acción y se chocó con la muerte por un delincuente, por un cobarde que lo asesinó”.
De igual forma, aprovechó la ocasión para cuestionar la política de seguridad y la falta de recursos para afrontar la violencia que azota a la ciudad. “Hay que replantearse el tema que haya un solo policía de guardia en cualquier lugar. Quizá tenga que haber más patrulleros”, dijo el comisario. “Lamentablemente en dos meses nos convocamos para una situación así”, agregó Acosta, al referirse al asesinato del oficial César Carmona, de 50 años, acribillado de 13 balazos al llegar a la sede de la Agencia de Investigación Criminal.
Así fue el asesinato sicario de Bermúdez
El hecho ocurrió este último martes a las 22, cuando sicarios llegaron al hospital que se encuentra en las calles Alem y Zeballos, a bordo de un Fiat Uno Blanco. Descendieron del vehículo y le dispararon un tiro en la cabeza al oficial, de 40 años de edad. El foco del ataque, se cree, fue Gabriel Lencina, un hombre de 29 años, condenado a 22 años por una serie de violentos crímenes. Todavía se desconoce si el comando fue a rescatarlo o a matarlo. Además, abrieron fuego contra una enfermera que se encontraba presente, a quien hirieron de un balazo en cada una de sus piernas.
Tras el ataque, el policía fue trasladado de inmediato al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez, en donde ingresó con un paro cardíaco, por lo que los médicos de guardia iniciaron las maniobras de reanimación cardiopulmonar. Sin embargo, los intentos fueron en vano, ya que su cuadro era muy delicado. Bermúdez murió cerca de las 23 horas.
De acuerdo con información de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), los peritos encontraron en el lugar 6 vainas servidas, sangre y el cargador de la pistola del oficial en el suelo. Su arma, por otro lado, estaría en manos del personal de la Policía Motorizada.
La investigación
La investigación del crimen quedó en manos de la fiscal Gisela Paolicelli, quien dio ayer varios avances en la causa. “Las dos personas se dieron a la fuga en un vehículo estacionado. Se está haciendo el relevamiento de cámaras. Se hizo un allanamiento en el pabellón 9 de Piñero donde está alojado (Lencina) y el resultado dio positivo con teléfonos celulares y secuestro de bochas de marihuana”, dijo.
“Hay dos hipótesis. O lo iban a rescatar o a hacerle daño. Yo particularmente me inclinaría más por la hipótesis de que lo quisieron rescatar porque tuvieron oportunidad de dispararle al detenido. Lo tuvieron de frente”, siguió.
También, está la pista de Lencina mismo: “Se busca establecer cómo se filtró la información de que estaba ahí el preso. Se investiga, naturalmente, al Servicio Penitenciario porque estaban a cargo de la custodia del detenido. Se secuestraron teléfonos. Había dos a cargo de la custodia, más tres en el vehículo de traslado. A uno solo le sacaron el arma. Los delincuentes ingresaron armados. Hay que ver si usaron (para el crimen) las armas que portaban o la robada al personal penitenciario. En el lugar había vainas servidas calibre 9 milímetros”, culminó.
El pabellón 9 de la cárcel de Piñero, que ocupaba Lencina, fue allanado ayer en un expediente sin relación con el caso a cargo del fiscal Luis Schiappa Pietra. Se encontró droga, teléfonos y anotaciones