Son un comisario, un oficial ayudante y un grupo operativo de la Delegación de Narcotráfico de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. En total, seis policías de la Bonaerense los que han protagonizado un escándalo en el seno de la Fuerza. Todos fueron detenidos por brindarle protección a una banda de narcotraficantes y de iniciarle causas penales a la organización rival en el partido bonaerense de Florencio Varela. Lo hacían a cambio de 1.600.000 pesos mensuales.
Los seis policías detenidos fueron imputados del delito de “venta de estupefacientes agravada, cohecho e incumplimiento de los deberes de un funcionario público” en el marco de la causa que investiga el fiscal Darío Provisionato, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 1 descentralizada en Florencio Varela.
La investigación comenzó en marzo pasado tras la detención de una mujer, conocida como La Gorda Paola, sindicada como líder de una banda que vendía drogas en jurisdicción de la Comisaría 2ª de Florencio Varela, en la zona Sur del Gran Buenos Aires.
Al momento de la detención, según establecieron los investigadores, la acusada quiso pedir explicaciones a la seccional segunda, ya que aparentemente en ese momento tenía protección por parte de algunos de sus integrantes.
Sin embargo, esa causa fue investigada por personal de la Policía Federal Argentina (PFA) y la sospechosa quedó detenida por venta de estupefacientes. El fiscal Provisionato, entonces, envió a peritar el teléfono celular de la imputada y los detectives accedieron al WhatsApp, donde había mensajes y audios a policías de la Comisaría 2ª: se habían comunicado entre diciembre del año pasado y marzo.
De esos mensajes, surgieron que los policías le brindaban protección a un narco a cambio de romper a otra banda que vendía drogas. Es decir, un grupo de policías trabajaba con un grupo narco que le daba información respecto de la competencia y se iniciaban expedientes a los vendedores rivales.
Esa maniobra era realizada a través de dos familiares de la mujer acusada que se los prestaba a la Policía para simular ser comprador de drogas de la otra banda y generar las causas judiciales en su contra.
“Te mando al pibe con la remera de Defensa y Justicia, va con pantalón negro y con ojotas. Usalo de ‘previo’ (NdeR: así les dicen a los que simulan comprar) y después, cuando lo manoteás, da la vuelta manzana y devolvémelo, que lo necesito para laburar”, les dijo Paola en una oportunidad, según pudieron reconstruir los investigadores judiciales.
Esta banda le pagaba a los policías por semana para posicionarse económicamente como un monopolio en el barrio, establecieron en la investigación. Así, a medida que se debilitaba la competencia narco de la mujer, las llamadas al 911, a Gendarmería Nacional y hasta líneas de denuncias de la Municipalidad aseguraban que ella también vendía drogas.
No obstante, desde la Delegación de Narcotráfico negaban que eso fuera cierto, por lo que la fiscalía dispuso de manera reservada que comience a investigar la PFA. Personal de la federal realizó un allanamiento a la sospechosa: encontraron armas y cocaína, entre otros elementos. A partir de ahí aparecieron los vínculos entre Paola y los policías de Florencio Varela con los datos obtenidos en su teléfono.
A través de las escuchas, también se determinó que la acusada pagaba alrededor de 200.000 pesos a la comisaría y otros 200.000 a la Delegación de Narcotráfico, todo de manera semanal. “Tenían blindada la jurisdicción con todos los organismos de la Policía Bonaerense que se dedican al tema de drogas”, aseguró un vocero encargado de la pesquisa.
Actualmente, los policías investigados, identificados como el comisario Pablo Ojeda, el oficial ayudante Nahuel González y los hermanos policías Claudio y Ricardo Hinz, Diego Leiva, y Agustín Solís, ya habían sido trasladados a otras dependencias y en las últimas horas fueron detenidos por la PFA en sus lugares de trabajo.
*/Con información de la agencia de noticias Télam