Paulo Antonio Díaz (35), el sospechoso de haber violado durante un robo a una empleada de la panadería de la zona de Las Cañitas, en el barrio porteño de Palermo, cuenta con un extenso historial de antecedentes que data desde 2010 y que incluye varios delitos. De hecho, había salido en libertad hace 18 días. Sin embargo, fuentes judiciales indicaron a Infobae que, dentro de su largo prontuario, fue condenado por un hecho similar por el que ahora fue detenido: el abuso sexual de una adolescente de 15 años en el barrio de Núñez, en el norte de la Ciudad de Buenos Aires.
Por este hecho, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 7 de la Capital Federal le impuso, en diciembre de 2020, dos años y seis meses de cárcel, pero la sentencia consideró sus antecedentes y el abusador terminó con una pena unificada de seis años de prisión porque tenía condenas previas en otras causas.
Es decir, Díaz debería seguir preso. Este dato genera desconcierto entre los agentes judiciales que ordenaron su detención y pidieron la elevación a juicio de esa causa. “No podemos entender por qué lo liberaron tan rápido”, indicaron a Infobae.
Aquel episodio, en manos del fiscal José María Campagnoli, ocurrió el 8 de abril de 2019, cerca de las 13, cuando la víctima se dirigía al colegio. Al llegar a la calle Iberá al 1900, antes de cruzar el paso bajo nivel de las vías del ferrocarril Mitre, en dirección a la avenida Cabildo, fue interceptada por Díaz, quien le pidió una moneda. Como la estudiante se negó, el hombre se le abalanzó con violencia, extrajo un cuchillo que tenía oculto en uno de los puños de su buzo, la arrinconó contra la pared y la amenazó.
Según se desprende de la causa, cuando la adolescente quedó completamente paralizada por el miedo, el acusado aprovechó para cruzarle uno de sus brazos por la espalda y sujetar con fuerza uno de sus glúteos. Luego le tiró el cuerpo encima y se apoyó en ella. La víctima, en ese momento, pudo zafarse del agresor y salió corriendo del lugar.
A los pocos metros fue asistida por una mujer, quien le ofreció una botella de agua y unos cuantos minutos después se reunió con su madre. Ambas se dirigieron a la Comisaría Vecinal 13-B y radicaron la denuncia. En su declaración, la adolescente dijo que había sido atacada por “un tipo petiso, de tez trigueña, contextura robusta, ojos marrones, de unos treinta y pico años de edad, que vestía un buzo azul”.
Cerca de las 13.50, desde el comando central le ordenaron a un oficial de la Policía porteña que recorría el barrio que se dirigiera a la esquina de Iberá y Grecia, la misma en la que la chica había sido abusada. La explicación que le dieron al agente para que se movilizara a esa zona fue que debía buscar a “un sujeto de tez trigueña, que vestía un buzo azul, un pantalón gris y llevaba una mochila negra” porque había robado un celular.
El policía recorrió el barrio hasta que finalmente observó a un hombre con las mismas características en la esquina de Guayra y Arribeños. En sus manos llevaba justamente un teléfono celular. Le impartió la voz de alto, lo detuvo y al revisarlo, descubrió que además tenía un cuchillo tipo Tramontina de 12 centímetros de largo. Hasta ese momento, el oficial no sabía que el ladrón era el mismo que minutos antes había abusado de la estudiante. Después confirmarían que el celular pertenecía una menor de 14 años.
Cuando llevó al sospechoso a la sede de la Comisaría, el jefe de servicio de la dependencia policial advirtió la descripción en ambos casos coincidía con la misma persona. A partir de ahí, Díaz quedó detenido y luego acusado del delito de abuso sexual simple agravado por el uso de un arma.
La investigación quedó en manos de la Fiscalía del Distrito Saavedra-Núñez, que en su pedido de elevación a juicio al Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Nº13, detalló la pruebas en contra de Díaz. Por un lado, el testimonio de la madre de adolescente abusada, así como las entrevistas a la víctima hechas en cámara gesell por el equipo de profesionales del Cuerpo Médico Forense.
“En ellas, la menor de edad explicó de manera clara y precisa las circunstancias en las que fue abusada sexualmente” por el hombre con las características físicas que había descrito el día del abuso. La Fiscalía, además, incorporó como prueba, las declaraciones del agente que lo detuvo y del jefe de servicio de la Comisaría porteña. Al momento de la detención, Díaz no ofreció ninguna explicación que contradijera los dichos de la víctima ni los testigos.
Su historia en el mundo del delito
Tal como informó Infobae, Díaz tiene varios antecedentes. Su primer delito como mayor lo cometió a los 22. Fue en diciembre de 2010 y lo condenaron a la pena de 8 meses de prisión por una “tentativa de robo”.
En junio de 2011, volvió a ser aprehendido por “tentativa de robo y abuso sexual”. En esta oportunidad, además, trató de agredir sexualmente a agente de la vieja Comisaría N° 33, ubicada en el barrio porteño de Belgrano, a solo 30 cuadras de la panadería donde cometió el abuso este domingo.
Al año siguiente, en 2012, lo imputaron por “robo agravado por la intervención de un menor en concurso real con tentativa de robo”. A diferencia de las anteriores, esta vez la Justicia lo condenó a la pena de 2 años y 6 meses de prisión y lo declaró reincidente.
En el año 2019, fue sorprendido por la Policía in fraganti dos veces el mismo día, con una diferencia de cuatro horas. Primero por un “robo a mano armada con un cuchillo” y, luego, por “prestar servicios de estacionamiento, cuidado de coches o limpieza de vidrios sin autorización”.
En lo que va de 2023, el detenido fue imputado por tres delitos distintos. En abril “por tenencia de estupefacientes” atenuado por ser para uso personal; en mayo por “hostigar e intimidar” y en julio por “robo en grado de tentativa”. Recuperó la libertad el pasado 14 de octubre, luego de pasar tres meses preso. 15 días después reincidió.
La última captura del agresor ocurrió ayer en el cruce de 5 de Junio y Amapolas, en la localidad bonaerense de Maquinista Savio. Lo atrapó la PFA en colaboración con personal de la División Delitos contra la Integridad Sexual de la Policía de la Ciudad, luego de haber sido identificado a través de las huellas dactilares y de una reconstrucción digital de su rostro.
El último ataque ocurrió pasadas las 7.30 del domingo 29 de octubre en el café y panadería “Craft Vegan Bakery”, ubicado en Soldado de la Independencia 772, entre Matienzo y Jorge Newbery. La empleada, de 20 años, había dejado aún la cortina baja, pero la puerta estaba abierta, ya que esperaba la llegada del proveedor que todas las mañanas le entrega el pan y el resto de los productos.
Aprovechando que esa puerta estaba sin traba, el hombre entró al local para concretar primero un robo y luego el ataque sexual. Estuvo aproximadamente media hora dentro del negocio.