La fiscal María Belén Casal Gatto; el jefe policial de la Comisaría Este 3ª de Ciudad Evita, Leonardo Ledesma, y el subayudante Fernando Nicolás Cardozo serán indagados en una causa en la que fueron imputados por proteger a Chacki Chan, el jefe narco de La Matanza que fue detenido en julio pasado.
El pedido lo realizó el fiscal federal de Morón Sebastián Basso ante la jueza Alicia Vence, quien citó a la fiscal y a los policías para el próximo 7 de noviembre. El hecho que originó la indagatoria parece sacado de una película de temática narco.
La figura de Nicolás Nauel Guimil, que usa como apodo el nombre artístico del actor de cine y que se hacía llamar “El Patrón de La Matanza”, tomó repercusión mediática cuando sus soldados intentaron tomar Las Antenas, un barrio de Lomas del Mirador que había conseguido, hasta ese momento, mantenerse al margen de las pretenciones expansionistas del narco.
La espectacular resistencia a los tiros de los vecinos, en mayo pasado, puso en evidencia que el líder criminal gozó de años de impunidad que le permitió acrecentar su dominio y, tal acontecimiento, motivó una investigación conjunta de la Procunar, a cargo de Diego Iglesias, el fiscal federal de Morón y Julia Panzeri de la UFI antidrogas de La Matanza.
El arresto comenzó a esclarecer algunos hechos llamativos que le permitieron, hasta allí, manejar el negocio de la droga sin obstáculos y con un estilo violento. Uno de ellos ocurrió el 21 de noviembre de 2022, cuando, dos mujeres policías intentaron detener un Peugeot 208 blanco que circulaba por Avenida Crovara y el Pino. Ante la orden, los tres hombres a bordo se dieron a la fuga, pero las oficiales lograron interceptarlos. Los ocupantes del auto se bajaron y comenzaron a agredirlas física y verbalmente: “Te vamos a hacer echar”, “no sabes con quién estás tratando”, las amenazaron.
En ese momento, irrumpió en la escena una camioneta Volkswagen Amarok gris, con otras cinco personas. También llegaron más móviles policiales. Uno de los hombres que viajaba en el Peugeot 208 tomó algo de su interior y se subió a la camioneta, retirándose rápidamente del lugar.
Los agentes tuvieron miedo de que las mataran. Cada vez llegaban más vehículos. “Nos superaban en número de personas, eran muy prepotentes, una situación de muchos gritos”, recordó al declarar una de ellas. Los hombres se ubicaron en círculo para proteger a uno de los ocupantes del Peugeot. No lo sabían en ese momento, pero se trataba de Chuki Chan y uno de sus lugartenientes.
“Ellos en todo momento se quedaron al costado del vehículo, y les pedimos que nos abran el auto y se negaron, de hecho, lo trabaron... Recuerdo que nombraban a gente de la Fuerza, nombraban a un comisario, un tal ‘Zabala’, decían ‘de esto Zabala se va a enterar’... Cuando llegaron los apoyos, recuerdo que un subteniente, no recuerdo el nombre, le preguntó a mi compañera si sabíamos a quién estábamos identificando”, contó.
De acuerdo al relato de las agentes, lograron que los hombres que habían detenido aceptaran dirigirse a la comisaría.
“La persona detenida fue manejando el vehículo, escoltado por móviles policiales, y todo el resto de la gente lo acompañó, eran más de cuatro camionetas, era muchísima gente. Yo me entero quién era esa persona cuando bajamos a la comisaria, nosotros lo tenemos como que es quien maneja todo lo vinculado con la droga en general, tanto en Ciudad Evita, como alrededores”, siguió.
Cuando llegaron a la dependencia policial, “estaba rodeada”. Y remarcó: “Gritaban: ‘¿Por qué hacen tanto lío, si ya sabemos cómo van a terminar´, ‘no saben con quién se están metiendo’. Tenían mucha admiración por él”.
En el interior de la comisaría, uno de sus compañeros le advirtió: “Tené cuidado porque es Chaki Chan”. Mientras estaban en la guardia, se presentó una fiscal, que mantuvo un diálogo con el Oficial de Servicio en su oficina. Se trataba del subayudante Cardozo.
Según su relato, la funcionaria judicial le preguntó al policía qué había pasado. “Él dijo que lo estaban molestando y que no tenía nada que ver. Noté que ellos se presentaron, pero en las miradas había gestos de complicidad. La fiscal se llamaba Casal Gatto”, detallo la oficial. Su compañera agregó que, tras esa pequeña reunión, “la fiscal se subió en una camioneta, y él (por Guimil) se fue en el vehículo, ahí me enojé con Cardozo porque el procedimiento quedó en una averiguación de ilícito”, detalló.
El acta que se labró en aquella oportunidad, es falsa. Así lo acreditaron peritos de la Corte Suprema que analizaron las firmas de las agentes. Simplemente, no eran de ellas. Las agentes aún recuerdan las amenazas del narco, que se retiró escoltado por 18 coches: “Cuando vos jugabas con las muñecas, yo tenía 15 muertos encima”.
“Era el dueño de la comisaria, constantemente decía: ‘Ciudad Evita es mío, vos no tenés idea con quién te metiste, yo manejo todo, ¿vos te pensás que yo me voy a quedar?’; fue ahí mismo que lloré de la impotencia, porque yo hice lo que tenía que hacer, pero se fue libre ese mismo día”, se lamentó la policía.
El 15 de febrero de este año, la fiscal Casal Gatto resolvió archivar la causa por considerar que no existía prueba suficiente para acreditar la existencia de delito. Ahora, deberá explicarle al fiscal Basso por qué tomó esa decisión y qué ocurrió el 21 de noviembre de 2022. Por lo pronto, su celular, de acuerdo al análisis de antenas, la ubican ese día, a esa hora, en la comisaría de Ciudad Evita en la que se vivió la insólita escena.
Su colega en el foro federal la acusa de haber ayudado a Guimil a “eludir la investigación de la autoridad y sustraerse a la acción de ésta, a ocultar, alterar y hacer desaparecer rastros, pruebas o instrumentos del delito y a no individualizar a los autores del delito ya conocido estando en la obligación de promoverlo”.
A la vez, le imputa: “El haber dictado, en su carácter de funcionaria pública, órdenes contrarias a la constitución, leyes nacionales y provinciales y no haber ejecutado las leyes cuyo cumplimiento le incumbían. El haber sustraído objetos destinados a servir de prueba ante la autoridad competente. El haber hecho insertar declaraciones falsas en instrumentos públicos concernientes a un hecho que estos debían probar, provocando perjuicio por denegación de Justicia”.
Basso sostuvo en su pedido de indagatoria que Casal Gatto “impartió órdenes al personal policial para que se insertaran declaraciones falsas en el sumario policial con la finalidad de encubrir al accionar delictivo de Nicolás Nahuel Guimil; impartió órdenes al Oficial de Servicio Subayudante Fernando Cardozo para que se caratulara el sumario como ‘Averiguación de Delito’, se liberara a los detenidos y se asentara en el sumario que la comunicación con ella había sido de forma telefónica, para que no quedaran rastros que se había apersonado en la dependencia”.
En caso de no poder justificar sus acciones, la fiscal se encaminará a un jury de enjuiciamiento a nivel disciplinario y a un juicio penal en su contra.