Dos hombres y dos mujeres de nacionalidad chilena fueron sorprendidos en el jardín de una casa de Acassuso, sin moradores a la vista, justo antes de ingresar a la propiedad. No era su primer golpe: entre sus pertenencias, los efectivos encontraron objetos personales y documentación de otros vecinos de la Horqueta que fueron víctimas de violentas entraderas durante las últimas semanas.
Uno de los ladrones fue retenido en el exterior de la vivienda, ubicada en la calle Rivera Indarte, por personal de custodia de Fernando Nuevo -jueza y esposa del intendente de San Isidro, Gustavo Posse- hasta que se presentaron en la escena efectivos del Grupo Táctico Operativo (GTO) y personal del Patrullaje de móviles comunitarios, que habían sido advertidos por un llamado al 911, indicaron fuentes del caso a Infobae.
Cuando llegaron, la custodia les explicó que el hombre, identificado como Nicolás Fuentes Cepedas, de 29 años, no estaba solo. Actuaba como campana. Junto a él, dijeron, habría otros dos delincuentes en el interior de la casa. Los policías ingresaron y observaron en el patio trasero a una mujer y a un hombre que, al notar la presencia de los uniformados, saltaron un paredón vecino para escapar.
Los policías pidieron autorización al dueño de esa vivienda para poder entrar y encontraron a Jordan Alejandro Angulo Figueredo (28) y Andrea Sotomayor (22), agazapados en los arbustos. Los ladrones llevaban dos mochilas con guantes, herramientas de corte, corta hierro, y varias pertenencias.
El operativo no terminó en ese momento. Un rastrillaje por la zona detectó un taxi de la Ciudad de Buenos Aires merodeando por el lugar. Su pasajera era Espino Quintero (31), que sería pariente de Sotomayor. La mujer no pudo justificar su presencia en el sitio y los efectivos le secuestraron una tercera mochila.
A unos metros, los detectives divisaron un Peugeot 408 gris encendido y con los parasoles bajos. El auto tenía pedido de secuestro activo. Minutos después, el centro de monitorio de San Isidro informó que los cuatro aprehendidos habían descendido de ese vehículo.
Gastón Garbus, titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) Martínez tomó intervención en el caso que los investigadores relacionan a los robos en dos casas en La Horqueta, ocurridas el 13 y del 22 de octubre pasado.
Los ladrones, que residían en un hotel familiar de Balvanera, fueron imputados por robo agravado, por efracción en grado de tentativa, en comisión en poblado y en banda, en concurso real por encubrimiento agravado.
Las entraderas pusieron en alerta a los vecinos del barrio de la localidad de Boulogne sur Mer, partido de San Isidro. Ocurrieron casi a la misma hora, a plena luz del día y en casas separadas por pocas cuadras de distancia: allí ingresaron delincuentes armados que golpearon a las víctimas, revolvieron las viviendas y huyeron con dinero y otros objetos de valor.
El primero de los asaltos sucedió ayer, alrededor de las 11. Una mujer, su hijo y una empleada de servicio doméstico fueron sorprendidos por cinco ladrones que estaban encapuchados con pasamontañas negros y usaban guantes para evitar dejar rastros dactilares. A punta de pistola, los asaltantes sorprendieron a las víctimas y las maniataron con precintos. Luego, sacaron barretas y otras herramientas que llevaban en sus mochilas y comenzaron a causar destrozos en el interior de la propiedad.
Así, rompieron muebles, alguna puerta y también las rejillas de ventilación, sospechando que podía haber alguna caja fuerte oculta.
En ese ínterin, el dueño de la casa llegó y también fue reducido. En diálogo con Infobae, el hombre contó que los delincuentes actuaron con violencia: “Mi mujer recibió un culatazo. Y amenazaban con pegar un tiro si no decías dónde encontrar cosas de valor. Todos terminamos muy shockeados, fue una experiencia dura”.
El calvario para las víctimas duró cerca de una hora. Los atacantes escaparon con algo de dinero, alhajas y otras pertenencias. “A mi mujer le sacaron el reloj, también le quisieron sacar el anillo de casamiento, pero no pudieron”, contó el hombre y señaló que los agresores se retiraron caminando para no tratar de levantar sospechas entre los vecinos, hasta que se encontraron con una camioneta que los pasó a buscar.
Para el propietario no quedan dudas de que se trató de ladrones experimentados que sabían lo que hacían: “Eran muy profesionales. Hablaron poco, no dejaban que los miremos, trajeron herramientas, precintos de plástico gruesos y usaron guantes. De hecho, la Policía Científica no encontró huellas”. En ese sentido, está seguro de que “hicieron algún tipo de inteligencia previa”. Incluso las víctimas todavía no saben por dónde pudieron haber ingresado a la vivienda.
Algo similar pasó este jueves en un domicilio localizado a cinco cuadras de distancia de la casa asaltada ayer. Un grupo de delincuentes ingresó prácticamente a la misma hora, atacó a golpes a la empleada doméstica y se llevó dinero. Allí vive un matrimonio con hijos que no estaban al momento del asalto. Por las características del robo, se sospecha que se trata de la misma banda. La investigación de ambos casos está encabezada por la Unidad Funcional de Instrucción Distrito Boulogne, a cargo de Paula Hertig.