A Carina Barros, la adolescente de 15 años asesinada esta semana en la localidad neuquina de Buta Ranquil, la mataron con una violencia notable. Los resultados preliminares de la autopsia a su cuerpo, a los que accedió Infobae, indicaron que la joven fue víctima de “múltiples heridas en varias partes del cuerpo”. No fue lo único. De acuerdo con los exámenes forenses, la herida mortal fue un cuchillazo que el asesino le asestó en el cuello.
Su ex novio, un joven de 19 años identificado como Maicol Tapia, fue detenido como sospechoso del femicidio. Tapia afrontó en la mañana de hoy la audiencia de formulación de cargos en su contra, que se realizó en la ciudad de Chos Malal. Allí, la fiscal del caso Natalia Rivera y el fiscal jefe Fernando Fuentes lo acusaron de femicidio triplemente calificado por el vínculo, por mediar violencia de género y por alevosía y pidieron que permanezca detenido con prisión preventiva mientras se desarrolla la investigación. Solicitaron que esté bajo arresto durante al menos seis meses más.
El imputado tuvo la oportunidad de hablar pero se abstuvo. La familia de la adolescente, por su parte, escuchó a través de Zoom todo el horror que habría padecido la adolescente, según pudieron establecer el Ministerio Público Fiscal y la Policía Provincial.
Lo que saben hasta ahora los investigadores es que el acusado presuntamente cometió el femicidio de Carina entre las 2 y las 3.30 de la madrugada de ayer. Para lograr su objetivo, presumen que hubo un alto grado de premeditación. Al parecer, Tapia Ingresó al domicilio de la víctima, mientras ella estaba sola, debido a que su hermano y su padre habían salido a prestar ayuda en un incendio que se originó en una chacra cercana, propiedad de unos familiares.
Y es este punto que los lleva a sospechar que hubo un plan meticulosamente ideado. Es que quien le avisó a los familiares de la joven acerca del fuego fue justamente Tapia. De acuerdo con fuentes del caso consultadas por este medio y un comunicado del MPF, el acusado llamó a su ex cuñado y le dijo que fuera hacia la casa de su abuelo “porque se estaba quemando”. Fue en ese ínterin que habría matado a la adolescente.
El joven de 19 -cree la fiscal- aprovechó para meterse en la vivienda de Barros y se dirigió hacia la habitación de la víctima. Allí le rompió el celular y comenzó a agredirla. Carina corrió hacia el dormitorio de su hermano que está en la parte exterior de la vivienda y, en ese momento, fue atacada con el cuchillo. Tras dejarla en el patio de la casa casi muerta, huyó.
Poco tiempo después, el cadáver de la chica fue encontrado por su papá.
“El acusado fue detenido a las 9 de la mañana con signos de haberse bañado y con ropa limpia”, indicó la fiscal del caso durante la audiencia de esta mañana. “En el allanamiento se encontró ropa y calzado lavado”, agregó. Luego, destacó que “el imputado ocultó evidencia”.
La sospecha sobre el arma homicida, según pudo saber este medio en base a las fuentes judiciales, es que Tapia la descartó cerca a la escena del hecho. Por eso, los investigadores van a llevar adelante una medida algo inusual para confirmar su sospecha: van a drenar una laguna en la que, creen, arrojó el cuchillo. Respecto al plazo de investigación, el MPF requirió seis meses porque “restan medidas de prueba, como la apertura de teléfonos celulares y pruebas de laboratorio”, especificó la fiscal Rivera. También planteó que existe riesgo de entorpecimiento de la investigación y para la integridad de la familia.
La jueza de Garantías que dirigió la audiencia avaló la formulación de cargos. Estableció el tiempo de la investigación en cuatro meses y respecto al pedido de prisión preventiva lo estableció hasta febrero del próximo año.
Otro detalle que ratificó la fiscal y que podría complicar aún más a Tapia es el tipo de vínculo que mantuvo con Carina. De acuerdo con la funcionaria, el acusado y la víctima habían tenido una relación de noviazgo de alrededor de tres años, que estuvo marcada por la violencia de género, que incluso continuó una vez terminado el vínculo.
Barros era alumna del CPEM 35, la única escuela secundaria en la localidad ubicada al norte de Neuquén, y vivía junto a su familia a pocos kilómetros del casco urbano. Su muerte impactó de lleno en la pequeña localidad. De hecho, el intendente Pedro Cuyul se expresó con dolor sobre la desgarradora noticia: “Es un día muy atípico, muy triste, estamos partidos por la mitad. La comunidad de Buta Ranquil no es chica, es una comunidad de 7 mil, 8 mil habitantes, pero nos conocemos todos y eso también genera este vacío que uno siente y te genera un montón de preguntas”.