Hay que comenzar a ver las coincidencias. Bahiano Bobadilla, el temible ladrón que fue liberado en un ataque de 30 tiros al Servicio Penitenciario Bonaerense en Tolosa, fue recapturado la semana pasada por la Policía Bonaerense en Berazategui a bordo de un Alfa Romeo modelo 2012. Ese Alfa Romeo era robado: tenía un pedido de secuestro por hurto desde el 9 de agosto de este año. Había sido robado, precisamente, en González Catán, jurisdicción de La Matanza. Cruzó todo el Conurbano para terminar como el vehículo de fuga de uno de los delincuentes más peligrosos de la historia reciente.
No es el único. Detectives y jugadores atentos a la radio propia del mundo del hampa aseguran lo mismo. Los autos que se roban en una jurisdicción, hace tiempo, terminan en otra. El delito de hurto de vehículos en la calle, por otra parte, está en alza. Números de la Procuración bonaerense marcan un aumento de un 25,2 por ciento en los expedientes del rubro entre 2021 y 2022, más de 26 mil casos. Un informe de Ituran, empresa de recupero de vehículos, habla de un aumento del 58 por ciento en sus casos entre junio de 2022 y 2023 a nivel nacional.
Los robos de autos son una constante en la provincia, pero cambió el mercado. El crimen de Alan Bravo, ocurrido en enero de 2021 en La Tablada, fue una insignia de la lógica anterior. A ]Alan dieron dos tiros en el pecho para quitarle su Peugeot RCZ, por el cual había trabajado meses. Ese Peugeot, un auto de alta gama, iba a ser desguazado parte por parte para los conductores que no tienen problema en pagar un poco menos por un repuesto manchado con sangre. Hoy, vale más el auto entero: se revende a delincuentes. El negocio se organiza de otra forma, con, irónicamente, más profesionalismo, más sentido empresarial.
El tarifario es insólito también. Las bandas, coinciden fuentes de los dos lados de la ley, pueden pagarle $500 mil a un menor de edad por un auto robado, hasta $800 mil si es una camioneta. El monto es mucho más de lo que le pagaría un narco por revender bolsitas en un bunker. El número se duplica en la reventa. Bahiano Bobadilla habría pagado un millón y medio de pesos por el Alfa Romeo de su fuga.
Hay un caso reciente que ilustra la nueva época, con La Matanza como foco, una jurisdicción que acumula un diez por ciento de los expedientes a nivel provincial. Esta semana, la Dirección de Investigaciones de Delitos Contra la Propiedad Automotor de la Policía Bonaerense detuvo en González Catán a cinco sospechosos, acusados de conformar una asociación ilícita dedicada a robar autos y falsificar documentos, en una causa bajo las órdenes de la UFI N°9 de Andrea Palin en La Matanza y la UFI N°3 de Mario Ferrario en Morón, con 12 allanamientos en la Zona Oeste.
Tenían la tecnología suficiente para ser una pequeña y mediana empresa del choreo de vehículos. Los detectives se llevaron trece handys, un inhibidor de señal, hasta chapas de pecho identificatorias de la Bonaerense, lijadoras, mazas, amoladoras, cortafierros, todo para el desguace. Les encontraron también cuatro chapas patente, limpias, sin pedido de secuestro, diez puertas, cinco capots, veinte torpedos, cuarenta paragolpes, 200 cubiertas. La multiplicación parece una ironía.
Había autos enteros, como un Volkswagen Tiguan con pedido de secuestro activo, robado a punta de pistola hace tres días en Isidro Casanova, buscado por la UFI N°11 de La Matanza. Luego, un Volkswagen T-Cross, hurtado en la Comuna 9 porteña un día después. El Peugeot 208 con chapa falsa que hallaron estacionado a pocos metros había sido robado en La Matanza un mes antes, el 23 de septiembre, con una causa de la UFI N°3; las obleas en varias autopartes permitieron identificarlo.
Así, encontraron nueve vehículos más, autos y motos, hurtados en La Matanza y Morón.
Tomás Rico, hermano de dos de los detenidos, fue la primera pista. Había sido arrestado por la Policía de Entre Ríos el 30 de julio de este año, mientras se movía en una camioneta Renault Duster con patente apócrifa, casualmente robada en González Catán el día anterior por dos delincuentes. Se cree que Rico se dirigía a la Triple Frontera, para cruzar la Duster hacia Brasil. Es decir, el auto robado no cruza solo el Conurbano: cruza media Argentina.
La banda, con hampones como Cristian Raúl López, alias “El Jabalí”, con base en González Catán y Kevin Tusoni, alias “Plástico”, de 22 años, todavía cubierto por la obra social de su padre, está sospechada por los investigadores del caso de manejar un esquema mayorista de autos robados que serían enviados, precisamente, a Uruguay y Brasil, con viejos trucos como el robo de patentes en autos estacionados. Un destornillador, un poco de prisa y ya.
Ahora, ¿qué sentido tiene robar una patente para colocársela a un auto ya robado? Simple: la denuncia del robo de la patente se carga en un sistema distinto al del robo de un auto en sí. “Entonces, cuando pasa por un lector de patentes no salta el pedido de secuestro”, explica un detective.
También, le vendían vehículos a hampones de otros rubros. Se secuestró un Toyota Etios en Lanús que había sido visto en varios domicilios investigados en la causa. Cuando se abrió el auto, se encontró un kit completo para robo de viviendas, con handy, guantes, barbijos, pinzas y barretas.
La banda terceriza su mano de obra. Se cree que le encargaba los robos a delincuentes menores de la zona. Hoy, la Superintendencia de Investigaciones de Delitos Complejos de la Policía Bonaerense detuvo a un adolescente en La Tablada por el asesinato de Emilio Ghezzi, muerto de de un tiro por la espalda en Aldo Bonzi por tres ladrones que intentaban llevarse su camioneta Citröen C3. Investigadores policiales creen que el menor, de 17 años, habría recibido de la banda de “Jabalí” y “Plástico” el pedido para salir a robar que terminó con la muerte de Emilio.
Otro operativo relevante ocurrió esta semana entre Morón y La Matanza, a cargo de la División Investigación del Robo Organizado de la Federal, con la UFI N°2 de Morón. Se ejecutaron 12 órdenes de allanamiento por tres robos de autos de alta gama.
Hubo seis detenidos. Se encontró el parking clandestino de la banda en Villa Luzuriaga con diez autos en proceso de desguace y tres block de motor con pedido de captura.
El mes pasado, la DDI de La Matanza allanó un nuevo desarmadero en la calle Dumont en González Catán. Se encontraron a dos sospechosos que terminaron detenidos, con cuatro vehículos con pedido de secuestro.