Lo que era un recorrido tranquilo se convirtió en una pesadilla. Dos hermanos circulaban en un auto Toyota Corolla blanco por las calles de la localidad bonaerense de Boulogne, en el partido de San Isidro, cuando al llegar a la esquina de Patagonia y Reclus otro vehículo se les cruzó y frenó delante de ellos. De allí descendieron varios hombres que estaban armados y les dispararon sin mediar palabras.
Fueron alrededor de 20 tiros los que atravesaron la tarde el domingo electoral, muy cerca del estadio de Acassuso. Producto de la balacera, una de las víctimas resultó herida. Se trata de C., de 43 años, quien recibió un balazo en una rodilla y debió ser intervenido quirúrgicamente.
Además, cinco sospechosos fueron detenidos. Es que agentes de la Comisaría 9ª de San Isidro estaban patrullando la zona y, al ser alertados, los persiguieron. Los delincuentes intentaron escapar, pero no llegaron lejos: quedaron atrapados en un operativo cerrojo a unas 15 cuadras.
El ataque con sello sicario no fue el primero que involucra a los hermanos y su entorno. Tiempo atrás también habían baleado una propiedad familiar, que debieron abandonar por miedo. Y el 3 de octubre pasado sucedió lo mismo con la casa de la madre de C. y W., ubicada en la misma localidad de San Isidro. La sospecha es que todos estos episodios tendrían como trasfondo la ambición de una banda narco que pretendería apoderarse de propiedades para instalar búnkeres de drogas.
“Considerando las características de los hechos, la hipótesis es que se trata de la misma banda, aunque todavía no está acreditado que los sospechosos detenidos hayan sido los mismos que participaron en los tres casos”, contaron fuentes del caso a Infobae. En el caso puntual de lo ocurrido este domingo, la posibilidad de un robo quedó descartada desde un principio, ya que los delincuentes dispararon y huyeron inmediatamente. Los investigadores también comprobaron que las víctimas no tienen ningún tipo de vinculación con el narcotráfico y no hay detrás una disputa por el dominio del territorio.
Entre los detenidos hay un menor de 17 años. Cuatro de los sospechosos son de nacionalidad peruana y el restante, que era quien conducía el Toyota Etios gris en el que se movilizaban, es argentino. Ese vehículo, por otra parte, tenía un pedido de secuestro activo emitido en una causa tramitada en el Departamento Judicial Morón: había sido robado el 3 de octubre último, es decir, el mismo día que balearon la casa de madre de C. y W. Además, tenía una patente que no se correspondía con el chasis. Y en el interior, los policías encontraron y secuestraron una pistola marca Colt calibre .40 y una Glock .17 con la numeración suprimida.
Todos los detenidos fueron indagados, pero se negaron a declarar. Ahora, están alojados en celdas de la Comisaría 9ª e imputados de los delitos de homicidio calificado en concurso premeditado por la intervención de dos o más personas, por el uso de arma de fuego, en grado de tentativa y portación ilegal de arma de guerra, encubrimiento agravado por ánimo de lucro y sustitución de patente.
La investigación del caso está en manos de la fiscal Paula Hertrig, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) descentralizada de Boulogne del departamento judicial de San Isidro.
Según pudo saber este medio, ninguno de los arrestados cuenta con antecedentes. Al menos, no en Argentina. En esa línea, en el caso de los detenidos peruanos se investiga su pasado en su país natal, como también si ingresaron de forma ilegal a territorio nacional durante este mes.
La fiscal Hertrig espera, por otro lado, las pericias al plomo que había quedado alojado en la pierna de C. y que fue recuperado. Se cotejará para establecer si coincide con alguna de las dos armas que se secuestraron.