Ayer por la tarde, Bahiano Ismael Bobadilla -un delincuente de La Plata, segundo al mando de una banda de pistoleros dedicada a las entraderas, con un homicidio a su nombre- fue recapturado por la Policía Bonaerense.
Un comando armado lo había liberado dos semanas atrás en Tolosa, en medio de un traslado del Servicio Penitenciario Bonaerense. Se dispararon 30 tiros en esa ocasión. Una bala entró en el pecho de Bahiano, tal vez disparada por uno de sus cómplices o tal vez por uno de los penitenciarios que respondieron el fuego. No se sabe.
Así, los detectives de la Superintendencia de Investigaciones de Delitos Complejos y Crimen Organizado de la Bonaerense, los mismos que lo habían capturado el 2 de julio, siguieron su rastro de sangre. Sospechaban de un rancho en la ribera de Quilmes donde se refugiaba. Allí, recibía las curaciones tumberas típicas de los prófugos.
Con el tiempo, Bahiano salió. Lo interceptaron en un operativo tenaza en la esquina de la Avenida 14 y Belgrano en Berazategui, a bordo de un Alfa Romeo Mito modelo 2012 valuado en 20 mil dólares, robado semanas atrás en La Matanza y con un pedido de secuestro. El delincuente llevaba una pistola Glock 45 y otra Colt del mismo calibre, cuatro celulares y dos cómplices a bordo. También había un kit médico: alcohol, gasas, jeringas y desinfectante.
Bahiano corrió al ver los patrulleros, luego de que los policías chocasen la puerta de conductor. El tiro que alojaba en el pecho no iba a detenerlo. Los policías tuvieron que reducirlo contra el piso.
Así, el hampón fue trasladado al Hospital Evita Pueblo en la zona. Su historia -una insignia del nuevo crimen platense, una era marcada por bandas de pesados que irrumpen a punta de pistola en casas de vecinos- terminó con un tubo en la garganta y un policía a su lado.
Mientras tanto, el fiscal Juan Mennucci, a cargo de la investigación que llevó a la recaptura, se prepara para indagar a los sospechosos detenidos. Cristian Fernández, oriundo de Ezpeleta, mintió cuando lo arrestaron, dio un nombre falso. Tomás Vázquez Biano, oriundo de Quilmes, prefirió la honestidad.
El rancho de Quilmes fue allanado. Allí encontraron a Hernán Orellano. Según confirmaron fuentes policiales a Infobae, tenía pedido de captura por otro hecho marcado por la sombra de la banda de Bahiano: el robo al Banco Provincia de La Plata, por el cual fue detenido el jefe de Bahiano, Ángel Jesús Orosco, “El Coatí”.
En la misma redada cayó Claudio Albano Chamorro. La prueba en su contra es fuerte: una de sus huellas fue detectada por Policía Científica en un Volkswagen usado en el rescate del prófugo, que la banda dejó atrás. La Glock y la Colt también podrán ser peritadas, para saber si alguna de las 30 balas disparadas en el rescate salió de estas armas.
Un detective, clave en el caso, analizó en diálogo con Infobae. “Fernández y Orellano tenían captura por el intento del robo al banco Provincia de La Plata en agosto, lo mismo Bahiano. Se dedicaban a entraderas. Pero algo pasó e intentaron robar un banco. Encima, hicieron sapo, les salió mal. Por eso esto es llamativo. Bahiano era lugarteniente del jefe, de Coatí. Fernández y Orellano eran soldados y pistoleros”.
Y agregó: “Vázquez, se cree, es parte de la banda, sería el mejor amigo histórico de Bahiano, todavía queda por determinarse su rol en la fuga, si es que lo tiene”.
Mientras tanto, fuentes judiciales sospechan algo más inquietante: que Bahiano habría tenido un rol en el asalto al Banco Provincia de La Plata, a pesar de que, en ese entonces, estaba preso en un penal de Madariaga.