El juicio contra Pedro Ramón Fernández Torres, apodado “El Carnicero”, llegará a su fin hoy martes al mediodía, cuando el Tribunal Oral en lo Criminal N° 5 de Capital Federal dé a conocer su veredicto. Fernández Torres se encuentra acusado del crimen de Roberto Fernández Montes, el empresario español asesinado en su departamento de Caballito en 2017. El acusado logró mantenerse cinco años prófugo y en el debate confesó haber participado del homicidio.
Sin embargo, señaló a Santiago Corona, exyerno de la víctima, como el responsable. Ambos quedaron filmados por las cámaras del edificio cuando bajaban el cadáver, por un ascensor, envuelto en un cubrecama.
Hoy por la mañana, Fernández Torres dijo sus últimas palabras antes de que el tribunal, conformado por los magistrados Cintia Oberlander, Alejandro Nocetti y Juan Manuel Grangeat,
“No soy un asesino”, afirmó. “Todo esto es algo de lo que estoy muy arrepentido”, dijo luego. Fernández Torres también se disculpó con las hijas de la víctima: “Me gustaría que estén acá las hijas porque yo ya les estoy pidiendo perdón desde 2017”, continuó, en declaraciones reproducidas por Télam. “Estoy sufriendo, no puedo dormir, ahora vine de la cárcel y tengo que tomar unas pastillas para dormir, estoy enfermo, tengo diabetes, presión alta, quiero ver a mis nietos, que no les vi nacer”, concluyó.
Fernández Torres podría ser condenado a prisión perpetua, tal como pidió el fiscal de juicio Juan Manuel Fernández Buzzi, pese a que intentó desligarse de la autoría material del homicidio. En esa misma línea, su defensa solicitó que solo sea condenado por una imputación de robo y que sea absuelto por el crimen.
Se trata del segundo juicio oral que se realiza por el caso del empresario Fernández Montes, dedicado a la construcción, ya que en diciembre de 2017 fue condenado a prisión perpetua el exyerno de la víctima, Santiago Corona, a quien “El Carnicero” intentó trasladarle la culpa en esta segunda etapa del proceso.
Al declarar en la primera audiencia, el 2 de octubre pasado, Fernández Torres también pidió perdón a las hijas de la víctima, dijo estar “muy arrepentido”, pero se limitó a asegurar que él aceptó participar de “un robo”, debido a que necesitaba 50.000 pesos. Aseguró que, ya en la escena, se dio cuenta de que había sido engañado por Corona. De acuerdo a su versión, presenció el momento en el que el exyerno apuñaló por la espalda al empresario. Luego, lo habría amenazado con matar a sus hijas si no colaboraba para deshacerse del cuerpo.
“Escucho unos gemidos. Me asomo al pasillo, no veo nada. Y escucho otra vez como que parecía una pelea, voy y lo encuentro a él (por Corona) de espalda. Tenía un cuchillo. Lo agarró cuando estaba arrodillado y lo acuchilló, lo estaba acuchillando en el cuello”, dijo el imputado.
El fiscal Fernández Buzzi no le creyó, dos días más tarde, en su alegato, pidió para Fernández Torres, de nacionalidad paraguaya, la pena de prisión perpetua como coautor de un “homicidio agravado por alevosía”.
Para el fiscal, Fernández Torres “mintió” con el único objetivo de “mejorara su situación procesal” y para que sólo se lo condene por un robo.
El representante del Ministerio Publico sostuvo que “El Carnicero” sabía que “el plan era matar a Fernández Montes”, porque más allá de que pensaran que las cámaras del edificio no funcionaban, no tomaron el recaudo de ocultar sus rostros “porque la víctima iba a estar muerta”.
Además, descartó que sea cierta la versión de que el empresario haya sido asesinado a puñaladas, como contó el imputado. En este punto, tomó la declaración que hizo en el juicio el forense que hizo la autopsia. El médico explicó que en los restos calcinados de la víctima no se advertían “heridas penetrantes” y que en base a estudios complementarios la principal hipótesis sobre la causa de la muerte del empresario era la de “una asfixia mecánica”.
A su vez, el fiscal dijo que más allá de quien haya concretado materialmente la ejecución del asesinato, tanto Corona como Fernández Torres fueron coautores porque tuvieron “el codominio del hecho” y “una distribución de tareas”.
Al abordar la calificación penal, fundamentó que se trató de un homicidio “con alevosía”, al considerar que en este hecho se aprovecharon “del estado de indefensión de la víctima” y lo “mataron sobre seguro” al actuar con “ocultamiento y acecho” y de un “modo traicionero”. Los defensores oficiales del acusado, Sofía Lanzilotta y Ramiro Dillon, solicitaron la absolución de Fernández Torres por el homicidio y que, de manera subsidiaria y pese a que el fiscal no lo acusó por ello, sólo se lo condene por el robo. Añadieron que darle perpetua a una persona de 57 años “es condenarla a muerte”.
Así fue el crimen
Fernández Montes, nacido en España, era dueño de la empresa “Mini Vial”, dedicada a la venta y alquiler de maquinaria para la construcción. Fue visto con vida por última vez el 21 de enero de 2017, cuando salió de su casa, en Aranguren 36 de Caballito, para ir a su trabajo.
Primero sus hijas denunciaron su desaparición, pero al revisar los videos de las cámaras del edificio, se descubrieron las imágenes del yerno y su cómplice bajando por el ascensor el cadáver envuelto en sábanas y cargándolo hasta el baúl de un auto Suzuki Fun negro que usaba el empresario.
El auto apareció incendiado dos días más tarde en el partido de Esteban Echeverría, en la esquina de uno de los domicilios de “El Carnicero”, mientras que el cadáver calcinado y seccionado en dos partes fue hallado al día siguiente en un camino vecinal llamado “Los Pozos” de Cañuelas.
Para los investigadores, Corona contrató a su presunto cómplice para que lo ayude a cometer el asesinato. Por otro lado, sostienen que el móvil del crimen fue económico, ya que cuando estuvo al frente de la empresa de su suegro, lo estafó y provocó un perjuicio económico millonario, lo que provocó que, a mediados de mayo de 2016, Fernández Montes lo separara de la compañía y analizara iniciarle una causa por la estafa.
Además, unos 20.000 dólares en efectivo -que se cree el empresario español guardaba en el motor del jacuzzi de su bañadera- fueron hallados en una bolsa, ocultos en el compartimiento de la goma de auxilio del Citroën C4 de Corona.
Fernández Torres contó que, a tres días del hecho, y aprovechando que la Policía había detenido por error a un mecánico -luego desvinculado de la causa-, se fugó a su país, Paraguay, y que pasó en remís por la frontera.
De esta manera, logró mantenerse prófugo durante cinco años pese a tener un pedido de captura internacional con alerta roja de Interpol. Fue detenido el 8 de febrero de 2022 en la ciudad de Concepción, unos 400 kilómetros al norte de Asunción, y luego extraditado a Argentina.