“El Bahiano” no es un alias. Es literalmente su nombre. Bahiano Ismael Bobadilla, nacido el 2 de julio de 1997, con domicilio en un monoblock de La Plata, es el delincuente que este lunes fue liberado en un ataque de 30 tiros en Tolosa protagonizado por cinco hampones armados cuando el Servicio Penitenciario Bonaerense lo sacaba de una dependencia judicial. Se dispararon al menos 30 balas. Dos agentes fueron heridos.
El rescate del hampa, a 13 días de las elecciones, en una época donde cada hecho delictivo empuja la agenda todavía más al límite, no fue una buena noticia. El SPB ya había sufrido un ataque similar el 27 de septiembre último, cuando un comando liberó en Campana al delincuente Juan Manuel Montauti en otro traslado, lo que forzó a disponer tropas de asalto para custodiar cada preso que debe mover.
Así, la Policía Bonaerense comenzó una cacería. La Superintendencia de Investigaciones de Delitos Complejos de la Policía Bonaerense, con su Dirección de Investigaciones contra el Crimen Organizado, que lo había arrestado el 2 de julio pasado, lo busca nuevamente. El mismo lunes, la DDI de La Plata arrestó a uno de los sospechosos
Bahiano es definido como un picante, un reincidente que arrastra causas desde menor de edad. Según fuentes oficiales, estuvo encerrado dos veces en el Servicio Penitenciario Bonaerense. La primera, desde agosto de 2015 a abril de 2023, pasó por penales en Varela, Magdalena y Olmos por un homicidio cometido cuando era un adolescente.
Precisamente, salía tras responder por ese crimen en un juzgado juvenil de Tolosa cuando el comando armado lo liberó. Había accedido al arresto domiciliario monitoreo electrónico en abril de 2022, lo que, por lo visto, no frenó su marcha.
La segunda estadía comenzó tras su arresto en julio. Fue por el delito de robo doblemente agravado. Ingresó a la Alcaidía N°3 de La Plata el 7 de julio de este año y el 4 de octubre lo trasladaron a la Unidad 35 Magdalena.
Policías que le siguen el rastro lo definen, precisamente, como un picante. Pero no es un jefe. Bobadilla es un lugarteniente del verdadero capo, Ángel Jesús Orosco, “Coatí”. Fue detenido junto a cinco cómplices en septiembre de este año, luego de asaltar una casa en la localidad de San Francisco Solano, partido de Quilmes.
Tras ser descubiertos por la Policía Bonaerense, la banda protagonizó una frenética persecución a lo largo de varias cuadras, que incluyó disparos y hasta uno de los ladrones heridos. Cuando los arrestaron, el joven se identificó con el nombre de Leonel Sebastián Mazzeo. Era mentira. Tras una rápida investigación de la fiscal de Quilmes Ximena Santoro luego de la “entradera”, se descubrió su verdadera identidad y que además, supuestamente, era el líder de la banda que había asaltado el Banco Provincia en La Plata en julio pasado.
Los detectives coinciden en que Bobadilla -todavía cubierto por la obra social de su madre- le empata a su jefe en fiereza. Pero “Coatí” lo supera en dos frentes: relaciones públicas y trabajo de inteligencia, con una cartera de contactos envidiada en el hampa.
“Sabe vincularse con delincuentes que les entregan los laburos, datos de potenciales víctimas. También, ‘Coatí' sabe manejar el vínculo con otras bandas. Hoy en día, las bandas se unen para cometer golpes especiales. Esto no ocurría antes”, asegura un oficial de alto rango.