Juan Ramón Navarrete, detenido ayer por matar a puñaladas a su pareja, Cecilia Góngora, en su casa de La Plata, no será indagado en las próximas horas por la fiscal del caso, Virginia Bravo.
El presunto femicida se encuentra internado en un hospital, luego de que intentó quitarse la vida con un cuchillo, poco antes de que la DDI de La Plata de la Policía Bonaerense lo corra para arrestarlo. Navarrete se había refugiado en una cantera de la zona donde varios testigos indicaron que solía ir a cazar con perros y a perder el tiempo con amigos del barrio.
En ese hospital, le encontraron dos heridas superficiales en el cuello. Luego, otra más profunda en uno de sus pulmones, que podría equivaler a un neumotórax. Al arrestarlo, la Bonaerense le incautó un cuchillo manchado con sangre que, se sospecha, es el arma homicida. El arma podrá ser peritada, con una paradoja obvia: todavía se desconoce si la sangre que tiene es la suya o la de su mujer.
La autopsia al cuerpo de Cecilia, mientras tanto, revela la saña con la que Navarrete actuó.
Los exámenes forenses realizados en la Morgue de La Plata al cuerpo de Góngora revelaron cuatro puñaladas: una de aproximadamente 2 centímetros en el rostro, delante de la oreja izquierda y por encima del maxilar superior; otra en el lado derecho del cuello de 1,5 centímetros; una tercera debajo del seno izquierdo -de dos centímetros aproximadamente- y la última en la espalda, a la altura de la duodécima vértebra, con una profundidad de 1,5 centímetros. Las puñaladas en el pecho, determinó el estudio, fueron las que le quitaron la vida.
Los cuatro hijos de la pareja estaban en la casa cuando Navarrete, si es que es culpable, mató a Cecilia. El hijo mayor, de 16 años, fue testigo directo del crimen. Estaba frente a frente con su padre cuando apuñaló hasta la muerte a Góngora en el dormitorio. El primogénito ya declaró en la Justicia. Bravo descarta pedir una cámara Gesell para el resto, que tienen de 13 a 6 años. Lo considera innecesario.
Fuentes del caso aseguran que Navarrete sometía a violentas palizas a Cecilia. Ella -quizás- como mecanismo de defensa también lo golpeaba a él. Pese a eso, la equivalencia de fuerzas era inexistente. El acusado de femicidio había tenido una historia de consumo de drogas y logró recuperarse tras ingresar a una iglesia evangélica. Los investigadores, por lo pronto, no descartan una recaída.
No se encontraron por ahora denuncias previas por violencia familiar.
El crimen fue descubierto la mañana de ayer cuando personal de la Comisaría 16° de La Plata llegó a la casa ubicada en la esquina de 122 bis y 612 de la capital provincial, en medio de un asentamiento, alertado por vecinos de la víctima que llamaron al 911.
Los policías, al llegar, no solo se encontraron con la mujer, cubierta en sangre en el piso del dormitorio, sino que los cuatro hijos de Cecilia, de 9, 6, 13 y 16 años, estaban allí, visiblemente alterados.
Navarrete, el padre de los menores, ya había escapado. La búsqueda para hallarlo estuvo a cargo de efectivos del Grupo Táctico Operativo de la comisaría 16° platense y de la Dirección Departamental de Investigaciones de La Plata.