Como suele suceder tras la finalización de cada partido, y sobre todo cuando se juega un Superclásico, la opinión de los hinchas es un foco que suelen buscar los periodistas. Y en eso estaba Santiago Martella, cronista de TN, este domingo por la tarde en la Bombonera tras la caída con River Plate por 2 a 0. La cámara tomaba la salida de los simpatizantes, cuando un hombre que iba con su hijo frenó para dialogar sobre la derrota. Fue en ese contexto que otros hinchas comenzaron a increpar al movilero.
Todo se inició porque, en el devenir de la bronca de ser vencidos por River, los xeneizes notaron que el periodista vestía un buzo de color rojo. “Venís de rojo, gallina”, le gritaban, y sumaban: “Gorila”. El periodista intentaba, mientras tanto, dialogar con su entrevistado. No podría hacerle más de dos preguntas. La agresión comenzó una escalada tremenda.
De golpe, los hinchas pasaban y, al grito de “gorila, gorila”, tiraban manotazos y empujaban. Incluso, el hijo del hombre que era entrevistado fue maltratado varias veces: por encima de su cabeza volaban los puñetazos.
Al mismo tiempo, uno de los simpatizantes enfurecido vociferaba en el micrófono del periodista, que intentaba seguir con su nota, “muñeco de (Héctor) Magnetto”, por uno de los propietarios del grupo Clarín; “soldado de Magnetto”, “no tenés independencia”.
El hincha logró interponerse a los gritos entre el cronista y el entrevistado: “TN son de la contra, son mufa, son anti Riquelme”. Hasta que la nota no pudo seguir y, entonces, el ataque verbal hacia Martella se tornó cada vez peor. Lo increpaban y lo rodeaban.
El control del aire lo tomaron desde el estudio, mientras el cámara de Martella seguía en vivo mostrando cómo el cronista era abordado por los hinchas e intentaba despegarse de la situación. No lo dejaban trabajar. También comenzó a moverse y lo siguieron, a los gritos, entre la gente.
Tras el brutal episodio, Martella tuiteó: “Así ‘trabajamos’ en todas las canchas. Estamos bien los tres, con Martín Magaldi y Bruno Mazzitelli. Gracias por el aguante”.
No es la primera vez que Santiago Martella y el equipo de TN son agredidos mientras cumplen con su trabajo. Hace tres meses y medio, el cronista recibió un piedrazo en la cara mientras realizaba la cobertura del ataque a la Legislatura de la provincia de Jujuy.
El episodio ocurrió el 20 de junio pasado, cuando manifestantes partidarios de Milagro Sala atacaron el edificio de la Legislatura de la provincia, tras la sesión especial en la que se votó la reforma parcial de la Constitución impulsada por el gobernador Gerardo Morales. Se registraron incendios de autos, lluvias de piedras, ataques a vidrieras de locales y golpes a policías y a profesionales que realizan la cobertura periodística de los hechos.
“Tuvimos que acomodarnos un poco más, tuvimos que volver por el otro lado del río. Estamos bien, recibimos un piedrazo en la cara, pero estamos bien y queremos llevar tranquilidad”, manifestó Martella cuando volvió aparecer en pantalla.
En ese momento, también aclaró que no solo él había recibido el impacto de un proyectil, sino que a un compañero del móvil también lo alcanzó una piedra. “Nuestro compañero Bruno Mazzitelli también recibió un golpe con una piedra, pero estamos todos bien. Pero esto parece no terminar”, describió el notero.
En efecto, minutos después, un grupo de manifestantes se acercó a golpear al periodista y sus compañero, con el objetivo de sacarlos del lugar de la cobertura.
“¡Pará, ¿qué hacés?!”, gritó Martella ante el avance de los agresores sobre su persona, los compañeros y los equipos de cobertura. “Tranquilos, tranquilos”, fue el pedido del profesional a los manifestantes, quienes le arrojaban piedras, lo agredían con golpes de puño y patadas. Rápidamente, el periodista y sus colegas lograron ponerse a resguardo, para poder continuar con la cobertura en vivo para el canal de televisión.
“Quiero repetir que estamos bien, con algunas complicaciones, pero estamos perfecto”, repitió Martella, ante el reiterado pedido de sus compañeros del noticiero, que le pedían que se alejen del lugar del conflicto.