A días de que comience el juicio contra “El Carnicero”, acusado por el crimen de Roberto Fernández Montes, la hija del empresario español pidió perpetua y expresó que tanto él como su exmarido, ya condenado por el crimen, “no merecen salir nunca más”.
El imputado es Pedro Ramón Fernández Torres, un hombre de 57 años de nacionalidad paraguaya que es conocido como “El Carnicero”. Su apodo se debe a que trabajaba en una carnicería. Estuvo prófugo de la Justicia durante más de cuatro años, hasta que fue capturado por la Interpol en Concepción, Paraguay.
El hombre es el segundo acusado por el asesinato del empresario español cometido en 2017 en el barrio porteño de Caballito, puesto que el exyerno de la víctima, Santiago Corona, fue condenado en diciembre de ese mismo año a prisión perpetua por el delito de homicidio agravado con alevosía.
Luego de su detención en febrero del año pasado, el juicio contra Fernández comenzará el próximo lunes y estará a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 5. En este contexto, Natalia Fernández, hija del empresario y expareja del condenado, expresó a Télam su confianza en la Justicia. “Accionaron con criterio, en nuestro caso funcionó”, dijo.
En ese sentido, pidió que “El Carnicero” reciba también prisión perpetua al alegar que, “por la multiplicidad de pruebas y sumado que se fugó durante cinco años, queda clara su culpabilidad en el asesinato atroz”.
“Todos estos años como hija, me planteaba qué es perpetua, porque en este país perpetua son 35 años de los cuales podés ir apelando. Perpetuo es mi dolor, el de mis hijos ante toda esta bestialidad”, manifestó Natalia y agregó: “Perpetua es la muerte de mi padre. Yo no puedo esperar 35 años como pueden hacer las familias de estas personas”.
De esta manera, la mujer aseguró que “es irreparable el daño realizado”, al tiempo que mencionó que Corona y Fernández Torres eran conscientes de lo que hacían “porque fue planificado y deseado”. “Yo, como hija y ser humano, no puedo entender ni perdonar. Me aferro a la justicia divina y de ella nadie va a poder escapar”, señaló y recalcó: “Estas personas no merecen salir nunca más”.
El crimen ocurrió el 21 de febrero de 2017. Fernández Montes había estado varios días desaparecido tras indicarle a su familia que volvería a su casa para bañarse, comer algo y regresar por la noche a cenar. La frase la escuchó María del Carmen Liñeira, su pareja desde hacía 13 años. La mujer, al no tener noticias, comenzó una búsqueda desesperada que involucró a Natalia y Giselle, las hijas del empresario, y a Corona, marido en ese entonces de Natalia. Incluso, el ahora condenado acudió al departamento tras el crimen para ver qué había sucedido.
Los responsables fueron identificados gracias a las cámaras de seguridad que los captaron bajando el cadáver por el ascensor del edificio en el que residía el empresario: estaba envuelto en un acolchado. Luego, lo subieron al auto y escaparon de la propiedad.
El cuerpo del hombre apareció en un descampado de la zona de Cañuelas, provincia de Buenos Aires, a menos de dos kilómetros de la Ruta 3. Fernández Montes fue incendiado dentro de su vehículo, un Suzuki Fun que los investigadores reconocieron al instante.
El móvil del crimen fue económico, ya que Corona dirigía la empresa de la familia Fernández Montes. Las ganancias decayeron y su suegro había descubierto que el hombre le había robado casi un millón de pesos, dejándolo al borde de la quiebra. Por esto mismo, lo separó de la compañía y le pidió la restitución de las llaves de su casa.
De acuerdo con la reconstrucción del caso, Corona planeó el ataque y Fernández Torres fue su cómplice, por lo que será juzgado como coautor de un homicidio agravado por haber sido cometido con alevosía, cargo para el que se prevé la perpetua.