Real Capital es un truco de tantos. Hay decenas de este tipo en la actualidad, packs de mentiras que combinan el miedo a la inflación con el afán que genera el brillo del trading. Habían comenzado en 2020, con base en Instagram. “Real Capital, es una empresa Latinoamericana dedicada a la educación, gestión, desarrollo de estrategias de inversión en los mercados bursátiles, contamos con un equipo de expertos en materia para brindar un servicio profesional a nuestros clientes”, decían de ellos mismos en redes sociales, una definición que es la nada misma.
Con un poco más de lectura, los posibles inversores llegaban a las promesas de la organización. Ofrecían cuatro “planes de inversión”, definidos como “básico”, “medio”, “avanzado” y “experto”, desde 600 hasta mil dólares cada uno. Las rentas mensuales que Real Capital prometía iban desde el 5 hasta el 12 por ciento. Es decir, un esquema Ponzi, con más o menos brillo.
Real Capital fue intimado a cesar sus actividades por la Comisión Nacional de Valores en 2022, ya que incurría “en una suerte de competencia desleal respecto de todos los agentes debidamente registrados, los cuales se encuentran obligados a cumplir con el régimen informativo que les impone la CNV, cuya finalidad última es cumplir con la transparencia exigida”, aseguró la intimación presentada.
Por lo visto, no cesaron nada. Solo cambiaron de nombre.
Se llamaron en un momento Rial Construcciones, luego Market FX, con un canal de Youtube. Dejaron un tendal en el camino: al menos 15 víctimas los acusaron del delito de estafa, con un daño establecido de 130 mil dólares. Las denuncias fueron investigadas por el fiscal Alejandro Musso, titular de la UFEIC, el área de ciberdelitos de la Justicia de San Isidro.
Esta semana, cuatro acusados de integrar la asociación ilícita fueron detenidos por la Policía de la Ciudad y la Sub DDI de Vicente López de la Policía Bonaerense. Una abogada era su presunta cómplice: su estudio porteño fue allanado.
El dinero, descubrió Musso, se esfumó. Las cuentas de criptomonedas de los sospechosos fueron vaciadas.
El jefe de la banda resultó ser un poco más díscolo que el delincuente de guantes blancos promedio: le lanzó un sillón a los policías que le rompieron la puerta con un ariete para detenerlo en la zona de San Fernando.
Agustín Svelitza, el jefe en cuestión, se definía a sí mismo como “agentes de finanzas”, “escritor”, “músico”, “emprendedor” y “cofundador” de Real Capital, según la denuncia de la CNV. Ahora, tras la caída de Real Capital semanas atrás, dice que se dedica al yoga, al box y a su emprendimiento de masajes, al menos según su perfil de Instagram.
De 27 años, registrado como empresario en la AFIP, Svetlitza registró Rial Construcciones en 2022 según el Boletín Oficial. Lo hizo junto a otro imputado y detenido en la causa, Lucas Gastón Escurra, autopromocionado “emprendedor, trader y soñador” según su perfil.
También vecino de San Fernando, ex empleado gastronómico, su Instagram no lo favorece tampoco. Había anunciado a Real Capital y Market FX en decenas de stories que fueron recopiladas por Musso y su equipo.
Su retórica era, por llamarla de alguna forma, bastante Cositorto, discursos de superación con un dejo de coaching ontológico. “Cuando sientas que vas a rendirte, piensa en por qué empezaste”, dijo en un post de agosto de 2020.
Ahora, Svetlitza, Escurra y dos cómplices más deberán enfrentar al fiscal Musso en sus declaraciones indagatorias.