En el mediodía de este lunes, el cadáver de un hombre de entre 35 y 40 años fue encontrado a medio metro de la orilla del lago Victoria Ocampo, en la Plaza Sicilia de Palermo, donde semanas atrás fue asesinado el ingeniero Mariano Barbieri de una puñalada.
El hallazgo del cuerpo, que fue recuperado por Bomberos y analizado por la Unidad Criminalística Móvil de la Policía de la Ciudad en una tarde de sol entre turistas y deportistas que recorrían la zona, generó un misterio automático. El cuerpo no llevaba documentos; sí dos tarjetas SUBE, que podría pertenecerle, o no. Tampoco tenía lesiones visibles, algo que pudiera indicar un posible homicidio.
Este martes, el fiscal Matías Di Lello, a cargo de esclarecer el hecho con un expediente por averiguación de causales de muerte, recibió los resultados preliminares de la autopsia al cuerpo, que se realizó en la Morgue Judicial. Esos resultados ingresaron a la fiscalía a comienzos del mediodía.
“Se encontraron escasas partículas de plancton en los pulmones, lo que lleva a descartar que haya muerto ahogado. Se confirma que no había ningún tipo de lesiones compatibles con cualquier mecánica de una muerte violenta. Es posible suponer un episodio vinculado al consumo de drogas o a una muerte súbita”, aseguró una fuente clave en el caso a Infobae.
Fuentes policiales indicaron, en tanto, que “se pudo apreciar un edema encefálico difuso”, que podría ser producto de un ACV. Así, la causa precisa de muerte queda a determinarse. Di Lello ya ordenó estudios toxicológicos y anatomopatológicos para terminar de esclarecerla.
La identificación del cuerpo es otra historia.
Se supone que la víctima se encontraba en situación de calle. No se hallaron pertenencias en los rastrillajes en las zonas aledañas al hallazgo. Di Lello apunta a identificarlo por reportes de personas desaparecidas, los tatuajes y las marcas personales. Es que las manos estaban en condiciones que no eran idóneas para recuperar sus huellas dactilares, al menos por ahora. Sí comenzó un trabajo forense basado en la hidratación de las yemas para intentar obtener una impresión, y así realizar los cotejos en la base de datos de la PFA.
Por el momento, nadie se presentó a reclamar el cuerpo o a aportar información.
Fuentes del caso indicaron a este medio que la víctima era de tez trigueña, con canas en su cabello, vestía un chaleco negro sin mangas, un suéter gris. Presentaba dos tatuajes: un diablo en la espalda y un toro en el hombro, además de una marca de una quemadura, de vieja data.
La SUBE es otro comodín. Puede ser fácilmente peritada, pero también podría ser una tarjeta que la víctima encontró y conservó.
El cadáver fue encontrado a pocos metros de donde ocurrió el crimen de Mariano Barbieri el 30 de agosto pasado. Esa noche, el ingeniero ingresó a la Plaza Sicilia, ubicada en el Parque Tres de Febrero, cerca de las 22.45 para “hacer una meditación frente a la Luna”, según contaron sus allegados.
En el interior del espacio verde se topó con un delincuente que le intentó robar el celular. El ingeniero se resistió y se produjo un forcejeo, incluso, ambos cayeron al piso, según relató un testigo que fue quien llamó al 911 para denunciar lo sucedido.
En la lucha, que duró pocos segundos, el ladrón hirió a su víctima y escapó. En tanto, el ingeniero recorrió herido casi 300 metros hasta una heladería ubicada en Avenida Del Libertador y Lafinur, donde pidió ayuda. “Me apuñalaron para robarme el celular. No me quiero morir”, llegó a decirles a las personas que lo asistieron.
Doce días después del crimen, el Gobierno porteño instaló nuevas luces en la Plaza Sicilia. Hay un detenido por el asesinato de Barbieri. Se trata de Isaías José Suárez (29), quien el 13 de septiembre pasado fue procesado por la jueza Yamile Susana Bernán como autor de homicidio criminis causa y robo.