El asesino de Mariano Barbieri, el ingeniero de 42 años que fue herido de una puñalada en la Plaza Sicilia del barrio porteño de Palermo, quedó registrado por las cámaras de seguridad, aseguraron fuentes de la investigación a Infobae. Sin embargo, aún no lograron identificarlo debido a que las imágenes del rostro no son claras, detallaron.
De acuerdo a las fuentes del caso, el fiscal Marcelo Munilla Lacasa no tiene dudas que se trata del hombre de buzo rojo, jean y zapatillas que fue descrito por el testigo ocular del ataque y que fue filmado tirando ropa en un tacho de basura. Los investigadores señalaron que llevaba una gorra, elemento que dificulta aún más la identificación.
El presunto homicida fue captado por cámaras antes de ingresar a la plaza del Parque Tres de Febrero por el Jardín Japonés, casi en el mismo horario en el que lo hizo Barbieri, cerca de las 22.45. Creen los detectives que, en el interior del parque, se cruzó a ingeniero y lo atacó para robarle el celular. “Se trenzaron en lucha, incluso, aunque fue breve, cayeron al suelo”, precisaron en base a la declaración del testigo.
Tras herirlo de una puñalada en el corazón, huyó en la misma dirección por la que ingresó: las cámaras lo captaron escapando -por momentos, corriendo y, en otros caminando- por el Jardín Japonés, hacia Figueroa Alcorta. Su rastro se perdió en el predio de la Policía Montada de la PFA.
De esta manera, los detectives lograron reconstruir la ruta de escape del asesino, quien se habría llevado el celular de Barbieri. Mientras el agresor huía, la víctima caminó casi 300 metros en dirección contraria para pedir ayuda en la heladería. “No me quiero morir”, llegó a decir antes de desvanecerse en el suelo.
De acuerdo a su descripción, se trata de un hombre adulto, “casi en situación de calle”. “Es uno de los barrios más vigilados de la Ciudad, pero nos encontramos con dispositivos que no graban, otros que son solo carcazas y las cámaras de seguridad públicas están ubicadas en altura, por lo que no se puede ver con detalle al asesino”, precisaron sobre la imposibilidad de tener mayores detalles de su fisonomía.
Unos 12 efectivos de la División de Homicidios de la fuerza de seguridad porteña continúan visualizando las imágenes de cámaras particulares y de la Ciudad, ubicadas a diez cuadras a la redonda del parque, en busca de más pistas para encontrar al delincuente. Según indicaron, son más de 70 dispositivos.
“(El sospechoso) está filmado en una ‘ranchada’ en una plaza cercana horas antes del hecho. Coincide con la descripción que dio el testigo ocular, que también indicó el momento del ataque y su huida, que fue en dirección a la avenida Figueroa Alcorta. Su rostro está difuso, ya que las cámaras que lo captan están en altura”, confió a Télam un investigador.
De momento, “ya se realizaron tres relevamientos, dos de la policía y uno de la fiscalía, con la finalidad de encontrar una imagen más clara, pero aún no se obtuvo”, aseguraron fuentes del caso sobre el tema. “Las imágenes son de muy mala calidad. Hay que seguir trabajando para descartar sospechosos”, ampliaron las mismas fuentes.
Mientras buscan dar con una imagen más nítida del asesino, los peritos analizan rastros papilares parciales hallados en el cuchillo y en la ropa que fue secuestrada por la Policía de la Ciudad. El fiscal en lo Criminal y Correccional 36 recibió el resultado positivo de sangre humana hallada en el cuchillo. Ahora, aguarda el cotejo de ADN para confirmar si pertenece al ingeniero asesinado, un informe que puede demorar hasta un mes.
El jueves los perros rastreadores marcaron el rastro olorífero de la víctima en la zona de la plaza Sicilia donde se secuestraron el cuchillo de acero inoxidable con mango de madera, una manta, un barbijo, un short y una mochila vacía que se investiga si pertenecía a Barbieri y si es la que vio el testigo.
El informe preliminar de la autopsia reveló que Barbieri murió de una sola puñalada que ingresó entre seis y siete centímetros en el tórax y le afectó el corazón. Sus familiares contaron a la prensa que había entrado al parque para hacer “una meditación a la luna”.