A cuatro años del crimen del policía en Vicente López, un fiscal pidió prisión perpetua para los tres acusados del crimen de Marcelo Pablo Acuña, un suboficial de la Policía Bonaerense que en 2019 perdió su vida tras enfrentar a una banda, compuesta por dos policías federales exonerados y un tercer delincuente, que asaltó una financiera.
Fue Martín Gómez, fiscal de juicio, quien solicitó la pena máxima ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 4 de San Isidro para Adrián Federico Romero (39), alias “Patova o Grandote”; Ángel Fabián Martínez (46); y Francisco Ariel Mansilla (40). Los dos primeros son ex efectivos de la Policía Federal (PFA) y cuentan con antecedentes por robos a bancos.
Los tres están acusados por “homicidio doblemente calificado por ser criminis causa (matar para lograr la impunidad) y por ser contra un miembro de una fuerza de seguridad. Además, enfrentan los cargos de robo triplemente calificado, por el uso de arma de fuego, de manera impropia, y en poblado y en banda; portación ilegal de arma de guerra; daño calificado; y atentado y resistencia a la autoridad”.
A pesar de que Mansilla es quien tiene la autoría del asesinato, el fiscal atribuyó el mismo grado de responsabilidad para los tres.
Para justificar su pedido, explicó que en este caso hubo una “coautoría de dominio funcional del hecho” en la que cada uno hizo un aporte individual pero imprescindible en función del plan común que “estaba aceptado tácitamente que cualquier oposición de fuego que se les presentara debía ser neutralizada del modo en el que Mansilla lo hizo, independientemente de que sea él u otro el sujeto que hubiese estado en ese lugar”, tal como declaró en su alegato.
Sin embargo, la defensa de los acusados se opuso y pidió que el TOC 4 rechace las calificaciones planteadas por la fiscalía y que, en todo caso, solo se aplique la figura de “robo agravado” o, subsidiariamente, la de “homicidio en ocasión de robo”, que prevé una pena de 10 a 25 años.
Con la finalización de los alegatos, los jueces Federico Ecke, Osvaldo Rossi y Esteban Andrejin detallaron que el veredicto y la sentencia se darán a conocer el jueves 7 de septiembre.
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Según la solicitud de elevación a juicio, el hecho ocurrió a las 14.30 del 8 de enero de 2019 cuando los tres imputados y otras tres personas fueron a cometer el robo a la financiera que funcionaba en avenida Maipú 1484 de Florida. Dos de ellos estaban disfrazados: uno de judío ortodoxo y otro de enfermero.
Ese día ingresaron cuatro delincuentes armados, entre ellos Romero y el ex policía Mansilla, mientras que el Martínez se quedó al volante de una camioneta Renault Duster, uno de los dos vehículos con los que la banda había ido a cometer el delito.
“Venían dispuestos a todo. A matar o morir”, relató hace cuatro años atrás Héctor, dueño de la financiera donde fue asesinado su amigo que colabora oficiando de seguridad del local.
El robo inició con el ataque a culatazos a los dos propietarios y a un cliente y finalizó con el apoderamiento de 400.000 pesos, 2.000 reales y una cantidad no precisada de euros y dólares.
“Fue un tiroteo infernal, sentí entre 40 y 50 tiros. Salieron tirando para todos lados. A mí una bala me rozó la pierna”, dijo Héctor en ese entonces y explicó que el oficial Acuña, al ver el violento suceso, se bajó de su auto donde cumplía las tareas de custodio y fue en ese momento que lo asesinaron.
“Se le trabó el arma y lo mataron”, reveló sobre su pistola Browning 9 milímetros con la que ejecutó hasta 6 tiros antes del incidente fatal.
Dos de los ladrones huyeron a pie, otro de los delincuentes huyó en el Renault Logan gris del policía asesinado, pero luego abandonó ese vehículo y se subió a la Renault Duster negra que los esperaba afuera de la financiera y donde había logrado subirse otro integrante de la banda. Sin embargo fueron interceptados en el cruce de Sahores y Valle Grande.
Todo quedó registrado por las cámaras de seguridad del municipio. Desde la fuga y los vecinos corriendo asustados por los disparos, hasta los otros tres delincuentes, de los cuales uno no fue identificado y aún sigue con pedido de captura.
Acuña tenía 52 años, era padre de tres hijos, uno de ellos también policía, y se desempeñaba como teniente primero en el Cuerpo de Seguridad Islas y fue ascendido a teniente mayor post mortem.
Con información de Télam.
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