La fiscal de juicio por el crimen del financista Carlos Walter Molina, asesinado en noviembre de 2021 en un departamento del barrio porteño de Almagro, pidió este martes penas de 15 y 6 años de prisión para las dos acusadas del homicidio y robo, mientras que las defensas solicitaron la absolución de ambas.
Al finalizar los alegatos, el Tribunal Oral en lo Criminal N°12 porteño, integrado por los jueces Darío Medina, Claudia Moscato y Luis Márquez, pasó a un cuarto intermedio hasta el 11 de septiembre próximo, cuando dará a conocer su veredicto.
La fiscal de juicio Silvia Ramos pidió este martes 15 años de prisión para Julieta Lacivitta como coautora del “homicidio en ocasión de robo” de Molina (34) y una pena de 6 años para Estefanía Vanesa Romero como “partícipe secundaria” del robo.
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Por su parte, las defensoras requirieron la absolución por considerar que a Romero no se la pudo ubicar en la escena del crimen y Lacivitta no sabía para qué la estaban utilizando en el hecho. Hay que recordar que el abogado querellante Darío Liurgo pidió en su alegato que ambas acusadas sean condenadas por el delito de “homicidio en ocasión de robo”. a 20 y 15 años, respectivamente.
En tanto, Eduardo “Calabaza” Ajalla Cabrera, pareja de Romero y sindicado miembro de la hinchada de Atlanta, continúa prófugo como presunto autor material del asesinato y por el cual el Ministerio de Seguridad de la Nación ofreció una recompensa de 1.500.000 pesos para quienes aporten datos para dar con su paradero.
El caso
Durante la investigación, el fiscal de instrucción Marcelo Munilla Lacasa estableció que el financista fue asesinado el 19 de noviembre de 2021, luego de ser citado al departamento “C” del piso 10 de un edificio ubicado en avenida Díaz Vélez del barrio de Almagro, para realizar el cambio de 7.500 dólares.
Según consta en el procesamiento dictado por el magistrado Fernando Caunedo, a cargo del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N° 10, Molina fue citado en tres oportunidades por una mujer que se identificó como “Camila”, con quien realizó dos operaciones de compra venta de 1.200 y 3.000 dólares, y quien días después le solicitó efectuar una tercera de 15 mil.
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De acuerdo a constancias de la causa, la responsable de contactar al financista fue Lacivitta -quien se hacía llamar “Camila”- y el actualmente prófugo apodado “Cala” o “Calabaza”.
Para el fiscal, Molina fue citado a las 18 del 19 de noviembre de 2021 por Lacivitta al departamento de Díaz Vélez y al ingresar “fue sorprendido por alguno de los imputados -posiblemente ´Calabaza´, por una cuestión de fuerza física-, quien lo golpeó y le disparó en el tórax con una pistola del calibre 9 milímetros”, para luego darse a la fuga “dejando en el lugar treinta y cuatro mil quinientos pesos, cien dólares y todas las pertenencias” de la víctima.
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Los investigadores establecieron, mediante el cruce de las antenas de los celulares de los sospechosos, que la línea telefónica con la que era contactado Molina se prendía en inmediaciones del domicilio que compartían Romero y “Calabaza”, en el barrio de Caballito.
También determinaron que cada vez que el financista era contactado, la señal del teléfono celular impactaba en la antena cercana a la sede del club Atlanta, donde se cree que se reunía la banda. “Si bien los audios eran enviados por Lacivitta, haciéndose pasar por ‘Camila’, la sospecha es que las conversaciones de WhatsApp escritas fueron efectuadas por la otra mujer o por ‘Calabaza’ y que cuando se juntaban, hacían que Lacivitta envíe mensajes de audio”, explicó uno de los investigadores.
Además, en la causa se aportó un video registrado en las cámaras de seguridad de la zona en el que se ve el paso de un Peugeot 208 color blanco, propiedad de esa pareja.
Si bien en un primer momento se investigó que el crimen de Molina se había cometido durante un robo, los investigadores no descartaron luego otras posibilidades debido al hallazgo de dinero y demás pertenencias en la escena. “En el bolsillo tenía 34 mil pesos y cien dólares, y en el auto otros 98 mil pesos”, confirmó un investigador, quien dijo que no obstante se cree que los asesinos se apoderaron de la suma que llevaba para cambiar.
La principal hipótesis es que la banda se ganaba la confianza de los denominados “arbolitos” o de financistas con cambio de moneda en importes chicos, para luego pedirles hacer una transacción con cifras más elevadas y era ahí cuando les robaban.
*Con información de Télam
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