El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°1 de Quilmes sentenció al hombre acusado de asesinar a una oficial de policía en 2017 a cumplir una cadena perpetua luego de que se probara que el ataque ocurrió dentro del departamento de su ex pareja. El agresor se había escondido en el interior de la propiedad, cuando las cuatro hijas que compartían se encontraban en la casa de su abuela paterna. Un día después de la condena, se reveló cómo el hombre amenazaba a su víctima: “Cuando te vea, te parto al medio”.
El miércoles se realizó la última audiencia del juicio, en donde los jueces encontraron culpable a Sergio Maciel, de 46 años, por el delito de “homicidio doblemente agravado por el vínculo y por haber sido cometido por un hombre contra una mujer mediando violencia de género”, en perjuicio de Verónica Cordary. El fallo fue unánime, pero el condenado no se encontraba presente para recibir la sentencia, ya que lo había pedido de forma expresa.
La sentencia coincidió con el pedido realizado por la fiscal a cargo, María de los Ángeles Attarián Mena, mientras que el jurado rechazó la objeción de la defensa del acusado que había planteado que la pena era inconstitucional.
A pesar de que el imputado se salteó varias de las audiencias que se celebraron desde que inició el juicio oral la semana pasada, Maciel pidió estar presente en la apertura y cierre de los alegatos, en donde aprovechó su derecho a la última palabra ante el tribunal para pedirle perdón a sus hijas y la familia de la víctima.
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“Cuando menos te lo imagines te parto al medio. No te imaginas. No te vas a dar cuenta cuando esté cerca”, decía uno de los mensajes que el agresor le había enviado a la mujer días antes y le advirtió que “podía pasar un año, un mes, lo que sea” para cumplir con las amenazas. Incluso, aseguró que se iba a “pudrir mal”, si intentaba evitar que viera a sus hijas.
Según la reconstrucción del caso que proporcionó Télam, el crimen se perpetró el 22 de octubre de 2017, cerca de las 16 horas, cuando la mujer regresaba a su departamento, referenciado como B16 1 B, en el complejo habitacional que se ubica en la avenida Dardo Rocha, entre las calles 17 y 18, de Berazategui. El hombre se había escondido en el interior, para luego tomarla de sorpresa y apuñalarla 18 veces antes de darse a la fuga.
El hecho fue denunciado por un compañero de trabajo del condenado, ya que este lo había llamado por teléfono para contarle lo que había hecho. Después de esto, la fuente se dirigió hasta la propiedad, en donde encontró a Cordary tras haber forzado la puerta con ayuda de un vecino del edificio.
Acto seguido, denunciaron lo ocurrido al servicio de emergencias del 911, por lo que los agentes de la comisaría 1ra. de Berazategui acudieron al lugar junto al personal médico que constató que la mujer había fallecido producto de las puñaladas que recibió. Mientras que los efectivos tomaban testimonio al camionero y al residente, por medio del radio les informaron que el atacante se había entregado en la seccional de la localidad El Pato, en compañía de un familiar y cubierto de sangre.
Desde ese momento, el hombre permaneció detenido hasta que fue sentenciado esta semana y se negó a declarar sobre lo que ocurrió ese día. No obstante, el expediente reveló que la oficial había formulado dos denuncias por “lesiones y amenazas”, por lo que le habían otorgado una restricción de acercamiento y tuvo que abandonar la propiedad que compartían.
De esta manera, el hecho de que el acusado no tuviera llaves propias para ingresar al departamento señaló que habría contado con un plan, ya que le habría robado un juego de llaves a alguna de sus hijas que habían pasado la noche anterior con él. Pues, en ningún momento se detectó que la puerta de entrada había sido forzada previo al ataque.
Por otra parte, el informe preliminar de la autopsia también fue clave en el caso, debido a que este indicó que las 18 puñaladas dañaron el tórax, la espalda y dorsales de la víctima, una de las cuales le perforó el corazón y provocó una muerte por “taponamiento cardíaco”. Además, la agente presentaba signos compatibles con un intento de defensa en las manos y que no habría llegado a utilizar el arma reglamentaria.
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