El abogado que representa como particular damnificado a la familia del financista Carlos Walter Molina, asesinado de un tiro en el pecho en noviembre de 2021 en un departamento del barrio de Almagro, pidió penas de 15 y 20 años de prisión para las dos mujeres que son juzgadas por el homicidio.
Fue en el marco del juicio que comenzó el martes pasado. El querellante Darío Liurgo brindó su alegato ante el Tribunal Oral en lo Criminal N° 12 porteño y pidió un cambio en la calificación legal con la que Julieta Antonella Lacivitta (32) y Estefanía Vanesa Romero (38) llegaron imputadas al debate oral.
Para Liurgo, no se trató de un “homicidio agravado por el uso de arma de fuego”, sino de un “homicidio en ocasión de robo”. Siguiendo esa línea, el letrado solicitó una pena de 20 años de prisión para Lacivitta, por considerarla “coautora” del crimen; y 15 años de cárcel para Romero, por ser “partícipe necesaria”.
Lacivitta llegó al juicio oral acusada de ser “partícipe necesaria” del crimen y permanece alojada en la cárcel de Ezeiza; mientras que Romero fue procesada como “partícipe secundaria” y cumple con un arresto domiciliario.
El presunto autor material del asesinato, identificado como Eduardo “Calabaza” Ajalla Cabrera, continúa prófugo. Tiene orden de captura desde el 10 de marzo de 2022. Para quien aporte información que permita dar con su paradero, el Ministerio de Seguridad de la Nación ofreció una recompensa de 1.500.000 pesos. Es pareja de Romero y miembro de la hinchada de Atlanta.
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Tras el alegato, el tribunal integrado por Darío Medina, Claudia Moscato y Luis Márquez pasó a un cuarto intermedio hasta el próximo martes, cuando será el turno de la fiscalía y de las defensas. Según fuentes judiciales, el TOC N° 12 podría dar a conocer el veredicto ese mismo día.
Durante la primera jornada del debate oral, los jueces Darío Medina, Claudia Moscato y Luis Márquez escucharon la ampliación de la declaración indagatoria de Lacivitta, quien aceptó responder preguntas de las partes.
En su testimonio, la imputada admitió haberle comprado dólares estadounidenses a la víctima y aseguró que frecuentaba el departamento donde tuvo lugar el asesinato, aunque sostuvo ser inocente. Al momento del crimen, según indicó, había ido a buscar a su hijo al colegio.
También declaró la madre de Molina, María Elba Cardozo, quien se refirió a las medidas de seguridad que tomaba su hijo ante cada transacción financiera que realizaba y sugirió que los asesinos eran conocidos de él.
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La lista de testigos continuó con el jefe de la división Homicidios de la Policía de la Ciudad, Cristian Ardiles. Frente al TOC N°12 el hombre ratificó la información volcada en sus informes criminalísticos del hecho y reconstruyó cómo llegó a detener a Lacivitta y a Romero.
El caso
Durante la investigación, el fiscal de instrucción Marcelo Munilla Lacasa estableció que el financista fue asesinado el 19 de noviembre de 2022, luego de ser citado al departamento “C” del piso 10 de un edificio ubicado en avenida Díaz Vélez del barrio de Almagro, para realizar el cambio de 7.500 dólares.
Según consta en el procesamiento dictado por el magistrado Fernando Caunedo, a cargo del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N° 10, Molina fue citado en tres oportunidades por una mujer que se identificó como “Camila”, con quien realizó dos operaciones de compra venta de 1.200 y 3.000 dólares, y quien días después le solicitó efectuar una tercera de 15 mil.
De acuerdo a constancias de la causa, la responsable de contactar al financista fue Lacivitta -quien se hacía llamar “Camila”- y el actualmente prófugo apodado “Cala” o “Calabaza”.
Para el fiscal, Molina fue citado a las 18 del 19 de noviembre de 2021 por Lacivitta al departamento de Díaz Vélez y al ingresar “fue sorprendido por alguno de los imputados -posiblemente ´Calabaza´, por una cuestión de fuerza física-, quien lo golpeó y le disparó en el tórax con una pistola del calibre 9 milímetros”, para luego darse a la fuga “dejando en el lugar treinta y cuatro mil quinientos pesos, cien dólares y todas las pertenencias” de la víctima.
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Los investigadores establecieron, mediante el cruce de las antenas de los celulares de los sospechosos, que la línea telefónica con la que era contactado Molina se prendía en inmediaciones del domicilio que compartían Romero y “Calabaza”, en el barrio de Caballito.
También determinaron que cada vez que el financista era contactado, la señal del teléfono celular impactaba en la antena cercana a la sede del club Atlanta, donde se cree que se reunía la banda.
“Si bien los audios eran enviados por Lacivitta, haciéndose pasar por ‘Camila’, la sospecha es que las conversaciones de WhatsApp escritas fueron efectuadas por la otra mujer o por ‘Calabaza’ y que cuando se juntaban, hacían que Lacivitta envíe mensajes de audio”, explicó uno de los investigadores.
Además, en la causa se aportó un video registrado en las cámaras de seguridad de la zona en el que se ve el paso de un Peugeot 208 color blanco, propiedad de esa pareja.
Si bien en un primer momento se investigó que el crimen de Molina se había cometido durante un robo, los investigadores no descartaron luego otras posibilidades debido al hallazgo de dinero y demás pertenencias en la escena. “En el bolsillo tenía 34 mil pesos y cien dólares, y en el auto otros 98 mil pesos”, confirmó un investigador, quien dijo que no obstante se cree que los asesinos se apoderaron de la suma que llevaba para cambiar.
La principal hipótesis es que la banda se ganaba la confianza de los denominados “arbolitos” o de financistas con cambio de moneda en importes chicos, para luego pedirles hacer una transacción con cifras más elevadas y era ahí cuando les robaban.
*Con información de Télam
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