El Tribunal Oral N°4 de Quilmes, presidido por el juez Alberto Ojeda, condenó a prisión perpetua al autor del crimen más brutal de la pandemia y el aislamiento obligatorio. Este martes, Braian “Tati” Fleitas (22) recibió la pena máxima por el asesinato de Ángela Chiapello, de 61 años.
“Estamos conformes con el fallo del Tribunal, era lo que esperábamos”, dijo a la agencia de noticias Télam Griselda Quevedo, hija de la víctima, que al momento de ser asesinada era pensionada por una discapacidad.
El crimen por el que Fleitas fue condenado este mediodía ocurrió en agosto de 2020, tras un robo. A Ángela le robaron en su vivienda de la localidad bonaerense de Ezpeleta, la encerraron en su cuarto y después prendieron fuego la casa. La quemaron viva, literalmente. Sus vecinos la socorrieron, alertaron a los bomberos, pero falleció en el Hospital Iriarte tras varios días de agonía.
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El hecho, en principio, se investigó como una entradera. Pero a los pocos días, la Policía Bonaerense arrestó a “Tati” Fleitas, quien conocía a Chiapello. Para ese entonces, la hija de la víctima revelaba: “Lo que le sucedió a mi mamá nosotros ya lo veníamos denunciando”.
En los alegatos del juicio, el fiscal Claudio Pelayo había pedido que el imputado sea condenado a prisión perpetua, acusado de homicidio criminis causa, y el tribunal le dio la derecha. La defensa, en tanto, había solicitado su absolución al considerar que solamente concurrió a la casa de la víctima para realizar “una mudanza”.
La hipótesis del caso siempre versó en que el condenado le dio una golpiza a Ángela, para luego comenzar el incendio. La autopsia reveló marcas de puñetazos en el rostro de la víctima. “Tati” no actuó solo, según la Justicia. Tuvo dos cómplices. Uno de ellos, Juan Medina, será enjuiciado en un proceso por separado. El tercero, de 17 años, pasó a manos del fuero de menores.
La trama por detrás del ataque es compleja. Según Quevedo, todo comenzó nueve meses antes del crimen, cuando una sobrina de su mamá, Verónica, llegó a la casa de Chiapello a cumplir un arresto domiciliario. La mujer había sido condenada por venta de drogas.
“Cuando Verónica se mudó comenzó a aparecer gente extraña en la casa, muchos delincuentes, entre ellos ´Tati´, que era el novio de la hija de Verónica: fue un desastre”, contó Quevedo a este medio tras el asesinato de su madre.
“No fue la primera vez que la atacaron, ya habíamos hecho varias denuncias, la última vez que le robaron fue en diciembre pasado”, dijo por ese entonces y agregó: “Entraron a su habitación, le robaron y le rompieron todo, lo denunciamos, pero nadie hizo nada”.
Durante esos nueve meses, Chiapello vivió reiterados episodios de violencia. El punto más alto de los abusos fue el 24 de julio de 2020, cuando Verónica le pegó a su tía.
“Sufrió un episodio de maltrato, pero como tenía el arresto domiciliario, no se la podía sacar”, contó Quevedo y añadió: “Se cansaron de golpearla y de encerrarla, realmente no sabíamos qué hacer, pedíamos por favor que la trasladen, que la saquen de la casa”.
Y así fue. Dos días antes del hecho, según Quevedo, Verónica fue trasladada a otro domicilio. “A partir de ese día mi mamá quedó sola en la casa”, siguió la hija. ”Rompieron todo, robaron y le pegaron a mi mamá, después, prendieron fuego en su cuarto y la encerraron”, dijo.
Y, según pudo reconstruir Infobae, de fuentes judiciales, “Tati” declaró que ingresó al domicilio por la ventana.
Según declararon vecinos en el juicio en el TOC N°4, “Tati” Fleitas había pedido en el barrio un “encendedor” y luego del hecho ofreció varios elementos que le habría robado a Chiapello.
La Justicia sostuvo que los acusados tenían en su poder el televisor, una heladera, ollas y una campera que fue reconocida por la hija de Ángela, así como la SUBE de la víctima. La Policía Bonaerense determinó que los asesinos se llevaron lo robado en un carro.
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