Los empresarios Nahuel Vargas y Maximiliano Pilepich se encuentran este lunes prófugos de la Justicia por el asesinato de Fernando Pérez Algaba, el comerciante y trader de criptomonedas hallado descuartizado el mes pasado en la localidad de Ingeniero Budge.
El fiscal Marcelo Domínguez ordenó a la Policía Bonaerense allanar seis objetivos vinculados a Pilepich, principalmente en la zona de Hurlingham, y otros dos vinculados a Vargas, en lugares como Castelar; por el delito de homicidio cuádruplemente agravado por uso de arma, codicia, alevosía y la participación de dos o más personas. La única pena posible con esta combinación es la de prisión perpetua.
Ambos prófugos son los últimos que vieron a “Lechuga” con vida, al menos según sus propios relatos. Fueron amigos del vendedor de autos de alta gama, para luego convertirse en adversarios con una larga historia de amenazas, denuncias y rencillas.
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Tal como Vargas, Pilepich declaró de forma espontánea en el expediente. Relató que ambos le debían al comerciante asesinado 150 mil dólares y, por su parte, le entregó a la DDI de Lomas de Zamora la camioneta Land Rover Evoque con la que el trader fue visto con vida por última vez.
Según las nuevas pruebas que se conocieron en el expediente, la ruta de teléfonos celulares fue una de las claves para convertirlos en los principales imputados del caso.
La principal evidencia de la causa fue establecida por peritos de la Dirección de Tecnologías Aplicadas a la Investigación en Función Judicial de la Policía Bonaerense. Los informes estuvieron abocados al análisis de los movimientos establecidos por impactos de antenas y del teléfono de la víctima y de los imputados, principalmente del aparato utilizado por Pilepich.
Los detectives anotaron 10 puntos claves y analizaron las coincidencias del celular del comerciante descuartizado y otros números en las mismas antenas, con el fin de reconstruir el recorrido de la víctima (o su celular) y quiénes podrían haber realizado el traslado.
Así, se llegó a la sospecha de que Pilepich habría contado con la ayuda de H.C., investigado en la causa, un agente de la Policía de la Ciudad especialista en tecnología y teléfonos. El fiscal Domínguez pidió la detención de este policía, que fue denegada por el juez de Garantías Sebastián Monelos.
Para comunicarse con sus cómplices, determinaron los peritos, Pilepich activó un celular en desuso, supuestamente, adquirido por el Ministerio de Justicia y Seguridad porteño. Se sospecha que fue H.C. quien puso a disposición ese aparato, que fue usado desde el 18 de julio al 25 de julio pasado. Esos días, el teléfono tuvo un derrotero entre distintas zonas del gran Buenos Aires: impactó en Bella Vista, General Rodríguez, Moreno, Hurlingham.
De acuerdo al informe, el teléfono de la víctima, tras encontrarse con Pilepich y Vargas en General Rodríguez alrededor de las 19, emprende un recorrido por el Acceso Oeste y se detiene en una bajada a la altura del partido de Moreno. El teléfono de Pérez Algaba, desde entonces, comenzó a impactar en distintas antenas durante un lapso de varias horas.
El celular que habría sido facilitado por H.C. inició su recorrido el 18 de julio a las 2.37, desde la Ciudad de Buenos Aires -donde vive el policía- hacia Acceso Oeste, luego al camino del Buen Ayre, arribando a Bella Vista a las 3.05 y permaneció en el country en el que vive Pilepich. En ese lapso, desde el celular se registraron llamadas entre Vargas, amigo del emprendedor inmobiliario, y Gil, uno de sus empleados. El primero está prófugo y el segundo, detenido.
Las comunicaciones se repitieron entre las 14.11 y las 15.36 de ese día. A partir de esa hora, el abonado del teléfono comenzó a desplazarse desde el country hacia Camino del Buen Ayre en dirección al Acceso Oeste, para el lado de Luján; y luego, a las 16.03, llegó a la zona de “Renacer”, en las inmediaciones de rutas 7 y 8 de General Rodríguez. Allí permaneció hasta las 19.05.
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Un minuto más tarde, se mantuvo una conversación con un número utilizado por Gastón Carrizo, amigo de Pilepich, ahora también detenido. Luego, comenzó a desplazarse por la traza del Acceso Oeste y efectuó una llamada a Córdoba a las 19.14. Tres minutos más tarde, el agente de la Policía de la Ciudad le devolvió la llamada y mantuvo una conversación. Tras ello, volvió a llamar a Gil. Luego, siguió su recorrido y se detuvo por 20 minutos en la bajada de Puente Gnecco, en Moreno. En este punto, la ubicación del abonado coincide con la de la víctima.
Pilepich volvió a llamar a Córdoba a las 19.31 y llamó de nuevo a Gil a las 19.33 y a las 19.36. Permaneció en ese lugar hasta las 19.49 y retomó el Acceso Oeste, con dirección a Parque Leloir, y luego tomó el Camino de Buen Ayre.
Después, el usuario intentó hacer llamadas a Carrizo, H.C. y a otra persona. A las 23.15, el teléfono comenzó a recorrer, nuevamente, el Camino del Buen Ayre y Gaspar Campos y, cuatro minutos más tarde, se registró un impacto en el Acceso Oeste y el Camino de Buen Aire, lo que significa que el vehículo en el que se desplazaba iba a una gran velocidad.
En ese momento, se registró una nueva coincidencia con el teléfono de la víctima, que impacta entre las 23.26 y 23.32 en esas mismas celdas. Esa circunstancia se repite a las 00.01. El teléfono en manos de Pilepich comenzó a producir impactos en La Reja y efectuó un recorrido hacia el predio “Renacer”, donde coincidió con el teléfono de la víctima, arribando al lugar a las 0.30. Permaneció allí hasta la 1.48, en donde retomó el movimiento hacia CABA.
Durante la madrugada, intentó comunicarse con Carrizo, y llamó a H.C.. Entre las 2.24 y las 2.26, las antenas lo ubican en la zona de Puente La Noria. En ese recorrido, a las 2.14, el teléfono de la víctima impactó en la celda del Peaje Luján.
Tras ello, se produce un impacto clave en la antena que abastece el domicilio de Ingeniero Budge donde vive Luis Alberto Contreras, hermano de Alma Nicol Chamorro, la única detenida que tenía el caso hasta hoy. Allí se mantuvo por nueve minutos.
Luego, el teléfono impactó en el lugar donde fueron encontrados los restos de Pérez Algaba. Para así seguir su recorrido hacia Puente La Noria, tomar la avenida General Paz hacia Acceso Oeste y coincidir, nuevamente, en una antena con el teléfono de la víctima a las 3.07, en la zona de Hurlingham y Castelar. A las 3.09, llamó a Vargas. El aparato permaneció en ese sitio por unos 15 minutos.
A las 3.32, retomó el movimiento y volvió a impactar en Hurlingham, en la zona de otro domicilio vinculado a Pilepich en la calle Londres. En esa propiedad, creen los investigadores que habría estado estacionada la camioneta Land Rover blanca. A las 3.50 se dirigió a su casa del country y, en el camino, intentó llamar de nuevo a Carrizo.
Hasta las 6.41, el teléfono no registra movimientos, hasta que vuelve a activarse a las 6.56 en la localidad de Ingeniero Budge. Los detectives anotaron otro impacto a las 7.38, en la zona de Puente La Noria; y a las 8.20 en el Country Golf Bella Vista, donde permanece hasta las 20, cuando se da un impacto en el Barrio El Libertador de Loma Hermosa.
Desde ese momento hasta el 25 de julio pasado, el teléfono permaneció en la zona del country, hasta que, en esa fecha, regresó a Bella Vista. Desde ese momento, el celular no registró más movimientos.
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