Tres hombres y una mujer, la última en caer este lunes, son los nuevos detenidos por el homicidio de Fernando Pérez Algaba, el comerciante que fue hallado descuartizado en un arroyo de la localidad de Ingeniero Budge. Todos tienen vínculos con el principal imputado, que se encuentra prófugo. Se trata de Maximiliano Pilepich, el emprendedor inmobiliario de la zona de Hurlingham que entregó la camioneta Range Rover blanca que usó la víctima antes de ser asesinado.
No es el único al que la Policía Bonaerense no encuentra y que tiene pedido de detención del fiscal del caso, Marcelo Domínguez. Nahuel Vargas, ex amigo de la víctima, es otro de los prófugos que tiene la causa por estas horas. Mientras tanto, Flavia Lorena Bomrad, Luis Alberto Contreras, Gastón Carrizo y Matías Gil ya están tras las rejas. Como también Nicole Chamorro, la mujer trans que fue la primera en caer.
Bomrad era gestora y amiga de “Lechuga” Pérez Algaba. A la vez, trabajaba para Pilepich con quien tuvo comunicaciones el día de la desaparición de la víctima. Aunque en un primer momento el juez de Garantías de la causa, Sebastián Monelos, rechazó su detención, los investigadores encontraron en su auto, un Ford Mondeo, sangre, pelos y un aro que serían de la víctima. Los hallazgos se hicieron durante un allanamiento en su casa de Morón. Así, quedó presa.
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Además, una huella dactilar suya fue hallada en el predio “Renacer” de General Rodríguez, donde la víctima fue vista por última vez ese 18 de julio pasado.
Luis Alberto Contreras, otra de las personas arrestadas por pedido del fiscal Domínguez, pero este lunes por la mañana, es hermano de Nicole Chamarro, quien cayó por la valija en la cual se hallaron parte de los restos del trader asesinado.
En la localidad de Ingeniero Budge, a Contreras lo conocen como “Pepe Tiratiros” y/o “Pitón”. De acuerdo a las fuentes consultadas, “es un pesado que opera en la zona de La Salada” y, como su alias lo indica, es contratado para realizar “aprietes” a los tiros.
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El fiscal Domínguez encontró una llamativa coincidencia entre Contreras y Pilepich: ambos fueron imputados en una causa por robo hurto automotor en el partido de Moreno que data de 2004.
El cuerpo de Pérez Algaba fue arrojado en el Arroyo del Rey, muy cerca de la casa del sindicado matón a sueldo, en la calle Euskadi. Además, el celular que usaba Pilepich para despistar impactó durante la madrugada del 19 de julio pasado en ese sector de Ingeniero Budge. También se registraron llamados entre ambos.
Luego de que la policía encontrara su documentación en la valija roja en la que ocultaron el cuerpo seccionado y embalado en bolsas, Contreras señaló a su hermana Nicole, algo que le valió la cárcel a la mujer. Un testigo del caso reveló, además, haber visto a “Cooper”, el perro del comerciante descuartizado en la casa del ahora nuevo detenido.
Contreras fue imputado por el delito de “homicidio triplemente agravado por ser cometido con alevosía, por codicia y por ser cometido por el concurso premeditado de varias personas, ello con el uso de arma de fuego en concurso real con falso testimonio”. Pero no fue el único: la misma calificación legal pesa sobre el pedido de captura de Pilepich y de Vargas.
En tanto, Matías Ezequiel Gil, otro de los detenidos este lunes, también trabajaba para Pilepich, aunque en su registro laboral aparezca como empleado de un socio del dueño del predio “Renacer”, el barrio cerrado de General Rodríguez al que fue la víctima para cobrar una deuda poco antes de ser asesinado.
De acuerdo a la investigación, Gil también registra varias llamadas con los presuntos autores del homicidio e, incluso, se encontró con el empresario buscado y con Vargas en cercanías de puente Gnecco, en el partido de Moreno, cerca de las 19:30 del 18 de julio pasado, es decir, cuando -según la hipótesis fiscal- ya habrían matado Pérez Algaba.
Esos movimientos fueron probados por las cámaras de seguridad municipales que muestran su VW Polo y la camioneta Land Rover blanca de Pilepich. En ese instante impactaron en las antenas el celular de Pilepich y la víctima. Luego, partieron hacia la localidad de Ingeniero Budge. Hay que remarcar que Gil también le debía dinero a Pérez Algaba.
Respecto a Gastón “Tonga” Carrizo, los detectives pudieron asentar que existieron varias comunicaciones entre él y Pilepich en el momento en el que pudieron haber cometido el crimen, prestando asistencia y colaboración a los homicidas. Usaba, para ello, una línea a nombre de su madre.
“Tonga”, oriundo de Hurlingham, es amigo y empleado de Pilepich. Sería la persona encargada de la seguridad en otro de sus emprendimientos sin finalizar en la calle Londres, donde podrían haber descuartizado al comerciante. Carrizo habría sido parte de la comitiva que descartó el cuerpo.
Tanto Carrizo como Gil y la gestora fuero apresados por el delito de “homicidio triplemente agravado por ser cometido con alevosía, por codicia y por ser cometido por el concurso premeditado de varias personas, ello con el uso de arma de fuego”.
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