La odisea que vive Carlos Monteverde, ex peluquero de Néstor Kirchner, que le cortó el pelo a Diego Maradona y trabajó cuatro años en la Casa Rosada tiene fecha y hora de inicio: 18 de mayo de 2022, a las 18:30. Ese día, según la acusación, el empresario Lucas D’Adamo detuvo su BMW negro al frente de su casa del Barrio Don Bosco de Ramos Mejía y descargó una ráfaga de disparos: once tiros impactaron en una ventanilla del auto que estaba en la puerta del garaje, en una reja y en la ventana del living donde el estilista y su esposa miraban televisión.
Aunque D´Adamo, dueño de una fábrica de vidrios blindados para la industria de la seguridad, permanece detenido, Monteverde teme que sea liberado si es declarado inimputable en una causa investigada por la fiscal Alejandra Núñez de la UFI N°8 de La Matanza. Todo depende de una pericia psiquiátrica que se realizará en Quilmes, luego de la queja de los abogados del peluquero sobre dos pericias oficiales.
Sucede que un primer análisis, con el testimonio de la hermana del empresario, los peritos del Departamento Judicial de La Matanza afirmaron que el agresor padecía un cuadro delirante paranoide, que se desencadenó con el fallecimiento de su padre y que el cuadro se vio agravado por el consumo de cocaína.
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La hermana de D’Adamo dio su testimonio y dijo que el empresario “se desbordó” luego de la muerte de su padre en 2018. Aseguró que su hermano consumía drogas y que a varias personas las acusaba de perseguirlo y de reportar a los servicios de inteligencia.
El detalle no es menor. Durante el ataque, D´Adamo le gritó a Monteverde: “¡Te voy a matar hijo de puta! Vos estás en la SIDE”.
El examen concluyó que el empresario padece una patología del orden de las psicosis y que no pudo actuar con voluntad ni libertad de conciencia. En síntesis, concluyeron que no comprendía sus actos y fue declarado inimputable. En ese momento, D’Adamo fue trasladado a la Unidad 10 de Melchor Romero, que funciona como neuropsiquiátrico.
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Los peritos consideraron que “una vez que el cuadro actual se encuentre estabilizado, sin riesgo cierto e inminente de peligrosidad para sí y para terceros, el señor D’Adamo deberá continuar con tratamiento psicológico y psicofarmacológico”.
Sin embargo, los abogados de la víctima cuestionaron el examen y pidieron una nueva pericia psiquiátrica oficial, luego de que su perito de parte, Rafael Herrera Milano, detectara “contradicciones y errores insalvables” en la pericia oficial.
“Dentro de las consideraciones, se asevera que al examen psiquiátrico actual no presenta alteraciones morbosas de sus facultades mentales ni estados de inconsciencia. En cambio, en las conclusiones afirma que presenta una patología del orden de la psicosis, la cual no fue acreditada en el cuerpo de la pericia”, advirtió Herrera Milano sobre la contradicción.
Para el psiquiatra forense, en la pericia oficial no hay pruebas del padecimiento de D´Adamo y que no puede ser sostenido el diagnóstico solo con el testimonio de la hermana del agresor. Al mismo tiempo, remarca que el empresario fue habilitado por la Agencia Nacional de Materiales Controlados (ANMAC) como legítimo usuario de seis de las armas encontradas en el allanamiento a su casa.
“Para poder serlo debió pasar los correspondientes análisis psicotécnicos que habrían detectado alguna de las patologías que ahora se buscan alegar”, dijo a Infobae. “El informe está sustentado únicamente en los dichos del entrevistado, más no se hace referencia a la eventual comprobación de los mismos en base a las constancias del expediente”, agregó.
Además, “se omite descartar simulación en el relato del entrevistado. La conclusión de que al momento de los hechos que se le reprochan no ha podido actuar con voluntad y libertad de conciencia no es más que una aseveración dogmática sin respaldo científico que se encuentra encerrada en sus propias contradicciones”, cerró.
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Tras el informe, la fiscal Alejandra Núñez ordenó la repetición del examen psiquiátrico que se realizó el 3 de octubre, con el mismo resultado: D’Adamo es inimputable, no puede afrontar las consecuencias de sus actos.
Una vez más, la querella puntualizó inconsistencias y aportó fotos de una reunión social entre el perito contratado por la defensa y una de las cuatro peritos oficiales.
Tras una denuncia por “incumplimiento de los deberes de funcionario público”, y la recusación de todo el equipo del Departamento Judicial de La Matanza, en junio de este año Núñez pidió la elevación a juicio de la causa, y solicitó que “de manera excepcional” un tribunal de la jurisdicción de Quilmes realice la tercera pericia psiquiátrica a D’Adamo.
Este martes y miércoles, se harán dos audiencias clave para resolver el caso, mientras el empresario continúa en un pabellón psiquiátrico, a la espera de la definición.
Así fue el ataque a tiros al ex peluquero de Néstor Kirchner
El 18 de mayo de 2022, Lucas D’Adamo, condujo hasta el domicilio de su estilista, Alejandro Monteverde, en el barrio Don Bosco de Ramos Mejía y disparó. Las balas impactaron en una ventanilla del auto que estaba en la puerta del garaje, en una reja y en la ventana del living donde Monteverde y su esposa miraban televisión.
Al escuchar las detonaciones, el peluquero salió a la vereda y un proyectil rozó su cabeza y terminó incrustado en la pared. “¡Te voy a matar hijo de puta! Vos estás en la SIDE”, le gritó D’Adamo. Monteverde pudo reconocerlo ya que se trataba del mismo hombre que atendía hacía 15 años en su peluquería de Ciudadela.
La Policía Bonaerense detuvo a D’Adamo a pocas cuadras del lugar. En su auto tenía una pistola Glock con diez cartuchos intactos del mismo calibre a la derecha del asiento del conductor, una pistola Bersa con una botella plástica acoplada al extremo del cañón a modo de silenciador y 12 vainas servidas calibre 9 milímetros.
En la casa del tirador, además, guardaba arsenal: veintidós armas de fuego, entre pistolas, revólveres y carabinas, y hasta un fusil de repetición. Lo imputaron por “abuso de armas agravado, amenazas agravadas, portación de arma de fuego de uso civil y portación ilegal de arma de guerra”.
D’Adamo se negó a declarar. Su víctima lo acusó de haber planeado el ataque, porque contó que desde hacía un tiempo su viejo cliente iba a la peluquería y lo acusaba a los gritos de ser un agente de inteligencia del Gobierno, y que lo estaba espiando.
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