Los muertos no postean. Sin embargo, en los ocho días desde que encontraron su cadáver descuartizado en una valija en un arroyo de Ingeniero Budge, la cuenta del comerciante y trader Fernando Alejandro Pérez Algaba sumó once mil seguidores. Allí, en su muro, queda todo el brillo que “Lechuga” mostró en vida: viajes por el mundo en autos y jet skis de alta gama, entre Miami, Barcelona o Puerto Madero, las frases inspiracionales de un banana y fanfarrón, propias de un monólogo de Scarface o de un manual de autoayuda y zapatillas Nike de 80 mil pesos, siempre a estrenar.
Al final, “Lechuga” murió con las llantas puestas: llevaba su modelo favorito cuando lo trozaron tras matarlo de al menos dos tiros en la espalda. Estaban todavía en sus pies cuando los forenses de Policía Científica examinaron el cuerpo.
Quienes conocieron en vida a “Lechuga” declararon uno a uno ante el fiscal Marcelo Domínguez, que hoy investiga su muerte. Aseguraron que el trader estaba asediado por deudas, que había escapado hacia Miami o Barcelona para esquivar a sus acreedores y que incluso tenía un pasaje listo para fugarse a Europa otra vez. Dijeron que su aventura en criptomonedas había sido un fracaso, a pesar de que se había tatuado la sigla USDT -la principal stablecoin del negocio cripto- en los nudillos de una de sus manos.
Infobae reconstruyó su rastro de papeles, sus deudas en blanco. Debía 929 mil pesos en cheques de larga data, más de 300 mil a una empresa de micropréstamos, el sistema financiero lo había calificado como “irrecuperable” con un color borravino más allá del rojo. Un jubilado de Quilmes lo denunció por estafa en el Juzgado N°3 porteño, una causa que luego fue archivada. Enfrentó al menos dos demandas por cobro ejecutivo tras firmar pagarés en dólares mientras vivía en el piso 20 del Alvear Tower de Puerto Madero. Los frentes abiertos eran muchísimos.
Pero, por este tipo de deudas, nadie manda descuartizar a nadie.
Te puede interesar: Pidieron investigar al comerciante descuartizado por lavado de dinero y peritan sus computadoras
El crimen captó la imaginación de parte del arco policial, mientras las fotos de las partes del cuerpo y el reporte oficial de la fecha se compartían de teléfono a teléfono. Comisarios de varias fuerzas hipotetizaban con la metodología, si cortar en partes a Pérez Algaba fue un acto de economía para descartar el cuerpo o un mensaje de terror total para que los posibles socios del comerciante paguen lo que deben. También se preguntaron por sus vínculos. Gustavo Iglesias, barra de Boca, cercano a Mauro Martín, se presentó en la UFI N°5 y declaró en la causa, luego de que se viralizaran supuestas amenazas de su parte, tras un negocio fallido con “Lechuga”.
Infobae halló otro de sus vínculos, con un prontuario real.
Entre 2017 y 2019, Pérez Algaba operó una concesionaria llamada Hummer Motors en Ramos Mejía junto al empresario Julio Michel Katzman, alias “Junior”, de 36 años, dedicado en los papeles de la AFIP a la venta de autos. Hoy, Katzman está preso en el penal de Devoto, procesado por el delito de narcotráfico, en una causa a cargo del Juzgado Federal N°2 de Morón de Jorge Rodríguez, investigada por la secretaria Constanza Pagani.
Según la imputación en su contra firmada en noviembre de 2022, “Junior” era un subalterno de un capo mayor, Esteban Tulli, “El Zapatero”, arrestado a fines de septiembre de 2022 en una redada masiva de la Delegación Ezeiza de la Superintendencia de Drogas Ilícitas de la Policía Bonaerense. Junto a Tulli, supuestamente, habrían intentado copar el negocio dealer de varias villas de La Matanza, entre otros cálculos de capitalismo narco de alto vuelo. En la redada, los detectives encontraron una avioneta bimotor Piper, a cargo de Katzman, también vendedor de autos de lujo.
“Lechuga” se convirtió en una persona de interés en esa causa, luego de que la Bonaerense lo encontrara en una foto grupal en Instagram con los involucrados. Su nombre se repetía en los papeles que le hallaron a “Junior”.
Katzman habló en su indagatoria sobre su relación comercial con “Lechuga”, luego de que una brigada de la Policía Bonaerense identificara al comerciante y trader en una foto grupal. Aseguró que, tal como decía Pérez Algaba en su audio, tuvieron una agencia de autos en Ramos Mejía, que luego disolvieron.
En su indagatoria de 2022, Katzman no habló de ningún encono con Pérez Algaba -que nunca fue imputado en la causa narco- una relación a la que definió como “comercial”. Sin embargo, varios dichos de “Lechuga” hallados en un audio viralizado, presumiblemente, por personas cercanas a la víctima, podrían indicar otra cosa.
En ese audio, Pérez Algaba se dirige a “Junior”, en un tono sobrador, algo resentido. Dice:
“Ay, Dios mío. ¡Miami, Berlín, Tomorrowland, Tailandia un mes, Balenciaga, Louis Vuitton, Gucci, ¿qué le pasa al boludo este? Rolex, ¿cuántos Rolex querés? ¿Qué le pasa a este pibe? ¿De dónde salió? ¿Por qué cerramos la agencia? ¿Por qué era una verga la esquina? ¿Por qué nos cansamos de Ramos? ¿Por qué no es tu zona? ¿Por qué no era la mía? Dale, Ibiza, andá a dormir, boludo. Viralizá este audio, viralizá este audio, Junior. Lechuga lo manda. Ibiza, no existís”.
Hasta ayer jueves, la UFI N°5 no había pedido informes a la Justicia federal de Morón sobre la causa. El lazo narco no parecía ser una hipótesis.
Hoy viernes, la historia cambió: el fiscal Marcelo Domínguez realizó un pedido formal al Juzgado N°2 para obtener datos de la causa, aseguran fuentes cercanas al expediente.
Los papeles privados de Katzman y Tulli, mientras tanto, muestran cómo “Lechuga” operaba, al menos, con uno de ellos.
Te puede interesar: El misterio del Mercedes Benz y los tres celulares que usaba el comerciante descuartizado
En los allanamientos de 2022, se encontró el contrato de alquiler de la concesionaria con fecha de julio de 2017. Pérez Algaba fue el firmante, con un compromiso de 25 pagarés que iban de 11500 a 30500 pesos. Una marca de birome negra puede verse junto al número 17, de diciembre de 2018. Luego, se encontraron pagos de “Lechuga” al Municipio de La Matanza por derechos de exhibir publicidad.
Registros policiales del caso hablan de varias transferencias y ventas de vehículos de altísima gama: una Dogde Ram que fue de “Lechuga” a Katzman en 2019, otra Ram M20 que fue de Pérez Algaba a la concesionaria en 2019. Un año antes, Pérez Algaba le había vendido a Katzman un Audi TT, un BMW M3 y una moto Kawasaki, todo por casi 200 mil dólares.
Pero otra nota manuscrita, también hecha con birome negra, con fecha de mayo de 2019, es un poco más curiosa: “Fernando Lechuga 4 Rolex”, dice, con un saldo final de 11740 dólares.
Tulli negó conocer a Pérez Algaba. Sin embargo, a la Policía Bonaerense, según un reporte exhibido a este periodista, personas muy cercanas al zapatero acusado de narco hablaron de un vínculo más que estrecho, literalmente una relación con una mujer de la familia de Tulli.
Cuando Tulli fue allanado en septiembre de 2022, además de una caja fuerte, le encontraron una granja para minar criptomonedas con al menos 20 placas del video.
“Nahuel, vos le compraste autos al Zapatero”, dijo “Lechuga” en un largo posteo de Facebook que borró, otro de sus usuales mensajes resentidos a su entorno. Nahuel podría ser, por ejemplo, Nahuel Vargas, otro testigo en la causa de la muerte y un ex amigo de la víctima.
Seguir leyendo: