Confirmaron que los restos encontrados en Concordia son de Luisina Leoncino

El cuerpo fue encontrado en un descampado del paraje Tortuga Alegre y el acusado se encuentra con prisión preventiva

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Luisina Leoncino
Luisina Leoncino

La justicia confirmó ayer que los restos humanos hallados en un descampado del paraje Tortuga Alegre de la zona de Concordia, corresponden a la mujer desaparecida el 9 de julio, identificada como Luisina Leoncino (24), víctima de un supuesto femicidio que tiene como acusado a Horacio Rafael Benítez (42), quien está con prisión preventiva.

Aunque la prueba de ADN “aún no está”, un médico forense del hospital Felipe Heras “constató el tatuaje particular que la joven tenía en el lado derecho del pecho”.

Los restos habrían sido encontrados este fin de semana cerca de un arroyo del barrio Pampa Soler, y fueron las cámaras de seguridad de la zona las que delataron a quien hoy está como principal acusado del crimen.

Dichas imágenes muestran a la joven ingresando a una vivienda situada sobre la calle Santos Vega al 1200, del barrio 6 de febrero, pero “no se la ve salir más”, detalló el coordinador del Ministerio Público Fiscal de Concordia, José Costa a Télam, y agregó que “días más tarde y en distintos momentos, las mismas cámaras muestran a Benítez salir de la casa “con bolsas negras grandes y tapado con guantes y un casco para no ser identificado”.

Además se suman las declaraciones del remisero que fue testigo de las horas previas al asesinato, debido a que fue quien alcanzó a Luisina hasta dicha dirección en la madrugada del 10 de julio.

El femicidio de Luisina Leoncino
El femicidio de Luisina Leoncino tiene como principal acusado a Horacio Rafael Benítez (42), alias “El Ñoño”

Actualmente Benítez, que tiene antecedentes penales, permanece en la Unidad Penal 3 de Concordia, por órdenes del juez de Garantías de Concordia Germán Dri, que al escuchar las “sospechosas, incongruentes y dudosas acciones” del hombre, decidió encarcelarlo por 90 días.

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Aunque aún no se pudo establecer el vínculo que tenían la víctima y el imputado, su padre, Ricardo Alberto Leoncino, aseguró que su hija “vio algo que no tenía que ver” y apuntó a “cosas raras con la droga”.

En este contexto, afirmó que no conoce al acusado pero si recordó que Luisina le había comentado “que había visto cosas raras, depósitos de droga donde vivía”, y que él le respondió que se fuera “urgente de ahí porque iba a quedar pegada y sabía lo que le podía pasar”.

Por otra parte, le pareció prudente informar que días antes de la desaparición, ella pasó por su casa con “un montón de bolsas y ropa”, le pidió 1.000 pesos y le dijo que el padre de uno de sus hijos había alquilado un departamento y se iba a mudar allí.

“Al día siguiente me llamó para preguntarme por el cambio de plata uruguaya, le dije que no sabía, que iba a consultar pero al otro día le contesté y después perdí contacto”, completó en diálogo con Canal Once de Paraná.

Ante tanta confusión, el Fiscal de Concordia señaló que durante esta semana se avanzará sobre “cámaras, celulares, testimonios de allegados y resultados de pericias y rastrillajes” realizados en la casa del imputado para poder tener más claro lo ocurrido.

Comprometidos con la causa, en el último día del mes de julio, vecinos y allegados de Luisina realizaron movilizaciones y manifestaciones en Tribunales y frente a la Unidad Penal 3 de Concordia, en repudio del femicidio y reclamando justicia.

La difunta era mamá de dos menores y hermana de Valeria Leoncino (25), una joven que también fue víctima de femicidio, cuando hace menos de cinco meses, la noche del lunes 6 de marzo fue asesinada de tres balazos en la puerta de su vivienda por un compañero del trabajo que “tenía una obsesión con ella” y luego de terminar con su vida se suicidó.

Dicho crimen fue cometido en un complejo de departamentos ubicado sobre calle Guarumba, entre Eva Perón y Entre Ríos, en Concordia, donde la joven estaba con unas amigas a las que había llamado luego de ver apoyado en su auto Ford Fiesta blanco, en la puerta del edificio, a Carlos Passarella (34), quien esperó que la joven baje para agarrar un arma calibre 9 milimetros y dispararle.

“Eran sólo compañeros de trabajo, no tenían una relación de pareja o sentimental”, explicó el fiscal de Género local, Mauro Jaume, y sus amigas asintieron: el hombre “estaba obsesionado” con ella y le había insistido numerosas veces en iniciar una relación, aunque la joven no quería.

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