Los restos de Fernando Pérez Algaba, el comerciante y trader descuartizado, fueron encontrados al costado de un arroyo de la localidad bonaerense de Ingeniero Budge entre el domingo 23 y el lunes 24 de julio pasados. La mayor parte de su cuerpo fue hallado en una valija roja, excepto su cabeza, que apareció en la misma zona del partido de Lomas de Zamora pero en el interior de una mochila.
Algunas horas después del macabro hallazgo, y cuando la Justicia recién empezaba a investigar el crimen, se presentó a declarar uno de los mejores amigos de la víctima. Lo hizo de manera espontánea en una dependencia de Ituzaingó. Dijo ser un empresario de 31 años, con domicilio en Castelar, tal como Pérez Algaba. Sus datos en el Boletín Oficial revelan que integró varias SRL en los últimos cuatro años.
En su declaración, el testigo dijo que eran amigos desde los 17 años. Contó cómo era la relación entre ellos, cuándo fue la última vez que hablaron y reveló algunos detalles que, a la luz de los acontecimientos, son claves para la investigación.
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“Fernando es una persona que solía viajar sin avisar. El año pasado, a mediados de julio, se fue a Barcelona sin avisar, dejando todo un departamento amoblado en Puerto Madero. Esa vez ni siquiera se llevó sus cosas”, explicó el testigo. Es importante este extracto de la declaración porque reafirma una de las certezas de los investigadores, con una causa a cargo del fiscal Marcelo Domínguez: Pérez Algaba tenía muchos acreedores y viajaba al exterior intempestivamente para evitarlos.
El testigo siguió: “En octubre volvió al país avisando que su situación había colapsado y que por eso se fue sin aviso. Ya había sucedido en tres oportunidades que se fue a Estados Unidos sin responder a nadie por el lapso que se retiraba del país”.
Sin embargo, para la investigación, lo más importante fue un detalle que el testigo dijo casi al pasar: “Fernando tenía un pasaje para España para el día 19 (de julio) a las 4 de la mañana”. Este dato es importante por las conclusiones de la autopsia. El examen realizado a los restos hallados determinó la data de muerte entre el 18 y el 20 de julio.
Entonces, ¿Pérez Algaba decidió no utilizar esos pasajes por motus propio o porque alguien lo obligó? En otra hipótesis, ¿nunca llegó a utilizarlos porque fue asesinado el 18 de julio?
A esta última pregunta, aun sin respuesta y que desde la fiscalía de Lomas de Zamora aseguran que aún no está en el expediente, hay que sumarle información para arribar a una posible conclusión. El amigo declaró que la última vez que habló con “Lechuga” fue ese martes 18 sin especificar horario, por lo tanto, hasta cierta hora Pérez Algaba estaba vivo. No es lo único. Ese mismo día, la víctima tuvo una reunión por demás sospechosa.
Dos empresarios, llamados Maximiliano Pilepich y Nahuel Vargas, se presentaron en la Justicia para declarar que ese 18, se juntaron con Pérez Algaba en una especie de campo en General Rodríguez para saldar una deuda. Contaron que, entre los dos, le debían a la víctima 150 mil dólares y que el 50% lo habían saldado días atrás en una escribanía de Ituzaingó y que los 75 mil dólares restantes se los entregaron en mano ese martes 18.
Ambos empresarios explicaron que, antes de comenzar a saldar la deuda, le habían prestado a Pérez Algaba una camioneta Range Rover Evoque año 2012 a modo de garantía durante algunos días. Dijeron también que, una vez que el monto quedó saldado en Rodríguez, Lechuga les devolvió el vehículo y se quedó solo, a pie y con la plata en un lugar bastante inhóspito. Les habría dicho, según sus palabras, que alguien lo iba a pasar a buscar.
Si bien la versión del encuentro furtivo en General Rodríguez está sustentada sólo por los dichos de Pilepich y Vargas, igualmente la DDI de Lomas de Zamora realizó este lunes durante la tarde una inspección que, según fuentes judiciales, dio negativa en cuanto a elementos importantes para la investigación.
Por todos estos datos, el martes 18 de julio puede ser un día clave en la reconstrucción judicial.
De vuelta a la declaración del amigo de Pérez Algaba, el hombre señaló también que la víctima tenía “una concesionaria Renault hace cinco años” aunque “ya la había vendido” para luego “dedicarse a las criptomonedas”.
Por último, destacó que la situación económica de “Lechuga” Pérez Algaba era “pésima” y que “tenía muchas deudas”. Luego agregó: “Sé que le debía dinero a mucha gente. Siempre pedía plata prestada. Él era mucho de decir que estaba arruinado y sin dinero y al día siguiente ostentaba en redes sociales tener mucho dinero”.
La familia del comerciante asesinado sumó en las últimas horas a un nuevo abogado a la representación. Javier Baños será el nuevo letrado de los Pérez Algaba y trabajará junto a Sebastián Queijeiro, que ya actuaba como querellante. Hoy, cerca del mediodía, ambos se reunirán con el fiscal Marcelo Domínguez para interiorizarse de las hipótesis que maneja la justicia y acceder al expediente de manera completa.
Mientras tanto, la causa tiene una sola persona detenida. Se trata de Nicole Alma Chamorro. Está acusada de ser quien entregó a los asesinos la valija roja en la que aparecieron los restos del cuerpo. La acusación en su contra es la de partícipe secundaria en el homicidio. Este lunes el juez Sebastián Monelos le rechazó la excarcelación.
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