Este viernes apareció la camioneta que Fernando “Lehuga” Pérez Algaba (41) utilizaba días antes de ser hallado asesinado y descuartizado dentro de una valija en un arroyo de Ingeniero Budge. Se trata de una Land Range Rover Evoque modelo 2012, que estaba a nombre de la empresa Antártida Compañía Argentina de Seguros S.A. y que puede resultar clave para la reconstrucción del crimen.
Fuentes judiciales informaron a Infobae que el vehículo fue entregado este mediodía ante los investigadores de la DDI de Lomas de Zamora por Maximiliano Pilepich, un vecino de Hurlingham dedicado al rubro de la construcción que había mantenido un conflicto económico con Pérez Algaba. Supuestamente, habían sido socios pero el vínculo entre ambos terminó muy mal, con acusaciones y amenazas cruzadas y hasta una denuncia por intento de homicidio que fue archivada por la Justicia.
“Fernando Pérez Algaba, si ustedes lo googlean, es una persona que se dedicó a estafar gente con una agencia, pidiendo plata, haciéndose el “chico trading”. Lo único que hizo fue comerse todo el capital y el capital de los demás (...) Está desesperado porque le debe a todo el mundo (...) Es una persona que se dedica a arruinar gente”, dijo Pilepich en un video contra “Lechuga”, en el que lo acusaba de haberlo estafado a él y a otros amigos, entre ellos al tercer protagonista de esta historia: Nahuel Vargas, otro hombre con el que Pérez Algaba tenía diferencias.
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Pilepich también contó en el video que “Lechuga” los había atacado hace unos meses. De acuerdo a la denuncia por ese hecho, eso ocurrió el 13 de febrero pasado, en la puerta de la casa de Vargas. Según aseguraron ambos denunciantes, el comerciante descuartizado apareció armado en el lugar y los amenazó: “Te tiro”, les dijo. Ambos corrieron y al regresar un rato más tarde, notaron la luneta del auto de Vargas estacionado frente al domicilio, dañada. Dentro del vehículo había piedras y vidrios.
Si bien los investigadores continúan reconstruyendo la relación entre los tres, fuentes del caso afirmaron que Pilepich y Vargas tenían hasta hace poco tiempo una deuda económica con Pérez Algaba: le debían 150 mil dólares. En ese contexto, surge en escena la camioneta Land Rover: Pilepich se la había prestado a “Lechuga” cuando este volvió de Estados Unidos, tal vez a modo garantía hasta saldar la deuda.
Según Pilepich y Vargas, esa deuda había sido cancelada en los últimos días. Ellos contaron que le entregaron la mitad del dinero a Pérez Algaba en una escribanía de Castelar. El resto, de acuerdo a sus relatos, se lo dieron el 18 de julio en una reunión en un descampado de General Rodríguez.
Fuentes del caso comunicaron que, ese día, la víctima del crimen llegó al lugar del encuentro junto a Vargas, a bordo del vehículo en cuestión. Al recibir el dinero, “Lechuga” le devolvió la camioneta a Pilepich, quien se retiró junto a Vargas. Mientras, el comerciante descuartizado se quedó allí esperando que otra persona lo pasara a buscar.
Desde entonces la Land Rover no había sido localizada. Hasta hoy.
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Ahora la camioneta será peritada en busca de rastros y datos de interés para la causa. Lo mismo sucederá con notebooks halladas en el departamento que Pérez Algaba había alquilado temporalmente en Ituzaingó tras su arribo al país.
En la inspección a ese domicilio, los investigadores además encontraron un certificado de su psiquiatra en el que se consigna que presentaba un cuadro depresivo y de ansiedad y le aconsejaba que viajara con su perro. Se trata de un bulldog francés color beige, llamado Kupper, que todavía no apareció. Tampoco se encontró el teléfono celular del trader.
Este viernes, por otra parte, se conocieron los resultados de la autopsia a los restos de Pérez Algaba. El informe precisó que el comerciante recibió dos disparos de arma de fuego que ingresaron en la zona de la espalda y que le causaron una hemorragia aguda, lo cual le produjo a la víctima un paro cardio-respiratorio traumático.
En la autopsia se reveló, además, que los restos también presentaban una herida cortante en la espalda y golpes en el rostro: todas estas lesiones fueron realizadas cuando la víctima ya había fallecido. El desmembramiento fue posterior a la muerte.
“Por los datos expuestos y los aportados por la instrucción, cuerpo desmembrado hallado en un arroyo, la muerte dataría de aproximadamente 5 a 7 días antes de efectuado este examen”, concluyó el análisis que se llevó a cabo el martes pasado en la morgue judicial de Lomas de Zamora.
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