Dictaron prisión domiciliaria para uno de los involucrados en el crimen del empresario en San Antonio de Padua

La medida beneficia a Walter Mario Rodríguez Sierra, alias “El Uruguayo”, a quien se lo acusa de facilitar el vehículo con el que la banda delictiva se dirigió hasta la casa donde asesinaron al hombre e hirieron gravemente a su esposa

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Gabriel Izzo y Silvina Petinari,
Gabriel Izzo y Silvina Petinari, la pareja víctima del brutal asalto en San Antonio de Padua

La juzgado de Garantías de Morón dispuso la prisión domiciliaria para Walter Mario “El Uruguayo” Rodríguez Sierra, uno de los involucrados en el crimen de Gabriel Izzo, el empresario que fue asesinado en su casa de San Antonio de Padua durante un violento asalto.

“El Uruguayo” fue el primero de los detenidos por el crimen de Izzo. Es el titular del vehículo Volkswagen Gol de color gris en el que se trasladaron los delincuentes a la propiedad donde concretaron el brutal crimen e hirieron de gravedad a la esposa de la víctima, Silvana Petinari.

El juez Ricardo Fraga argumentó su decisión con el estado de salud del detenido, puesto que padece un “edema obstructivo de las vías aéreas”. No obstante, la medida recién se hará efectiva cuando el Servicio Penitenciario Bonaerense disponga del dispositivo electrónico para el monitoreo del acusado.

El magistrado impuso a Rodríguez Sierra un embargo de 20 millones de pesos sobre su propiedad -ubicada en la calle General Martínez 2400, Ituzaingó-, propiedad en la que el acusado deberá cumplir con el arresto mientras dure el proceso en su contra, de acuerdo con la información a la que pudo acceder el medio local Primer Plano Online.

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Javier Baños, abogado de Rodríguez Sierra, reconoció que su cliente tenía un vínculo con uno de los integrantes de la banda, pero aseguró que su defendido es “es completamente inocente” por el crimen, al que calificó como “atroz y terrible”.

En diálogo con el mencionado medio, consideró que “es injusto” que el hombre continúe “con prisión preventiva, aún morigerada, porque no tiene ninguna conexión lógica con el homicidio”.

“No tuvo ninguna participación en el robo, no colaboró de ninguna manera con sus autores, que además ya fueron individualizados y uno confesó. Es una locura trasladar el dolo del homicidio a la persona que le vendió -un año antes del robo- el auto al chofer de la banda que ingresa al domicilio”, protestó Baños.

Gustavo Mac Dougall, sindicado como
Gustavo Mac Dougall, sindicado como el líder de la banda que atacó a Gabriel Izzo y a su mujer en San Antonio de Padua

Además de Rodríguez Sierra, hay otros tres detenidos y dos prófugos con orden de captura nacional e internacional en el marco de la investigación por el crimen del empresario en San Antonio de Padua. Se encuentran a disposición de la Justicia Gustavo Mac Dougall, líder de la banda y el dueño de la pizzería “Lo de Cata” donde fue hallada la pistola con la que ejecutaron al empresario; Jonathan Ricardo González, alias “Monarca”; y Brígido Achucarro González, apodado “El Paraguayo”. Los tres están acusados por los delitos de homicidios agravado criminis causa, robo agravado por el uso de armas de fuego, tenencia ilegal de arma de fuego y lesiones graves. Mientras tanto, se encuentran prófugos Diego Eduardo Correa y Víctor Fernández Galarza, ambos con pedido de captura nacional e internacional.

El crimen de Gabriel Izzo

La madrugada del 9 de junio un grupo, conformado por cuatro hombres, ingresó en la casa del matrimonio al forzar una persiana de la propiedad ubicada sobre la calle Italia en la mencionada localidad de la zona oeste del Conurbano bonaerense. Los investigadores creen que el sonido despertó a Izzo, quien tomó su pistola para enfrentar a los ladrones, pero el arma se trabó.

Por esa razón, creen, fue a la cocina en busca de su revolver calibre 38, con el que llegó a disparar y herir a uno de los atacantes. El empresario, en cambio, recibió cinco disparos que le provocaron la muerte. Petinari, esposa de la víctima e hija del fundador de una importante fábrica de acoplados y volcadores, fue agredida a puñaladas y perdió el ojo derecho.

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