Los vínculos narco detrás de los audios del comerciante descuartizado

En sus amenazas y fanfarroneos, Fernando Pérez Algaba menciona a “Junior” Katzman, su ex socio, procesado en Morón por presunto traficante. El otro amigo que declaró en la causa

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La valija donde encontraron los restos de "Lechuga" Pérez Algaba
La valija donde encontraron los restos de "Lechuga" Pérez Algaba

¿Quién mató a Fernando Pérez Algaba? ¿Qué le hizo a sus enemigos para que lo acribillen de dos tiros por la espalda y luego lo desmiembren con una prolijidad de carnicero para arrojar las partes de su cadáver a un arroyo en Ingeniero Budge? Todos los caminos valen por el momento para explicar el crimen más bestial en la historia reciente del hampa: los frentes de riesgo en la vida del comerciante de autos de alta gama y trader de criptomonedas eran muchísimos. “La boleta pudo haber venido por cualquier lado”, asegura un detective.

Pérez Algaba había sido denunciado por estafa por un jubilado de Quilmes en 2021, acumulaba una deuda de casi un millón de pesos en cheques sin fondo, sus acreedores lo perseguían en tribunales con expedientes por cobro ejecutivo tras firmar pagarés en dólares mientras vivía en el piso 20 del lujoso Alvear Tower de Puerto Madero.

Había sido mencionado en repetidas ocasiones en la causa que llevó a la cárcel a los presuntos narco Ernesto “El Zapatero Tulli” Tulli y su ex socio Julio Michael Katzman, con quien Pérez Algaba montó una agencia de autos en Ramos Mejía, según declaró Katzman mismo a la Justicia federal de Morón.

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Sin embargo, nada de esto explica todavía que a Pérez Algaba lo hayan trozado en seis partes. Las zapatillas Nike último modelo que “Lechuga” llevaba en los pies al morir todavía estaban allí cuando la Policía Científica recuperó su cadáver. ¿Lo descuartizaron por una ofensa que la mafia no perdona? ¿Le robó al hampón equivocado? La causa está a cargo de la UFI N°5 de Lomas de Zamora del fiscal Marcelo Domínguez, que reunió diversos testimonios que apuntan a una ruta de deudas.

Hasta ahora, todo se resume en un ajuste de cuentas. Quién tenía una cuenta para ajustar es el problema.

Audio: el mensaje de Pérez Algaba para "Junior"

Este miércoles por la noche, se conocieron una serie de audios que se volvieron virales. Fueron atribuidos a Pérez Algaba. En uno, se dirigiría al hijo de un barrabrava de Boca, Gustavo Iglesias, en tono amenazante. Iglesias y su hijo se presentaron en la causa y declararon como testigos.

En otro audio, “Lechuga” se dirige a un tal “Junior”, en un tono netamente fanfarrón, algo resentido. Y dice: “Ay, Dios mío. ¡Miami, Berlín, Tomorrowland, Tailandia un mes, Balenciaga, Louis Vuitton, Gucci, ¿qué le pasa al boludo este? Rolex, ¿cuántos Rolex querés? ¿Qué le pasa a este pibe? ¿De dónde salió? ¿Por qué cerramos la agencia? ¿Por qué era una verga la esquina? ¿Por qué nos cansamos de Ramos? ¿Por qué no es tu zona? ¿Por qué no era la mía? Dale, Ibiza, andá a dormir, boludo. Viralizá este audio, viralizá este audio, Junior. Lechuga lo manda. Ibiza, no existís”.

“Junior” es, precisamente, el alias de Julio Michael Katzman, procesado con prisión preventiva por narco en noviembre del año pasado por el Juzgado Federal N°2 de Morón.

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En esa causa, Katzman habló sobre su relación comercial con “Lechuga” en su indagatoria, luego de que una brigada de la Policía Bonaerense identificara al comerciante y trader en una foto grupal. Aseguró que, tal como decía Pérez Algaba en su audio, tuvieron una agencia de autos en Ramos Mejía, que luego disolvieron.

En su indagatoria de 2022, Katzman no habló de ningún encono con Pérez Algaba, una relación a la que definió como “comercial”. Sin embargo, los dichos de “Lechuga” en el audio no suenan para nada conciliadores.

El arroyo donde arrojaron el cadáver de "Lechuga"
El arroyo donde arrojaron el cadáver de "Lechuga"

Esteban Fernando Tulli, el supuesto jefe de Katzman, un empresario de 51 años, socio de una firma dedicada en los papeles a la fabricación de calzado, fue arrestado a fines de septiembre de 2022 en una redada masiva de la Delegación Ezeiza de la Superintendencia de Drogas Ilícitas de la Policía Bonaerense. Lo encontraron en un country de Pablo Podestá, donde se movía con una Mercedes Benz Sprinter. Allí, los vecinos, sin mucha imaginación, lo apodaban “El Narco Zapatero”.

Tulli, según la investigación en su contra a cargo del Juzgado Federal N°2 de Morón, encabezaba el financiamiento y la ingeniería de lavado de una banda que buscaba penetrar el negocio transa villero, con jugadores en asentamientos de La Matanza, como Villa Palito, el Barrio 4 de Junio de Avellaneda, Villa El Tropezón, Villa Tranquila, la 9 de Julio y la 18.

En la redada, los detectives encontraron una avioneta bimotor Piper a cargo de Katzman, que también terminó arrestado. Esa aeronave, creen investigadores, no fue comprada para ver el mundo desde arriba, sino para transportar polvo.

En la investigación para esclarecer la muerte de Pérez Algaba, declaró un testigo que Katzman mencionó en su indagatoria, otro comerciante que conecta todos los nombres en esta historia. Su nombre es J.L.M..

Pérez Algaba, en una foto de su cuenta de Instagram
Pérez Algaba, en una foto de su cuenta de Instagram

J.L.M., un empresario de Morón, declaró que conoce a “Lechuga” hace 11 años, que el comerciante de autos había probado con el negocio de las criptomonedas, que “no le fue bien” pero que logró recuperarse. Dijo que “la actividad de siempre de Pérez Algaba era la compraventa de motos y automóviles en la zona de Ituzaingó”, según fuentes oficiales.

La Justicia federal de Morón le preguntó especialmente a Katzman por J.L.M., según puede leerse en el procesamiento al presunto narco firmado en noviembre de 2022 por el juez Luis Rodríguez. Afirmó que “lo conoció a través de Fernando Pérez Algaba”. Y dijo que era conocido, que “también estaba en la compra-venta de autos” y con él “también hicieron transacciones”.

Además, ubicó al amigo de “Lechuga” en la venta de un BMW a Tulli, un auto valuado en 90 mil dólares que el supuesto capo chocó y destruyó en el día.

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