La sede de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA) ubicada en la calle Ituzaingó al 2043 de la ciudad de Santa Fe fue atacada a balazos durante la tarde del sábado, cuando denunciaron que dos personas en motocicleta dispararon contra el edificio y dejaron una amenaza que exigía el despido del secretario general de Rosario, Carlos Vergara.
El ataque sucedió a las 16:30 horas, cuando al menos dos hombres de contextura normal llegaron a la central del sindicato para dejar un cartel, en donde se leía un mensaje intimidante que decía: “Saquenlo a Carlos Vergara porque no van a trabajar tranquilos ni en Santa Fe ni Rosario”. Luego de que dejaran el mensaje amenazante, se retiraron del lugar al disparar en dos ocasiones contra la puerta principal del local.
“Una moto aminoró la marcha, tiró un cartel con un mensaje y disparó dos tiros a la puerta del gremio. No aparentaban ser muy grandes, pero estaban encapuchados”, mencionó un testigo que se encontraba en un gimnasio de la zona al momento de producirse el hecho criminal.
“Quedé impactado, atinamos a llevar a la gente que estaba en el gimnasio hacia atrás y llamamos al 911. No había nadie en la cuadra”, aseguró la persona que presenció el ataque durante una entrevista con Aire Digital.
Luego de que se realizara la denuncia, el personal policial se presentó en el lugar para analizar la zona, en donde pudieron constatar que al menos dos balas impactaron contra la sede de la UOCRA, por las marcas que quedaron en la puerta. En conjunto, los agentes de Criminalística de las áreas de fotografía, balística y planimetría trabajaron en la escena para reunir la mayor cantidad de evidencias, según informó El Litoral.
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Por otro lado, los investigadores a cargo del caso analizarán las cámaras de seguridad del gremio y las de la vía pública para poder identificar a los responsables, de quienes no se conocen los rasgos y características físicas hasta el momento. No obstante, solo precisaron que los delincuentes se fugaron en dirección al este de la ciudad.
A pesar de que la Justicia no pudo dar con los responsables, este se trató del tercer atentado que sufre la UOCRA en una sede ubicada en la provincia de Santa Fe, debido a que el pasado 21 de junio se vivió una situación similar en el lugar donde funcionaba el gremio en Rosario.
En esa ocasión, los agresores balearon en cuatro oportunidades las ventanas de vidrio que dan a la calle. Los efectivos policiales destacaron que la altura de los disparos coincidían con la altura de una persona adulta. Además, también habían dejado otra amenaza en un cartel, pero el contenido del mensaje se mantuvo en privado por las fuerzas de seguridad, ya que solo revelaron que este estaba firmado por “La mafia”.
De la misma manera, las fuentes policiales a las que accedió Infobae descartaron que se tratara de un caso de extorsión, debido a que en el papel no se pidió el pago de una suma monetaria, ni tampoco dejaron un número de teléfono o alguna forma de contacto para acordar un supuesto acuerdo entre las partes.
De hecho, en línea con la reconstrucción de los hechos que los investigadores pudieron realizar, el atacante habría sido un hombre que se acercó a pie a la puerta del ex local del sindicato a dejar un papel escrito, procedió a disparar contra la estructura y después huyó en dirección a un automóvil de color blanco, en el que se dio a la fuga.
Anteriormente, los amedrentamientos contra la UOCRA comenzaron con el ataque a la sede ubicada en la localidad santafesina de San Lorenzo, cuando el domingo 18 de junio denunciaron que otros dos disparos fueron realizados contra la fachada del edificio ubicado en la calle Moreno al 700.
En esa oportunidad, personas en motocicleta llegaron al lugar alrededor de las 21 horas, cuando los vecinos denunciaron que las balas fueron dirigidas contra la persiana metálica del lugar que se encontraba cerrado, según la información obtenida por Télam.
La investigación del ataque en San Lorenzo quedó a cargo de la fiscalía de turno, que ordenó peritar las dos vainas servidas de 9 milímetros que encontraron los agentes de la Policía Científica que actuaron en el lugar. A pesar de las conexiones entre los casos, la Justicia no pudo determinar que los agresores fueran miembros de una misma banda delictiva.
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