“Inadmisible”, ese fue el término que utilizó la Corte Suprema de Justicia de la Nación para rechazar la apelación de Oscar Eduardo Atamañuk, el chofer que 17 años atrás provocó la ‘tragedia del Colegio Ecos’, en la que doce personas perdieron la vida. De esta manera, la condena quedó firme sentenciando al acusado a tres años de prisión.
En la resolución, adoptada el último 4 de julio, el máximo tribunal del país rechazó la apelación a la sentencia que se aplicará a Atamañuk, al ser hallado culpable de los delitos de “homicidio culposo y lesiones culposas”. “El recurso extraordinario, cuya denegación motivó esta queja, resulta inadmisible (art. 280 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación). Por ello, se desestima la presentación directa”, señaló.
En octubre de 2020, el conductor había sido condenado a dicha pena al ser hallado culpable de los delitos mencionados, además de imponerle la prohibición de conducir durante cinco años.
Sin embargo, a pesar del paso del tiempo, esa resolución fue recurrida ante la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe, que luego confirmó la sentencia. Alcanzada esa instancia, la defensa de Atamañuk buscó agotar todas las posibilidades y apeló a la instancia federal, así interpuso su medida ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, la cual ahora fue rechazada.
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La tragedia del colegio Ecos
De esta manera, la Justicia cierra la ‘tragedia del colegio Ecos’, ocurrida el 8 de octubre de 2006 en una ruta del norte de Santa Fe. Aquel día, el chofer del ómnibus chocó contra un camión, cuando traía de vuelta a la Ciudad de Buenos Aires a un contingente de alumnos, luego de un viaje de características solidarias en la provincia de Chaco. En el fatal hecho murieron doce personas, entre ellos nueve chicos y una profesora.
El grupo de chicos del colegio Ecos viajaban a hacer tareas solidarias de El Impenetrable, Chaco. A unos 200 kilómetros de Santa Fe capital, en el kilómetro 689, en el departamento de Vera, el micro que los llevaba por la ruta 11 se topó con un camión Fiat Iveco zigzagueante que venía por el carril contrario. El chofer no solo no bajó la velocidad ni se detuvo en la banquina a esperar que el vehículo pasara. Hizo la peor maniobra que podía haber hecho: dio un volantazo que lo hizo chocar de frente.
Como resultado de la colisión, murieron los camioneros Ángel Soto y Hugo Albrecht, los estudiantes y una docente de la institución: Julieta Posilovich, Daniela D’agostino, Julieta Giataganellis, Delfina Goldaracena, Julieta Hartman, Nicolás Kohen, Benjamín Bravo De La Sena, Lucas Levin, Federico Ecker y Mariana Boy. Además, 38 personas resultaron heridas.
Un giro en la causa
Fue la Corte Suprema de Justicia de la Nación que en 2019 ordenó reabrir la causa, tras una apelación del fiscal de Estado de Santa Fe. Si no fuera por esta decisión, no se hubiera alcanzado la condena porque los tribunales provinciales habían dictado la prescripción de la causa: el cierre por el paso del tiempo.
Para la Justicia estaba claro que no buscó la muerte de nadie, pero tuvo una “conducta imprudente” y cometió “la infracción al deber de cuidado -al invadir el carril contrario”.
Carlos Ecker, papá de uno de los chicos, sostenía que desde un principio no buscaban que el chofer fuera preso, pero sí que le quitaran su registro. Además, los padres de las víctimas creyeron que existieron responsabilidades que siguen impunes, entre ellos: la Policía que dejó circular al camionero, la estación de servicio que le vendió el alcohol y lo dejó irse cuando estaba borracho y el personal de peaje que no dio aviso de su estado.
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