Una redada de la DDI de La Matanza, bajo las órdenes del fiscal federal de Morón Sebastián Basso, fue realizada este lunes en las localidades bonaerenses de Isidro Casanova y Gregorio de Laferrere y terminó con seis detenidos, cinco armas incautadas, marihuana prensada con olor fétido, cocaína y papel glasé para tareas escolares del hampa, falsos uniformes de policía, una chapa de oficial y una decena de celulares.
Hasta aquí, nada fuera de lo ordinario.
La historia que motivó estos operativos es una de las más alocadas en la historia criminal reciente.
La investigación, que incluyó diversas escuchas telefónicas, comenzó en mayo pasado, cuando el fiscal Basso investigó dos casos de secuestro extorsivo cuyas víctimas, al cruzar la información, resultaron ser delincuentes.
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Todo comenzó en noviembre pasado. Cuatro delincuentes entraron a una casa en Villa Devoto para llevarse un gran botín en efectivo, con un sospechoso de apellido Ramírez arrestado en enero por el caso e investigado por la Justicia de instrucción porteña. Justamente, un cómplice de Ramírez, oriundo de Ciudad Evita, fue víctima de uno de estos secuestros. Los hampones que se lo llevaron lo capturaron disfrazados de policías.
Pasó un día cautivo y fue liberado tras pagar un rescate. Sin embargo, la banda se quedó con su teléfono, lo que les sirvió para hacer un poco de inteligencia. A los diez días, se llevaron al hijo de Ramírez: el chico, de 15 años, fue liberado tras pasar casi un día secuestrado. La banda que se lo llevó le había pedido a su padre parte del botín de Villa Devoto.
Así, mediante análisis de teléfonos, declaraciones y filmaciones, Basso comenzó a identificar a la banda detrás de los secuestros.
La ambición iba más allá de tomar cautivos a simples chorros: la semana pasada, en una conversación, los sospechosos lanzaron la idea de llevarse a un narcotraficante. No carecían de infraestructura, con varios autos a su disposición, a los que les cambiaban las patentes. A sus víctimas las guardaron en dos domicilios distintos.
Así, el fiscal se decidió arrestarlos. Basso sospecha, incluso, de un posible cómplice policía que les entregaba información. También cree que los imputados llegaron a emplear una camioneta decomisada en una causa de un juzgado federal del interior del país.
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Las indagatorias se esperan en los próximos días. Hay dos imputados en particular que están señalados como cabecillas de la organización, dos hermanos con domicilio en la localidad bonaerense de Isidro Casanova, en La Matanza.
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