El mendocino Giovanni Tomás David Caroglio, de 28 años, oriundo de Luján de Cuyo, registrado en la AFIP como vendedor de ropa deportiva, es el principal imputado en una causa que investiga una megaestafa centrada en el metaverso, en emprendimientos que Caroglio encabezó como Cripto Country.
Una ola de allanamientos en su contra comenzó esta mañana, a cargo de la Policía de Mendoza, bajo las órdenes de Hernán Ríos, titular de la Unidad Fiscal de Delitos Económicos e Informáticos del MPF provincial. Así, Caroglio fue arrestado, según confirman fuentes con acceso al expediente.
Hay, hasta el momento, 30 víctimas que denunciaron haber sido desfalcadas por Caroglio y dos cómplices, identificados como Ignacio Manduca y el chileno Hans Dieter Breuer Vargas -registrado como vendedor de autos en la AFIP-, también imputados junto a él y que fueron arrestados en las redadas de hoy. Las víctimas que entrevistó el fiscal no solo se encuentran en Mendoza. Se presentaron damnificados de todo el país, incluso en el exterior.
Dos hermanos de Caroglio, Genaro y Gitanjali, también se encuentran entre los acusados del caso y son buscados por las autoridades con sendos pedidos de captura.
Te puede interesar: 600 mil dólares: la traición detrás del intento de Cositorto y Generación Zoe para entrar a la Bolsa de Valores
El daño calculado, por el momento, es de 800 mil dólares. Ríos, por otra parte, busca analizar el libro de la escribana donde Caroglio y sus cómplices certificaban sus contratos, lo que llevaría a tener un panorama completo de la cantidad de damnificados. Diversos testimonios de víctimas a los que accedió Infobae comparan el caso con “una versión mini” de Generación Zoe, la trama por la que Leonardo Cositorto y sus cómplices se encuentran detenidos.
El grupo, asegura una fuente clave en el expediente, tenía dos modalidades. Todo se trataba, básicamente, de una venta de tierras digitales.
Aparentando una empresa de inversiones, prometían inversiones de gran eficiencia a través de agentes bursátiles, supuestamente sin cumplir con la ley que regula los fondos de inversión. El truco parecía grande: ofrecían la compra de contratos de NASDAQ con criptomoneda. Así, prometían intereses muy superiores a los de plaza para atraer inversores. Como ocurre en los esquemas Ponzi, los primeros meses pagaban los intereses, para que los inversores incrementarán el dinero que entregaban.
Luego en febrero de 2022, comenzaron a incumplir y le daban la opción a los inversores de pasar a otro fondo. Así, les proponían comprar con el crédito los terrenos virtuales de Cripto Country.
La investigación apunta a dos rótulos empleados para las operaciones: We Are Capital y Cripto Country. No solo Caroglio y Breuer no figuran como socios en firmas de esos nombres. Estos rótulos no existen directamente en bases de registros de la AFIP o en inscripciones del Boletín Oficial, según pudo constatar Infobae.
Breuer tiene varias sospechas en su contra. Se lo vincula a una constructora que podría haber sido utilizada para lavar el efectivo de sus víctimas. El negocio de los autos es otra pista. Se cree que podría haber adquirido una concesionaria para el mismo fin. En enero de 2022, Genaro y Giovanni comenzaron a formar parte de una empresa dedicada, al menos según su nombre, al negocio del vino, una maniobra que podrá ser investigada por la Justicia.
“Lo único legal que les daba un marco de apariencia al esquema y aumentaba la confianza en los inversores era un contrato de mutuo con firma autenticada por escribano”, asegura una fuente del expediente. El instrumento no es algo inusual: se repite en cada presunto esquema Ponzi a gran escala, como Generación Zoe o Hope Funds.
La indagatoria de Caroglio y los otros dos imputados se espera en las próximas horas. Las redadas continuaban al cierre de esta nota.
Seguir leyendo: