El viernes 9 de junio pasado fue una jornada fue crucial en la causa por el femicidio de Cecilia Strzyzowski (28). En ese entonces, la joven llevaba una semana desaparecida y la investigación comenzaba a culpar por ello a Emerenciano Sena (58), Marcela Acuña (51) y el hijo de ambos, César (19). En ese marco, la Policía del Chaco desplegó un operativo y allanó la casa de los Sena, ubicada en la calle Santa María de Oro de la ciudad de Resistencia. Allí fueron detenidos tres de los siete acusados que al día de hoy permanecen bajo arresto: la pareja de piqueteros y Fabiana González, asistente del matrimonio. Los policías también tenían la orden de captura para el joven de 19 años, pero no lo encontraron y comenzaron a buscarlo hasta que se entregó al día siguiente.
Aquel viernes, además, un rato antes del allanamiento los investigadores recibieron otro indicio que apuntó contra el clan Sena, que ya estaba en la mira de la Justicia debido a testimonios de identidad reservada y evidencias que surgieron del análisis de cámaras de seguridad, entre otras pruebas.
Se trató de un papel que una adolescente había encontrado en un colectivo y que tenía un mensaje dirigido al fiscal Jorge Cáceres Olivera: en el escrito se señalaba a César, se indicaba que Cecilia había sido asesinada por él en la vivienda allanada y que el cuerpo de la víctima había sido retirado del lugar en una camioneta y luego descartado. En la nota anónima también se advertía que Acuña estaba al tanto de todo lo que había pasado y se le pedía a los investigadores que examinaran al principal sospechoso, en alusión a los rasguños que presentó en el cuello tras la desaparición de su pareja.
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“Fiscal, César la mató en la casa de Santa María de Oro. La tiró en algún lugar con ayuda, la sacó en camioneta. La mamá sabe bien. El cuerpo de César rebicen (sic)”, decía la nota, que fue incorporada al expediente y que consta en la resolución de prisión preventiva para los acusados dictada ayer por los fiscales.
El papel fue fue aportado a la causa por la madre de la adolescente, quien contó que lo había encontrado la noche del jueves 8 de junio mientras regresaba en colectivo de una práctica de handball y básquet en un polideportivo de la capital chaqueña. La chica, de 16 años, precisó que la nota estaba pegada con cinta en el respaldo de una de las butacas de una unidad de la línea 110. Dijo que la tomó y luego se la mostró a su mamá, tras lo cual la mujer se comunicó con un familiar que es un efectivo de la fuerza provincial, quien a su vez dio aviso a las autoridades de la situación.
En consecuencia, efectivos de la División Búsqueda de Personas Desaparecidas y Extraviadas se dirigieron al domicilio de la madre para entrevistarse con ella y obtener la nota, que fue entregada de manera voluntaria. La mujer les relató el hallazgo y también les explicó que su hija, al despegar el papel de la butaca, se le cortó una de las puntas. Además, mencionó que la adolescente desconocía por completo el caso.
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El misterio por el autor de la nota continúa. A los investigadores les llamó la atención por los datos precisos que coinciden con la reconstrucción de los hechos que hicieron.
Los fiscales están convencidos de que a Cecilia la mató el clan Sena el 2 de junio pasado en su casa de Santa María de Oro al 1.400, en una ventana de 45 minutos, pero no pudieron establecer cómo la asesinaron ni quién fue el autor material del crimen. Sí creen que el móvil fue económico, que quemaron el cadáver en la chanchería del “Campo Rossi” y se deshicieron de sus restos con la ayuda de sus cuatro asistentes.
La hipótesis principal que manejan los investigadores es que hubo una premeditación de sacar a Cecilia de su contexto familiar, con la promesa de un viaje con salida laboral y con radicación en la ciudad de Ushuaia, inclusive con una vivienda. Sin embargo, en el expediente consta que se trató de un supuesto viaje del que no existían pasajes, que no existía un trabajo fijado y que tampoco tenían un domicilio, tal como se lo prometieron.
“Cecilia era un obstáculo para los planes familiares futuros de los Sena. (...) Se casaron a escondidas, a los pocos días se divorciaron. Vivían en la casa de la abuela de Cecilia, porque no tenían ayuda de la familia de César para vivir en otro lugar. Nótese también que el trabajo prometido era dentro de la Administración Pública, teniendo en cuenta los contactos políticos de Emerenciano y su movimiento social”, indicaron los fiscales.
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