El engaño de César Sena: las últimas charlas de WhatsApp en las que se habría hecho pasar por Cecilia y le respondía a su madre

Para los investigadores, detrás esos mensajes se esconde la clave del siniestro plan que habría ideado el matrimonio y su hijo para matar y ocultar el crimen de Cecilia

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Desde Resistencia - Chaco Un sueño la casa”, decía el mensaje de WhatsApp que fue enviado desde el celular de Cecilia Strzyzowksi (28) al de su mamá, Gloria Romero (53). Tiene fecha del domingo 4 de junio a las 22.33. “Mandá fotos”, pedía la mujer. “Las tomaré con el celu de César y te las paso hasta que me compre uno”, contestó, supuestamente, su hija desde Ushuaia, donde había viajado con su pareja, César Sena, el principal sospechoso de haber matado a la joven de 28 años con la complicidad de sus padres, los dirigentes sociales Emerenciano Sena y Marcela Acuña.

Para los investigadores del caso, detrás esos mensajes se esconde la clave del siniestro plan que habría ideado el matrimonio y su hijo para matar y ocultar el crimen de Cecilia, cuyo cuerpo todavía no fue hallado.

¿Los motivos? Para empezar, la joven nunca salió de Resistencia: los pasajes de avión para el viaje al Sur que iba a hacer con su pareja, con la promesa de un contrato laboral, jamás se compraron. El dato se lo confirmaron a Infobae altas fuentes judiciales. Esas mismas fuentes estiman que, para esa fecha, Cecilia llevaba muerta dos días. “La sospecha es que, entre las 10 y las 14 horas, del viernes 2 de junio la mataron”, puntualizaron.

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En ese contexto, quien se habría hecho pasar por Cecilia y le enviaba mensajes a su mamá y a su tía abuela desde el aparato de la joven habría sido César Sena, guiado por su madre, Marcela Acuña, a quien los investigadores le adjudican la “autoría intelectual” del plan.

"Un sueño la casa", decía supuestamente Cecilia sobre su nueva morada en Ushuaia cuando jamás salió de Resistencia
"Un sueño la casa", decía supuestamente Cecilia sobre su nueva morada en Ushuaia cuando jamás salió de Resistencia

Contacto cero

Acostumbrada a realizar videollamadas diarias con su hija, a Gloria comenzaron a inquietarle las evasivas de Cecilia. “No aceptaba videollamada ni llamadas, además manifestó que se le había roto el teléfono celular y que solamente podía mandar mensajes. Intenté comunicarme a través de llamadas y mandándole audios, pero siempre con respuesta negativa”, explicó la mujer ante la Justicia.

Lo mismo le sucedió a Mercedes Valois Flores (82), tía abuela de la joven y la última persona que la vio con vida. Según manifestó en su declaración testimonial, el día viernes 2 a la tarde, se había comunicado por mensajes de WhatsApp con Cecilia, quien le dijo que ya había llegado a la Ciudad de Buenos Aires y que estaba recorriendo el Obelisco. Tampoco quiso hablar con ella.

Tres días más tarde, la mujer lo contactó a César y, según dijo, él amagó a pasarle el número del teléfono fijo de la casa que, supuestamente, estaban compartiendo en Ushuaia. No solo no se lo pasó sino que, además, fingió una pelea y le dijo “que Cecilia se había escapado a Buenos Aires con un amante o algo así”. Al final la terminó bloqueando de WhatsApp.

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La gota que rebasó el vaso fue el lunes 5 de junio cuando dos hombres enviados por un tercero, que residía en el barrio Emerenciano Sena (MTD), le tocaron la puerta a Gloria y le dijeron que su hija estaba desaparecida. “Cecilia quiero una videollamada en donde te vea. Vino la policía buscándote como desaparecida. Si no te comunicás para mañana hago la denuncia”, le decía la mujer.

“Cecilia quiero una videollamada en donde te vea", le pedía su mamá
“Cecilia quiero una videollamada en donde te vea", le pedía su mamá

Las respuestas que salían desde el celular de Cecilia ante los pedidos desesperados de su mamá por establecer contacto decían así: “Debería decirte la verdad, pero estoy super cansada de todo. Prefiero que me dejen de joder. Preguntale a César si querés saber la verdad. Ya tengo suficiente”.

Con distancia, enojo, y un sutil desvío de la comunicación hacia su pareja, desde el celular de la joven, las contestaciones eran cada vez más enigmáticas: “A César también le dije que me deje de joder, con mi plata hago lo que quiero”.

Al final del día, aquel lunes 5 de junio, se apagaron los celulares de Cecilia y César y nunca más volvieron a prenderse.

El martes 6 Gloria radicó la denuncia por la desaparición de su hija en la Comisaría Tercera de Resistencia. En ese mismo lugar, cuatro días después, se entregó César Sena, quien se encontraba prófugo, después de que el titular de la Fiscalía Especial en Violencia de Género 4, Jorge Cáceres Olivera, ordenara un pedido de captura internacional.

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Ahora César está imputado por el delito de femicidio y sus padres, Emerenciano Sena y Marcela Acuña, como coautores de homicidio agravado. Además, hay otras cuatro personas implicadas en el crimen que también están detenidas. Una de ellas, el casero del campo de los Sena, amplió su declaración el jueves a la noche y aseguró que llevaron el cuerpo de Cecilia a un basural.

Las respuestas que salían desde el celular de Cecilia eran cada vez más enigmáticas
Las respuestas que salían desde el celular de Cecilia eran cada vez más enigmáticas

Una coartada

A diferencia del matrimonio piquetero, que se negó a prestar declaración testimonial, cuando se presentó en la comisaría César sí lo hizo. El joven, que se desempeña como docente en el barrio de sus padres, dijo que mantuvo una discusión con Cecilia “por cuestiones económicas” y que, luego del entredicho, ella le robó la billetera, el celular y se fue de la casa de sus suegros.

Sin embargo, las cámaras de seguridad no la registraron saliendo del lugar. Por otro lado, las pericias solicitadas a las empresas de telefonía indican que ambos teléfonos estuvieron hasta el final en el campo de los Sena.

A pesar de la pelea, siguió César, él intentó ponerse en contacto con su pareja. “Como no tenía teléfono celular porque Cecilia se lo había llevado, le pedí prestado el suyo a mi madre y efectué varios mensajes de texto vía WhatsApp y llamadas vía WhatsApp al abonado de Cecilia el cual no recuerdo, debido a que era nuevo”, dijo en su testimonial, a la que accedió Infobae, y planteó que la joven leyó los mensajes, pero no le respondió.

Y siguió: “Permanecí en mi domicilio con la esperanza que ella me llamara o que regresara a mi casa para hablar y arreglarnos. (Por eso) no concurrí a su domicilio para evitar problemas pensando que ella podía estar enojada todavía”.

Este viernes se cumplen 15 días de la desaparición de Cecilia. Para los investigadores, que la buscan sin vida, dónde está su cuerpo todavía sigue siendo un misterio.

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