Gregorio Dalbón, abogado querellante de la familia de Lucas González, asesinado el 17 de noviembre de 2021, pidió en su alegato de cierre en el juicio por el hecho en el Tribunal Oral Criminal y Correccional N°25 porteño que Gabriel Issasi, Fabián López y Juan José Nieva -los tres agentes de la Brigada 6 acusados de haber matado a balazos al joven futbolista- sean condenados a reclusión perpetua.
“Estamos frente a una mafia”, dijo Dalbón en el inicio de esta segunda parte de su alegato, después de que el jueves pasado tuvo que interrumpirla porque uno de los dos defensores de los tres acusados principales abandonó intempestivamente la audiencia, lo que le valió una sanción posterior del Tribunal.
“Ustedes van a desbaratar a la mafia de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires. No estamos ante un juicio común, es un juicio de violencia institucional, racismo, dende tres policías quisieron matar a cuatro jóvenes porque venían de un lugar aparentemente peligroso, la cancha de Barracas Central”, aseguró Dalbón ante los jueces en la introducción de este segundo intento de alegar.
Dalbón pidió que Issasi, López y Nieva sean considerados responsables de los delitos de homicidio cuádruplemente agravado por haberse cometido con alevosía, por placer y odio racial con el concurso premeditado de dos o más personas y abusando de su función o cargo por ser miembro de una fuerza policial.
Además, solicitó a los jueces del Tribunal que los condenen por la tentativa de homicidio contra Joaquín Zuñiga, Julián Salas y Niven Huanca, los amigos de Lucas, cuádruplemente agravado por haber sido cometido con alevosía y por placer y odio racial, en perjuicio de los menores de edad. Y también porque en el desempeño de un acto de servicio omitieron evitar la comisión del delito de tortura por los que les imputa ser coautores también de ese delito.
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Ante todo eso, Dalbón pidió reclusión perpetua, inhabilitación absoluta y especial para desempeñar cargos públicos e impedimento de usar armas por el tiempo que dure la condena.
“Mataron a Lucas y querían matar a todos. El vehículo de los imputados arremete contra el de las víctimas, sin balizas, sin sirenas, sin identificación que pudiera hacer pensar a mis clientes que eran policías. ¿Había sirena? ¿Había balizas? Sí, había. Lo declaró una perito accidentológica. ¿Funcionaban? Sí”, remarcó Dalbón para demostrar la forma temeraria en la que actuaron los tres agentes de la Brigada.
Para el abogado querellante, el plan de los policías era matar a todos y hacer pasar todo como un enfrentamiento. ¿Por qué? Según Dalbón, por odio racial.
“Les tiraron a zonas vitales, por eso quisieron matar a todos. Y no le erro cuando digo que es una mafia de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires. Estamos para desmembrarla y que se haga justicia”, resaltó el abogado.
“No los pudieron matar, meter fierros, cocaína, con los cuatro muertos hubieran sido cuatro abatidos, condecoración para Issasi, Nievas y López, total eran cuatro negritos”, siguió Dalbón.
El alegato de Dalbón duró casi tres horas y tuvo momentos de alta emotividad. A pocos metros suyo estuvieron los tres chicos sobrevivientes junto a sus padres. También presenciaron la audiencia Héctor González y Cintia López, mamá y papá de Lucas.
El punto más conmovedor ocurrió en el final de la exposición del abogado, cuando les entregó en una caja, adentro de una bolsa de pana azul, la ropa que tenía puesta Lucas cuando los policías lo asesinaron.
Para el resto de los imputados, Dalbón pidió penas de entre 30 y 3 años y seis meses. Este último fue el caso de Héctor Cuevas, el inspector que dos semanas atrás rompió el muro de silencio (”omertá”, la llamó Dalbón, en referencia al código de honor de la mafia siciliana).
Para él, el abogado solicitó la pena más baja: tres años y seis meses. Es que sacó la omisión de evitar la tortura que les imputó a los otros 13 acusados y dejó solamente el delito de encubrimiento y haber alterado rastros y privación ilegal de la libertad agravadas.
“Le creo”, remarcó Dalbón. A unos metros lo escuchaba con la mirada hacia el suelo Cuevas, vestido con un polar bordó. “Es elocuente la confesión. Él dice que no encubrió, que sueña con la respiración de Lucas, le pidió perdón a la familia. Hablé con la familia y dijo que luego de la sentencia van a ir a visitarlo a la cárcel para darle las disculpas mirándolo a los ojos. Los papá de Lucas son buena gente. Creemos que su arrepentimiento es verdadero. Al igual que su miedo”, agregó el abogado de las víctimas.
Cuevas fue trasladado de unidad penal para evitar venganzas y la Justicia decidió custodiar a su hija de 12 años, que vive en el conurbano sur. Al final de la audiencia, el abogado defensor de Cuevas se acercó al papá de Lucas y con lágrimas en los ojos le pidió perdón.
Más allá de los tres sospechosos principales, la acusación más dura se la llevó Sebastián Jorge Baidón. Según la hipótesis de Dalbón, fue él quien torturó a Joaquín Zuñiga mientras lo tuvo detenido y esposado (aunque era menor).
Según la investigación, Baidón oficiaba de chofer de Cuevas. En su declaración indagatoria dijo que no vio a Lucas en la escena del crimen. “Pero es el que le dice a Joaquín ‘de dónde sos’ y ‘sos un negro de mierda, a vos también hay que pegarte un tiro en la cabeza’. Joaquín lo señaló en la primera audiencia. Dijo ‘es él’. No se olvida más su cara. Baidón lo tortura directamente. Imagínense el miedo que tenía Joaquín, ya habían matado al amigo. Le dejó una secuela psíquica que espero que la sentencia sea sanadora y puedan reconstruir su vida”, reclamó emocionado Dalbón. Por eso, para Baidón, el querellante pidió 30 años de prisión.
Para el resto de los acusados -el comisario inspector del Departamento Comunal Vecinal 4 Daniel Alberto Santana (50); el comisario de la Comuna Vecinal 4A, Rodolfo Alejandro Ozán (54); el comisario de la Comisaría Vecinal 4D, Fabián Alberto Du Santos (51); el comisario de la Comuna 4D, Ramón Jesús Chocobar (48); el comisario Juan Horacio Romero (51); el subcomisario Roberto Inca (47), a quien también le endilgó el delito de “falsedad ideológica”, ambos jefes directos de los presuntos asesinos en la División Sumarios y Brigadas de la Comuna 4; y los oficiales, Jonathan Alexis Martínez (34), Ángel Darío Arévalos (34) y Daniel Rubén Espinosa (33)- Dalbón pidió 20 años.
A todos los considera coautores del delito de encubrimiento “por haber ayudado a Issasi, López y Nieva a eludir el accionar de la Justicia y por haber alterado rastros, pruebas e instrumentos del delito agravado doblemente por la calidad de funcionario público de los autores, por ser el delito precedente especialmente grave, privación ilegal de la libertad doblemente agravada por tratarse de funcionario público que con abuso de sus funciones o sin las formalidades prescriptas por la ley privaron de la libertad a Lucas González, Julián Salas, Joaquín Zuñiga y Niven Huanca”.
Dalbón exhibió el audio en el que se escucha cómo los comisarios Du Santos y Ozán hablan de un “mocazo” que se mandaron los de la Brigada, se refieren a las víctimas como “pendejitos” y mandan a “El Perro” a “emprolijar esta cagada”.
El “Perro” no sería otro que el comisario Romero, jefe de Issasi, Nievas y López, también conocido en la fuerza como “Diario mojado” porque no se le entiende cuando habla, tal como lo explicó el propio Ozán en una ampliación de su indagatoria la semana pasada.
“Tenemos por probado que Romero es responsable de los delitos. Podría haber puesto en caja a la Brigada. Sabía todo. Eligió el camino equivocado. Estuvo, vio, cayó y no denunció”, dijo Dalbón.
El juicio se retomará el jueves 22 con el alegato del fiscal Guillermo Pérez de la Fuente. Se espera que los pedidos de condena sean parecidos a los de Dalbón, más allá de que usualmente, los abogados de los particulares damnificados apuntan al máximo de las penas posibles. Luego vendrán los alegatos de las defensas. Se espera que el veredicto sea pronunciado por el Tribunal a finales del mes próximo.
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