Los investigadores que buscan a los asesinos de Gabriel Izzo, encontraron escondida una mochila que habrían usado los autores del crimen con varios elementos en su interior, que podrían haber sido utilizados para cometer el robo en la casa del empresario en San Antonio de Padua: precintos, una tijera, algunas herramientas, un short del Manchester United, un pegamento y cinta de embalar.
Fuentes del caso explicaron a Infobae que la mochila fue hallada escondida en el fondo de una rotisería, ubicada en Gervasio Pavón y William Morris, en Castelar Sur, al lado del kiosco “Mandale Mecha” en el que los ladrones abandonaron el Volkswagen Gol gris en el que escaparon. Al igual que el auto, el bolso fue registrada por las cámaras de seguridad que captaron el momento de la huida.
Aún no está claro si la mochila la llevaban desde un primer momento o si la tomaron de la casa. “Uno de los delincuentes la llevaba cruzada en la espalda cuando se subieron al auto”, precisaron uno de los investigadores que participan en el caso. Tampoco se conoce el móvil del robo, aunque creen que los ladrones “tenían un dato” y que no se trató de un caso “al voleo”.
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En un video, al que tuvo acceso este medio, se pude observar a dos de los delincuentes subiendo al vehículo, estacionado en la esquina. Uno de ellos, lleva la mochila. Las imágenes también dan cuenta de la urgencia: el conductor, comienza la marcha antes de que sus cómplices cierren las puertas.
Izzo fue asesinado la madrugada del viernes, cuando unos cuatro hombres forzaron la persiana de la casona ubicada en Italia al 1000 e ingresaron con aparentes fines de robo. El empresario recibió, al menos, cinco tiros luego de enfrentar armado a los ladrones. También fue apuñalado. Su esposa, Silvana Petirani fue herida con un arma blanca y, a causa de las lesiones, perdió el ojo derecho.
En el caso intervienen los fiscales Claudio Oviedo y María Teresa Monti, del Departamento Judicial de Morón. Hasta el momento, hay un solo detenido. Se trata del dueño del Gol: Walter Rodríguez Sierra, un hombre de 53 años que responde al apodo de “uruguayo” y de acuerdo con registros oficiales, es carnicero de profesión.
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Su hijo, llamado G.A., de18 años y un tercer detenido, identificado como A.F.R., también fueron aprehendidos con el fin de realizar “diligencias de investigación: identificación en el AFIS, pericias de barrido electrónico en manos y reconocimiento médico”, detallaron. Ambos fueron liberados pero siguen atados a la investigación.
En el interior del auto que fue abandonado tras el crimen, los peritos de Policía Científica hallaron una barreta y elementos de corte. Según publicó Télam, en los allanamientos encontraron 87 municiones calibre .40; 151 municiones calibre 9 milímetros, y 3 municiones .380.
El caso
El salvaje robo sucedió ayer poco después de las 4 de la madrugada del viernes en la casa de la pareja, ubicada en el centro de Padua, donde una banda de al menos cuatro asaltantes ingresó tras romper una persiana que da al frente de la vivienda. En ese momento, tras escuchar los ruidos, el hombre tomó una pistola Bersa calibre 40 y un revólver y empezó a tirotearse con los ladrones. Se desconoce aún si llegó a herir a alguno de los delincuentes. La víctima recibió impactos de bala —uno en la zona de la cabeza— y luego fue acuchillado. Murió en el acto.
En el lugar también fue gravemente herida su mujer, hija del propietario de la firma “Petinari”, una histórica empresa dedicada a la fabricación de acoplados, volcaduras y semirremolques, del partido de Merlo. La mujer se encontraba estable pero con pronóstico reservado. Según supo este medio, perdió un ojo producto de los cuchillazos. En este momento está internada en el Sanatorio Los Arcos, en el barrio porteño de Palermo.
Según la información policial, los ladrones ingresaron por el ventanal de la sala de estudio, que da al frente de la vivienda —a la calle— después de forzar la persiana. La propiedad no cuenta con cerco perimetral, lo que facilitó el acceso de la banda para dar el golpe. La esposa de Izzo, quien tiene a su cargo la empresa familiar desde que su padre Pedro falleció, no tuvo tiempo de defenderse y fue ella la que alcanzó a explicarles lo que pasó a los policías de la Comisaría Segunda de Merlo que concurrieron al lugar.
Al momento del asalto, en la casa también estaba su mamá, de 83 años, quien durante el tiroteo estaba dentro de su habitación y al parecer no presenció el hecho ni escuchó los disparos.
Tras una primera inspección ocular, los agentes hallaron sobre la vereda un precinto sin usar, otro sobre el jardín cercano al ventanal donde se produjo el ingreso y dos entrelazados en el interior de la casa, por lo que creen que los delincuentes quisieron reducir a las víctimas atándolos, pero como hubo resistencia, se desató la masacre.
Asimismo, hallaron una gorra tipo visera de color negro.
De acuerdo con las fuentes, había rastros de sangre en la entrada, en un pasillo, en la habitación de las víctimas y sobre un colchón. Por la escena, se presume que los asesinos persiguieron a las víctimas por casi toda la propiedad, ya que trataron de defenderse y escapar. Igualmente, no se descartaba que parte de las manchas de sangre correspondan a uno de los ladrones heridos. En el dormitorio, además, se halló otro precinto cortado.
Por su parte, el cuerpo del empresario fue encontrado boca arriba en la zona de la cocina, con una herida en la cabeza. Cerca suyo, el revólver. La Bersa estaba a pocos metros de la puerta. Los investigadores levantaron, de igual forma, dos proyectiles y dos vainas servidas.
Tras las agresiones, los cuatro delincuentes robaron algunos objetos de valor y se subieron al Volkswagen. Huyeron en dirección a la zona de Castelar e Ituzaingó. El hecho está calificado como robo agravado y homicidio criminis causa, es decir, matar para ocultar otro delito.
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