Persianas forzadas, precintos y el escape de los asesinos: así quedó la escena tras el violento crimen en San Antonio de Padua

Gabriel Izzo era yerno de un reconocido empresario de Merlo, tenía 58 años y fue baleado este viernes durante un robo en su casa. Su esposa —Silvina Petinari, de 55 años— fue apuñalada y está en estado crítico

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Persianas forzadas, precintos y el escape de los asesinos: así quedó la escena tras el violento crimen en San Antonio de Padua
Persianas forzadas, precintos y el escape de los asesinos: así quedó la escena tras el violento crimen en San Antonio de Padua

Con el correr de las horas se conocen más detalles del violento crimen en San Antonio de Padua, en el que Gabriel Esteban Izzo fue asesinado en la madrugada de este viernes cuando un grupo de al menos cuatro delincuentes le disparó en la cabeza al ingresar a robar en su casa ubicada en San Antonio de Padua. Ahora, Infobae accedió a fotos en las que se puede ver cómo quedó la escena tras el hecho en el que además la esposa de la víctima —Silvina Petinari, de 55 años— fue apuñalada y está en estado crítico.

Tal como detalló este medio, cuando escuchó ruidos en la planta baja de su casa, Izzo, de 60 años, salió de su habitación con una pistola Bersa en la mano sin imaginarse lo que iba a encontrar: una banda de al menos cuatro delincuentes armados dentro de la propiedad con la intención de robarle. En ese momento, quiso disparar pero el arma se trabó. Tomó un revólver, se tiroteó con los ladrones pero llevó la peor parte. Fue herido varias veces, luego atacado a puñaladas y murió prácticamente en el acto.

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De acuerdo con información policial a la que accedió este portal, la banda ingresó tras romper una persiana de madera que da al frente de la vivienda. En ese momento, tras escuchar los ruidos, el hombre tomó las armas y comenzó a tirotearse con los ladrones. Se desconoce aún si llegó a herir a alguno de los delincuentes.

Las persianas forzadas del ventanal de la casa de las víctimas
Las persianas forzadas del ventanal de la casa de las víctimas

La esposa de Izzo, Silvina Petinari, de 55 años, con la que estaba casada hace varios años, también sufrió graves heridas al ser atacada a puñaladas por los delincuentes. Hoy pelea por su vida en el hospital Eva Perón de Merlo. El ataque le costó el ojo derecho. También sufrió cortes en la región cervical y en la zona del hipogastrio, según el reporte posterior del hospital. El último parte médico indica que Silvina se encuentra en estado crítico, asistida con un respirador.

El padre de Silvina es un empresario de la zona, fundador de una reconocida compañía instalada en la localidad hace más de 50 años que se dedica a la fabricación de acoplados, volcadoras y semirremolques. Antes del ataque, Silvina trabajaba en su empresa familiar.

Tras las agresiones, los cuatro delincuentes robaron algunos objetos de valor y se subieron en un Volkswagen de color gris con sentido a la zona de Ituzaingó. El hecho es investigado por la fiscal María Teresa Monti, de la UFI Nº5 del Departamento Judicial de Morón, quien calificó el caso como robo agravado y homicidio criminis causa. Es decir, matar para ocultar otro delito. Las fuentes indicaron que Izzo recibió al menos seis heridas, entre balazos y puñaladas. Una de ellas en la zona de la cabeza, que sería la que le ocasionó la muerte.

Así escapaban los asesinos del hombre de San antonio de Padua

La escena era dantesca. Así se desprende de la información policial, en la que se dio cuenta que los investigadores de la Policía Científica observaron varios rastros de sangre en distintos lugares de la propiedad: en la entrada, en un pasillo, en la cocina, en el living, en la habitación de las víctimas y sobre un colchón. Al encontrar tanta sangre distribuida, se presume que los asesinos persiguieron a las víctimas por casi toda la propiedad, ya que trataron de defenderse y escapar.

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Tras una primera inspección ocular, los agentes de la comisaría encontraron sobre la vereda un precinto sin usar, otro sobre el jardín cercano al ventanal donde se produjo el ingreso y dos pares entrelazados en el interior de la casa, por lo que creen que los delincuentes quisieron reducir a las víctimas al atarlos, pero como hubo resistencia, se desató la masacre. Quisieron usarlos como esposas. Otro elemento que encontró la Policía en el lugar fue una gorra tipo visera de color negro, marca “Etiqueta Negra”.

Los precintos que dejaron los delincuentes tras el crimen en la casa de San Antonio de Padua
Los precintos que dejaron los delincuentes tras el crimen en la casa de San Antonio de Padua

A través de las cámaras, desde el Centro de Monitoreo observaron que a esa hora los cuatro masculinos se subieron en el Volkswagen de color gris -conducido por un quinto sospechosos- y huyeron en sentido a Ituzaingó.

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