El acto de Axel Kicillof en Brandsen, en el cual hacía entrega de escrituras a vecinos de esa ciudad, tuvo un momento de suma tensión cuando una mujer se subió al escenario, irrumpió el discurso que daba el gobernador bonaerense y segundos después quiso arrebatarle el micrófono e intentar, a los gritos, hacer un reclamo frente a las autoridades.
La escena generó inquietud entre los presentes. El gobernador, visiblemente sorprendido por la situación, le pidió a la mujer que aguardara. “Esperame, esperame un segundo”, le dijo mientras colocaba su mano para marcar cierta distancia. En ese momento, la vecina fue reducida por el personal de seguridad, que la retiró del lugar pese a que ella intentó resistirse. Al menos cinco personas la sacaron del recinto. Una vez afuera, la liberaron y se alejó caminando.
“Las ministras Cristina Álvarez Rodríguez y Jesica Rey trataron de que les diga qué problema tenía para ayudarla, pero la mujer no pudo decir nada concreto. Era gritar por gritar. En ningún momento quiso decir si tenía algún problema puntual. Después de varios minutos intentando dialogar, ella dijo que se iba, y tampoco quiso esperar cuando se le aclaró que no tenía problemas el gobernador en atenderla”, contaron a Infobae desde el entorno de Kicillof.
El episodio dejó en el centro de atención el dispositivo de seguridad del funcionario, que se vio vulnerado. En diálogo con este medio, especialistas en la materia analizaron los sucedido.
Entre las voces consultadas hay un consenso y es que hubo una falla de los custodios que intervinieron en el incidente: “Nunca pueden dejar que alguien suba al palco. En cuestiones de seguridad, siempre tenés que pensar en el peor desenlace. Tampoco debe importar quién es la persona como potencial agresor, sea mujer o no. Deberían haber impedido que se llegue a eso y la deberían haber interceptado antes”, dijo una fuente.
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Otro experto de seguridad que trabajó durante años en la custodia de un ex presidente y de funcionarios con otros rangos, opinó: “La función y el entrenamiento de las custodias es muy bueno profesionalmente, al menos en mi experiencia. Lo que pasa es que existen circunstancias que pueden afectar al desempeño y en las que puede fallar la protección”.
En esa línea, dio un ejemplo: “Por un lado, los funcionarios que asumen un rol como el de gobernador pierden privacidad. La custodia es realmente invasiva, porque pasás de no tener a nadie cerca a tener un montón de personas alrededor. El único momento en que no tenés a nadie pegado es cuando estás en tu casa, en el ámbito de la familia. Y muchas veces, ante esta carga, empiezan a dar órdenes que limitan el accionar de la custodia. Eso hace que ante una eventual intervención de una persona, como pasó hoy, los custodios no tengan la distancia ni el tiempo para accionar”.
Quienes frecuentan al gobernador, cuentan que no es apegado a la idea de mantener al personal de seguridad muy cerca suyo todo el tiempo. Frente a esos casos, señala el especialista, “hay que incrementar otras medidas, como el cerrado de anillo próximo. Habría que marcar un límite, con un vallado que no permita que la gente se acerque bastante”.
Puntualmente sobre lo ocurrido este jueves, mencionó una falla técnica: “En el momento en que la persona empezó a caminar hacia el gobernador, la custodia debió haber caminado detrás de ella y la debió haber interceptado antes de que llegara al atril. Estaba un poco más lejos de lo que debería estar y la reacción fue lenta, tardía”.
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“El esquema de seguridad de una persona con funciones y responsabilidades de gobierno tiene que estar dada por verdaderos profesionales de seguridad, aquellos que se han capacitado para realizar la cobertura para ello”, comenzó su análisis Jorge Luis Vidal, especialista en seguridad pública, inteligencia delictual y lucha contra el narcotráfico.
Y continuó: “No basta con ser policía o militar, sino que la persona tiene que el profesional ser formado en las distintas escuelas de protección gubernamental. En Argentina, las mismas escasean y generalmente las custodias de los gobernadores y presidentes tienen personal policial medianamente avezado en estas cuestiones, pero no realmente profesionales en la materia”.
Vidal, que en el pasado supo trabajar justamente en el esquema de seguridad de gobernación bonaerense, remarcó que “además de que hay custodias que no son profesionales, existen otras que, en definitiva, son ‘manejadas’ por el propio custodiado”. Por eso se quejó: “El jefe de una custodia no puede quedar absorbido por la amistad o el trato cotidiano que tiene con el custodiado. No puede dejarse manejar y tiene que ser él quien determine todos los pasos necesarios para brindar seguridad”.
“Lo que pasó hoy con el gobernador Kicillof podía haber sido lamentable porque no todas las personas que se acercan al VIP gubernamental vienen con las manos vacías, o con una carta o un regalo en las manos”, concluyó.
En el hecho intervino la UFI de Brandsen a cargo de la fiscal Mariana Albisu, en un expediente como “averiguación de Ilícito”. La funcionaria investiga el caso de oficio, tanto la situación que implica a la mujer como el accionar de los custodios.
Kicillof habló tras el incidente y dirigió sus críticas hacia la Justicia: “Yo sé que si sufro un atentado me puede pasar lo de Cristina, que ni siquiera se va a investigar. Así que con los cuidados del caso, sabiendo que hay una parte de la Justicia, un partido judicial que cuando las cosas le pasan al peronismo no se investigan...”.
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