El 10 de noviembre de 2018, Boca y River se cruzaban en la final de la Copa Libertadores. El partido se jugaba en La Bombonera y hasta allí tenían planeado viajar cinco amigos fanáticos del Xeneize, oriundos de Chubut. El viaje había sido planeado con antelación ya que ninguno quería perderse ese histórico partido. Al final, cuatro de ellos murieron en un accidente automovilístico provocado por un conductor alcoholizado, a la altura de Lobos.
La misma lluvia que impidió que se jugara el encuentro y se reprogramara para el domingo 11 fue otra de las causas que provocó la tragedia. El choque tuvo lugar ese sábado a las 8:40, en el kilómetro 108 de la Ruta Nacional 205. Los chicos habían salido de Trelew el día anterior y tenían previsto llegar a La Boca cerca del mediodía. Pero eso nunca ocurrió. Una camioneta Toyota Hilux, que era conducida por Francisco Lucesole (28) se cruzó de carril y chocó de frente contra la Peugeot Partner donde viajaba Luciano junto a Malcom Vittón (33), Sebastián Berra (31), César Ezequiel Jones (31) y Franco Silvestri (26). Tres de ellos murieron en el acto y el cuarto camino al hospital.
El juicio por el hecho ya comenzó. El único sobreviviente, Luciano Virgili, busca que se haga justicia.
Luciano sufrió heridas gravísimas y también estuvo al borde de la muerte. Permaneció inconsciente durante 10 días en el Hospital de Lobos y luego fue trasladado al Hospital Italiano. Cuando despertó, creyó que sus amigos estaban en otras habitaciones y recién se enteró de lo ocurrido el 22 de diciembre, cuando ya estaba física y psicológicamente más estable.
Tras seis meses de internación regresó a Trelew y hasta el día de hoy continúa con su recuperación: va al gimnasio y toma clases de natación. Luciano es hijo único, trabaja en la Policía de Seguridad Aeroportuaria y además tiene un negocio de venta de leña junto a su madre. Era íntimo amigo de Franco Silvestri, con quien había organizado el viaje a La Boca. Su cable a tierra es la sede de Boca de su ciudad, donde comparte su tiempo Carlos Silvestri, el papá de Franco, a quien quiere como un padre y admira por su fortaleza.
A cuatro años y medio del hecho, Luciano enfrenta el juicio en los Tribunales de Saladillo, en memoria de sus amigos. Tanto él como los familiares de los fallecidos ya aclararon que no quieren un resarcimiento económico ni un juicio abreviado. El conductor acusado de provocar la tragedia estuvo presente en el juicio en su contra Saladillo pero se negó a declarar. Se lo acusa de cuádruple homicidio culposo agravado y lesiones gravísimas agravadas, un delito que contempla una pena máxima de 6 años.
“Nos chocó una persona que tenía 1,8 de alcohol en sangre. Les quitó la vida a los chicos, todos buenos, excelentes personas. Militantes sociales, estudiantes. No es justo morir así, no puede quedar así”, remarcó a Infobae
Esta mañana, la jueza Noemí Altamiranda, titular del Juzgado de Garantías Número 7 de Saladillo, rechazó el pedido de probation que había solicitado el imputado. Tras dos horas y media de debate, la fiscalía -luego de escuchar el testimonio del único sobreviviente; al padre de Franco, una de las víctimas; y los argumentos esgrimidos por el abogado querellante Natalio Nicodemo- también se opuso al pedido de la defensa.
“El abogado nos ofreció un resarcimiento económico de $5 millones y tareas comunitarias en una escuela por 400 horas. Ese dinero era para repartir entre todos los damnificados pero no lo aceptamos de ninguna manera”, contó Luciano a este medio tras finalizar el debate.
“Dejamos bien en claro que queremos ir al juicio oral y ellos como respuesta nos ofrecieron el doble del dinero inicial, que también lo rechazamos”, agregó; y luego remarcó: “Fue una pérdida de tiempo para nosotros porque podríamos haber utilizado esta audiencia para definir la fecha del juicio”.
“Con el rechazo de la probation siento que estoy un poco cerca de hacer justicia por mis amigos y al escuchar a la jueza también la sentí un poco de nuestro lado”, concluyó Luciano.
La historia de las víctimas
La llamada “Tragedia de Lobos” enlutó al fútbol argentino y los mensajes de condolencias se multiplicaron en las redes sociales, no sólo de los dirigentes y futbolistas xeneizes -todas las víctimas eran socios del club y habitués de la peña de Boca en Rawson- sino también de los jugadores de River. Gonzalo “Pity” Martinez, figura de aquel equipo “millonario”, mostró su tristeza al ser entrevistado luego del partido de fútbol.
Sebastián Berra se desempeñaba en la Secretaría de Cultura de la provincia. Tenía 3 hijos, estudiaba abogacía y era hijo del exconcejal y periodista deportivo Gabriel Berra. Además, como delegado de la Asociación Trabajadores del Estado, es recordado por sus compañeros por su lucha sindical de 2018, el mismo año de su muerte, cuando logró mejoras salariales para casi 3000 trabajadores.
Malcom Vitton también se dedicaba a la militancia política. Formaba parte de La Cámpora de Rawson y había sido designado director de Asociaciones Vecinales de ese municipio.
César Ezequiel Jones era dueño de la cantina “Mustafá”, ubicada frente al Puerto de Rawson, y no tenía horarios. Siempre se lo veía atendiendo a la clientela detrás del mostrador, de buen humor, y comentando con ellos los partidos de Boca.
Franco Guido Silvestri era el más joven de todos. Estudiaba abogacía y solo le faltaba una materia para recibirse.
Seguir leyendo: