“Iluminame, viejo”.
Luciano “Lucho” Cantero escribió la súplica en una carta manuscrita que fue hallada en su celda del penal para jóvenes adultos de Marcos Paz, meses atrás. De imagen ruda y fama de sanguinario, el líder de la nueva generación de Los Monos, de apenas 18 años, no puede despegarse de su padre: Ariel Claudio Cantero, “El Pájaro”, el mítico capo de la banda narco criminal que fue acribillado hace, una década, el 26 de mayo de 2013, ejecutado en la puerta del boliche Infinity de Villa Gobernador Gálvez. Tenía 29 años.
“Lucho” no es el único que quedó marcado por el homicidio: hasta ese momento, la tiranía del clan Cantero se reducía a los barrios que dominaban en el sur de Rosario. Desde ese entonces, la ciudad entera conoció la ferocidad de la organización. El crimen no solo golpeó en el corazón de la estructura, si no que tambi´pen impactó en el resto de las organizaciones que operaban en el territorio. Ya nada fue igual. El luto de Los Monos cambió todo para siempre.
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La sangrienta vendetta narco que comenzaron los hermanos de “Pájaro”, Ariel “Guille” Cantero y Ramón “Monchi” Machuca, arrasó con familias enteras y catapultó a Los Monos a los titulares de los principales diarios del país.
Al mismo tiempo que la sangre se derramaba en las calles, las barriadas recordaban al “Pájaro” con profunda nostalgia. En la actualidad, su rostro se luce en remeras, gorras y stickers. Cada 25 de noviembre, la canchita de la zona de la La Granada, adornada con un mural dedicado al líder, se viste de fiesta para celebrar -en ausencia- el cumpleaños del cabecilla.
“El año pasado tiraron fuegos artificiales”, indicaron a Infobae.
La exposición mediática que provocaron sus crímenes perjudicó a la banda que reinaba con puño de hierro en los barrios pero que encantaba a los más jóvenes con el carisma del líder.
Se abrió una investigación por asociación ilícita -protagonizada por policías que, tal como se descubriría años más tarde, respondían a Esteban Lindor Alvarado- que llevó a prisión a los principales jefes del grupo narco. Las condenas terminaron por resquebrajar la unión del clan, hoy atomizado en varias facciones.
Esa división no evitó que la vendetta siga vigente. Osvaldo Maximiliano Salazar, alias “Popito”, fue el único condenado por el crimen del “Pájaro”. En agosto de 2022, sicarios emboscaron la camioneta de traslado del Servicio Penitenciario santafesino en la que viajaba y lo rociaron a tiros. “Popito” terminó muerto. No había sido condenado por el homicidio, sino por una simple tenencia de arma de fuego.
En la arena judicial, el crimen quedó impune. En el universo narco, las decenas de asesinatos, que llevan una década, no cerraron la herida. Quienes fueron señalados en el submundo del hampa como responsables del fatal desenlace conviven con la latente posibilidad de muerte.
Quién era “El Pájaro” Cantero: padre a los 15 años, Pablo Escobar y su visita a una favela
El líder de Los Monos nació y se crío como el príncipe de un reinado de terror. Su padre, Ariel Máximo Cantero, “El Viejo” y su madre, Celestina Contreras, ya habían recorrido gran parte del camino que los llevaría a la cima, con violencia y brutalidad.
La pareja -separada hace varios años- fue señalada como la creadora de una efectiva ingeniería delictiva basaba en aniquilar al enemigo para obtener el pleno control del territorio.
Al mismo tiempo, la usurpación de viviendas fue la base de su dominio barrial.
A los 15 años, “El Pájaro” se convirtió en padre y más adelante tomó, con la complicidad de sus hermanos “Guille” y “Monchi”, el mando del negocio familiar. Ninguno superaba los 30 años de edad. Sin embargo, elevaron a la organización a su nivel máximo: Los Monos se convirtieron en un símbolo de eficiencia narco nunca antes visto en la Argentina.
pero convirtieron a la estructura delictiva en una efectiva máquina de venta de drogas en bunkers enquistados en los barrios populares del sur de Rosario. La banda tejió vínculos con la policía, la política y la Justicia de Santa Fe.
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“El Pájaro”, asesinado a sus 29 años, tenía algo que lo distinguía de sus hermanos: carisma. Sin dificultad, se convirtió en una figura respetada y querida entre sus pares. Casi una celebridad a la que los chicos admiraban como él mismo idolatraba a Pablo Escobar.
Al igual que el capo narco colombiano, el rosarino se mostraba generoso con sus amigos, laderos y vecinos. Hasta organizaba torneos multitudinarios de fútbol en la canchita que los Cantero donaron al barrio y que fue escenario de las gambetas de dos jugadores profesionales que llegaron a la Liga Europea.
No todo eran risas, champagne y mujeres. El sicariato que intensificó durante su reinado dejó una profunda marca en la ciudad santafesina. La ola de violencia que desataron se hicieron parte de la cotidianidad de una generación que resuelve discusiones a los tiros. Hoy, el sicariato en Rosario es una industria.
Aunque a “Pájaro” lo acompañaba una sonrisa permanente, su nombre también inspiraba terror. Incluso, dicen en su entorno, que la Policía le temía. Una metodología que le adjudican era tomar una foto de la casa de algún uniformado que podría entrometerse en sus asuntos y se encargaba que le llegara como amenaza, sostienen en su entorno.
Separado de Lorena Verdún, madre de sus tres hijos, se puso en pareja con la hermana de uno de sus socios: Mercedes Paz. Entonces, “El Pájaro” dejó el barrio ubicado detrás del hotel Casino City Center -el hotel en el que se casó Lionel Messi- y se mudó a un lujoso departamento del centro de Rosario, cerca al monumento a la Bandera.
Con ella viajó a Río de Janeiro y juntos visitaron una favela, una idea que lo obsesionaba desde que “Ciudad de Dios” se convirtió en su película preferida.
Pese a que eran conocidas las aventuras de “Pájaro” con otras mujeres, el romance creció hasta que se chocó de frente con la realidad de su propio universo. Fue el 8 de septiembre de 2022, cuando el cuerpo de Martín “Fantasma” Paz, hermano de Mercedes, colgó de la puerta de un flamante BMW deportivo blanco, tras una ráfaga de plomos.
En la vereda, cerca del vehículo de lujo, Mercedes lloraba desconsolada en los brazos de su novio. La imagen fue inmortalizada en una fotografía tomada por la prensa. De inconfundible pelo largo, oscuro y enrulado, “El Pájaro” la abrazaba con la cabeza gacha.
Los miembros de Los Monos están convencidos que el crimen del “Fantasma” fue ordenado por Luis Paz, el padre de Mercedes y “El Fantasma”. Otros creen que Estaban Alvarado también podría estar vinculado a la ejecución. No confían que sea obra de la casualidad que su poder aumentó tras la muerte de su rival.
Así fue el crimen del capo
El 26 de mayo de 2013, cerca de las 5.45 de la madrugada, una lluvia de balas le costó la vida al líder de Los Monos. Los asesinos llegaron en una elegante camioneta Ford Eco Sport gris a la puerta de Infinity, el boliche que frecuentaba Cantero, pese a que al hacerlo pisaba el territorio del clan rival de los Cantero, los Bassi, que esta ese entonces mandaban en Villa Gobernador Gálvez.
El sicario primero le tiró en las piernas. Cuando el capo cayó al suelo, el hombre con el arma se acercó para rematarlo. Los testigos escucharon entre 10 y 15 detonaciones, pero fue un solo plomo el que provocó la muerte del líder. Tenía 29 años.
“El proyectil ingresó por la cara superior del hombro derecho y siguiendo una trayectoria hacia abajo, a la izquierda y ligeramente hacia atrás atravesó al lóbulo superior del pulmón derecho y al corazón, generando una severa hemorragia torácica la cual resultó incompatible con la vida”, indica la autopsia en el expediente que investigó su muerte.
“El velatorio fue multitudinario”, recuerdan las personas que asistieron, un hito en la historia criminal contemporánea de la Argentina.
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