Cuatro años después de que Vicente Suárez Wollert hiciera la denuncia, primero en Twitter y luego en la Justicia, el sacerdote y ex capellán del Ejército José Miguel Padilla escuchó el 10 de mayo pasado, sentado en el banquillo de los acusados en los Tribunales de General Pico, La Pampa; el pedido de condena a 10 años de prisión por el delito de abuso sexual con acceso carnal agravado contra la víctima, un ex seminarista de su orden religiosa. Este miércoles, al término del juicio oral, fue absuelto por el beneficio de la duda.
La medida fue dispuesta por la jueza de audiencia de juicio de General Pico, María José Gianinetto, en favor del cura de 68 años, al “no tener la certeza necesaria” para condenarlo por hechos ocurridos en un convento entre 2015 y 2016. Así, la magistrada aplicó “el beneficio de la duda” pese al pedido de condena de la fiscalía.
La investigación comenzó el 11 de noviembre de 2019 por una presentación efectuada en dependencias de la Unidad de Atención Primaria del Ministerio Público Fiscal, en la que Suárez Wollert aseguró haber sido víctima de abusos sexuales por parte de Padilla.
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Por entonces, Padilla era el párroco a cargo de la Fraternidad de Belén, que funciona en la Parroquia La Inmaculada de Intendente Alvear, en cuyo convento estuvo el cura -hoy absuelto- entre el 24 de diciembre de 2015 y el último día del mes de abril de 2016.
En el fallo que se conoció hoy, la jueza expresó que “luego de las siete jornadas de debate, con la prueba producida y la incorporada, adelanto que no tengo la certeza necesaria que requiere esta etapa para reprocharle al acusado las conductas enrostradas”. Y aseveró: “Esto es, ni la fiscalía ni la querella han demostrado con grado de certeza los extremos afirmados en sus acusaciones”.
“Para una mejor organización, analizaré la prueba dividiéndola en tres apartados, el primero valorando el testimonio del denunciante, el segundo referido a la prueba testimonial y por último, analizaré específicamente la prueba de peritos”, explicó Gianinetto, según la agencia de noticias Télam.
En referencia al testimonio del denunciante, la magistrada expresó que “aunque único, debe ser corroborado por los restantes elementos de prueba, que adelanto, no es lo que sucedió en el presente caso, donde la víctima presentó en sus dichos contradicciones, variaciones e inconsistencias que menoscaban su valor y tampoco fueron corroborados por otras pruebas que pudieron haber aportado las acusaciones -pública y privada-, lo que no me permitió acceder al conocimiento de los hechos con grado de certeza”.
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“Como dije, si bien ocurren en la intimidad, lo cierto es que el testimonio debe ser corroborado por otros elementos, aún en circunstancias cercanas o vinculadas a los hechos, y con este relato, en el presente caso, no ha ocurrido de esa manera. Los testigos que concurrieron a la audiencia no corroboraron ninguno de los extremos afirmados por el denunciante, ni siquiera en los que hacían a la vida cotidiana en el convento”, dijo Gianinetto.
Con relación a la prueba testimonial, la jueza expresó que “los hechos por los que se efectuara la acusación no han sido corroborados por la prueba testimonial”. Y detalló: “Ni la fiscalía aportó tampoco otros testigos, incluso mencionados por el propio denunciante en sus ampliaciones en sede Fiscal, a los que esa parte ni siquiera hizo referencia en el debate”.
La jueza agregó que “el cuadro de duda que resulta de la prueba mencionada, analizada integralmente, no me permiten tener por acreditados los hechos por los que se acusara a José Miguel Padilla”. Y mencionó que a “ello se suma la duda que surgió en relación a la pericial psicológica aportada por la fiscalía (…) y demás prueba a la que he hecho referencia”.
“Frente al deficitario cuadro probatorio aportado por las acusaciones, hace que resulte imposible realizar reproche alguno al acusado, imponiéndose su absolución”, escribió.
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El juicio
El juicio oral, pero no público por el tipo de delito que se investigaba, se desarrolló durante siete jornadas - entre los días 2 a 5 y 8 a 10 de mayo pasados-.
Durante el debate, Suárez Wollert declaró y detalló los presuntos abusos ocurridos entre 2015 y mediados de 2016. Durante aproximadamente cuatro horas y media, dio los pormenores de los hechos denunciados. La víctima ingresó al seminario en La Plata y luego se trasladó a la congregación Fraternidad de Belén, en la localidad de Intendente Alvear, bajo la tutela de Padilla.
“Ingresé en noviembre de 2015 y salí en mayo de 2016. Las situaciones empezaron en Villa La Quebrada, en San Luis, durante un viaje, y después continuaron en La Pampa. Hablo de manoseos, de pedirme que lo penetre. Y llegamos a golpes, maltratos físicos, verbal, sobre todo el último tiempo donde le dije que iba a contar esto. Yo tenía 20 años”, le había dicho a Infobae Suárez Wollert.
En el primer día de juicio, Padilla declaró y negó los hechos. Dijo que estaba sorprendido ante las acusaciones formuladas por alguien que consideraba “inteligente”. Y aseguró que se sentía “fusilado” desde el momento en que se presentaron las denuncias.
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