Video: desayunaba en un restaurante de Palermo y en menos de tres minutos le robaron todas sus pertenencias

Sucedió en La Dolfina Polo Bar y quedó registrado por las cámaras de seguridad del lugar. “No entiendo que a nadie le haya sorprendido que entraron por cinco minutos y se fueron”, dijo la víctima

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La víctima estaba desayunando cuando un ladrón le sustrajo sus pertenencias. Quedó grabado por las cámaras del lugar

Eran cerca de las 10.45 de este lunes cuando Federico T. terminaba de desayunar en el restaurante de La Dolfina Polo Bar, ubicado en el barrio porteño de Palermo, y se daba cuenta de que había sido víctima de un robo fugaz. Fue cuestión de -literalmente- tres minutos: con una rápida maniobra, un hombre había agarrado la mochila que estaba al lado de sus piernas y se la llevó sin levantar ni una sospecha. Entre sus pertenencias tenía un Ipad, una laptop y su billetera.

El robo ocurrió pasadas las 9.40 y quedó registrado por las cámaras de seguridad del famoso local gastronómico. En la filmación, se ve cómo el delincuente arriba al lugar junto a un cómplice y se sienta en una mesa ubicada sobre un rincón del salón, justo detrás de donde se encontraba la víctima y otros dos acompañantes.

“Yo estaba sentado en una parte donde es imposible pensar que te puedan robar. Era al lado de la ventana y en el fondo. Creo que el ladrón estaba conectado con alguien de adentro”, cuestiona el damnificado en diálogo con Infobae, quien remarca que es cliente del lugar hace años.

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Las imágenes muestran cómo los sospechosos, que estaban vestidos de traje, se sientan en una mesa pegada a la de la víctima y llaman al mozo para pedirle una carta. Uno de ellos tenía su abrigo puesto, mientras que el otro -quien comete el ilícito- había colgado su saco sobre el respaldo de la silla.

Ambos simulan escanear el código QR donde se encuentra el menú, pero finalmente no llegan a pedir nada y, en menos de cinco minutos, se levantan y se van. Como si se hubieran arrepentido de la elección o les hubiese surgido un imprevisto. No era ninguna de las dos: ese tiempo había sido suficiente para concretar su robo e irse.

La secuencia comienza con el delincuente fingiendo iniciar una conversación por teléfono. En esa actuación es que ubica las pertenencias de Federico. Su primer movimiento lo realiza unos segundos después, cuando uno de los mozos se acerca a atender la mesa de la víctima y aprovecha la distracción para deslizar su pierna por debajo y arrimar la mochila del hombre hacia él. Acto seguido, y en un rápido movimiento, estira su brazo y la arrastra hasta abajo suyo.

El momento en el que
El momento en el que el delincuente comete el hurto

Una vez que consigue esconder el bolso entre sus piernas, agarra su saco del respaldo y lo usa para cubrirlo. Luego, mira a su compañero y ambos se levantan de la mesa para retirarse del lugar con la mochila en sus manos y tapada por el abrigo. Nadie sospechó nada.

“Yo me di cuenta tipo 10:45 cuando íbamos a pagar. Quiero buscar mi billetera y me doy cuenta de que me faltan las pertenencias. Tenía de todo en la mochila menos el celular. Inmediatamente, pedí las cámaras de seguridad y vi lo que había pasado”, relata Federico, quien dijo haber radicado la denuncia en la comisaría 49.

Según confiaron fuentes del caso a este medio, entre las pertenencias sustraídas se encontraba un Ipad, una computadora laptop y una billetera con documentos, tarjetas y efectivo. En el caso intervino la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N°10.

En este sentido, la víctima desliza una sospecha: “Me llama mucho la atención que el mozo no haya visto nada. Eran pocas las mesas ocupadas y eso justo pasó cuando él nos vino a atender. Nos distrajo. Yo voy hace años al restaurante y los conozco a todos. No entiendo que a nadie le haya sorprendido que entraron por cinco minutos y se fueron”.

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Ante la consulta de Infobae, la encargada del local ubicado en Avenida Figueroa Alcorta al 3.300 aseguró estar al tanto de lo sucedido, pero dijo que no se referirá al respecto ni brindará mayores detalles acerca del hecho. “Sé lo que pasó, pero no quiero ni estoy interesada en hablar”, subrayó.

La víctima, por su parte, remarcó que le costó contactarse con los responsables del restaurante de La Dolfina. “Lo logré después de insistir por horas. Se pusieron a disposición y me dijeron que hace unos meses pasó algo similar. Sólo pido que los rastreen por las cámaras de seguridad”, concluye.

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